Argentina vuelve a tropezar con los precios
La expansi¨®n fiscal de diciembre, la falta de inversiones en algunas industrias y la recuperaci¨®n de las tarifas disparan el IPC
En un mundo de petr¨®leo caro y presiones sobre los precios, Argentina est¨¢ padeciendo con m¨¢s intensidad que otros pa¨ªses y por motivos no s¨®lo externos. En el primer trimestre del a?o sufri¨® un incremento del IPC del 4%. El presidente del Banco Central, Mart¨ªn Redrado, ratifica su meta anual de inflaci¨®n del 8%, aunque admite: "Al final del segundo trimestre, veremos". En cambio, el ministro de Econom¨ªa, Roberto Lavagna, reconoce que los precios pueden aumentar hasta un 11%. La alarma de la inflaci¨®n estall¨® cuando en marzo pasado la Shell aument¨® un 4% el valor del combustible y el presidente, N¨¦stor Kirchner, llam¨® a un boicoteo contra esa empresa. Despu¨¦s de varias semanas, la firma angloholandesa cedi¨® para que el Gobierno no la excluyera de una exenci¨®n fiscal para importar gas¨®leo. El problema de los precios, de todos modos, contin¨²a.
La alarma de inflaci¨®n estall¨® en marzo, cuando la Shell encareci¨® un 4% sus combustibles y el presidente Kirchner llam¨® a un boicot a esta empresa
La econom¨ªa supera el nivel previo a la crisis, la pobreza se ha reducido a un todav¨ªa alto 40% y los servicios aprovechan para ajustar su remuneraci¨®n
Si bien Lavagna y Redrado coinciden en opinar que el recrudecimiento de la inflaci¨®n es transitorio, disienten a la hora de encontrar su causa. Redrado, en un reciente seminario organizado por el banco JP Morgan en Jap¨®n, atribuy¨® la inflaci¨®n a tres factores. El primero y principal: la expansi¨®n fiscal que dio el Gobierno de Kirchner en diciembre con el plan apodado Feliz Navidad y que consisti¨® en aprovechar el fuerte super¨¢vit fiscal para dar pagas extra a empleados p¨²blicos, jubilados y beneficiarios de los planes sociales y aplazar el cobro del impuesto a las ganancias.
El presidente del Banco Central destac¨® que la inyecci¨®n fiscal, equivalente al 6% del PIB, provoc¨® un impacto positivo en la actividad econ¨®mica y en el consumo, tan da?ado durante la crisis 1998-2002, pero advirti¨® de que la demanda creci¨® m¨¢s que la oferta en algunos sectores.
Cuellos de botella
Precisamente, el segundo origen del incremento de los precios radica, seg¨²n Redrado, en los cuellos de botella en ciertas industrias desbordadas por la falta de capacidad productiva suficiente. Entre ellas figuran la energ¨¦tica, la papelera y la metalmec¨¢nica. En estos dos ¨²ltimos sectores est¨¢n registr¨¢ndose nuevas inversiones, pero las de gas y electricidad marchan m¨¢s lentas porque s¨®lo en 2006 terminar¨¢n de liberarse sus precios para los grandes usuarios y a¨²n persiste la incertidumbre sobre lo que podr¨¢n cobrar a los hogares.
La autoridad monetaria adjudica el encarecimiento, por ¨²ltimo, a que el sector de productos no transables (no exportables), en su mayor¨ªa servicios, est¨¢n reacomodando sus precios despu¨¦s de haber quedado rezagados con la devaluaci¨®n del peso de 2002. Como en toda depreciaci¨®n monetaria, los bienes transables pueden mejorar r¨¢pidamente sus valores, mientras que los no transables se acomodan despu¨¦s.
En 2002, cuando el peso se devalu¨® casi un 75%, sucedi¨® as¨ª, aumentaron sobre todo los precios de los alimentos derivados de materias primas agr¨ªcolas -harinas y aceites- y se temi¨® una hiperinflaci¨®n, como la de 1989. Finalmente, el IPC creci¨® ese a?o un 41%, mientras casi 6 de cada 10 argentinos viv¨ªa en la pobreza. En 2003 y 2004, la econom¨ªa se recuper¨® a una tasa del 9% anual y la inflaci¨®n ascendi¨® al 3% y al 6%, respectivamente, mientras el entonces presidente del Banco Central Alfonso Prat Gay manten¨ªa una pol¨ªtica monetaria expansiva que sosten¨ªa al peso competitivo.
Pero ahora Argentina ha superado el nivel que ten¨ªa antes de la crisis, la pobreza se ha reducido a un todav¨ªa alto 40% y los servicios, desde peluquer¨ªas hasta consultor¨ªas, han aprovechado para ajustar sus remuneraciones.
A¨²n falta que se acomoden las tarifas de servicios p¨²blicos, congeladas desde la devaluaci¨®n. Algunas empresas han llegado a acuerdos con el Gobierno, como las autopistas de peaje de Abertis, pero falta la ratificaci¨®n del Congreso. Gas Natural va por igual camino. Por contra, Endesa, Telef¨®nica y Aguas de Barcelona a¨²n no tienen un convenio. En una audiencia p¨²blica, la el¨¦ctrica acaba de rechazar la oferta gubernamental de aumentar el 15% s¨®lo la tarifa de grandes clientes y postergar hasta 2006 el mecanismo de ajuste de precios para el largo plazo.
El subsecretario de Programaci¨®n Econ¨®mica, Sebasti¨¢n Katz, achaca la inflaci¨®n a tres causas. Una es la correci¨®n de precios relativos despu¨¦s de la devaluaci¨®n. La segunda, una mayor demanda internacional de algunos productos como carnes de vacuno y l¨¢cteos que han encarecido sus precios locales. Tercero, la creciente demanda profundiz¨® las subidas estacionales de precios del turismo y la educaci¨®n.
La inestabilidad de los precios preocupa a los empresarios a la hora de planificar inversiones. As¨ª lo puso de manifiesto el presidente de la Asociaci¨®n Empresaria Argentina (AEA), Luis Pagani, el mi¨¦rcoles en una comida de 30 hombres de negocios con Lavagna. No s¨®lo le pidi¨® una inflaci¨®n controlada, sino que abog¨® por la libertad de precios, que comenz¨® a regir en este pa¨ªs a partir de la d¨¦cada pasada y que se ha puesto en tela de juicio por el caso de Shell.
Mejores perspectivas
El ministro de Econom¨ªa intent¨® tranquilizarlo al anticipar que los pr¨®ximos indicadores mostrar¨¢n una mejor¨ªa. Una alta fuente del Banco Central arriesg¨® que el IPC de abril quedar¨¢ por debajo del 0,7%. Con ese objetivo, ha vuelto a subir el tipo de inter¨¦s de referencia. En el Palacio de Hacienda est¨¢n de acuerdo con ese tipo de medidas en la medida en que sean graduales y no enfr¨ªen el alto crecimiento. No por nada Lavagna les explic¨® a los empresarios que el fen¨®meno inflacionario actual depende menos de las pol¨ªticas fiscal y monetaria que de la mayor demanda internacional de productos exportados por Argentina como la carne vacuna y los l¨¢cteos.
Por un motivo o por otro, el pa¨ªs est¨¢ dejando de ser tan barato como en 2002, el a?o de la devaluaci¨®n, pero nadie vaticina que vuelva a ser tan caro como en los tiempos de la cuasidolarizaci¨®n (1991-2001). Algunos economistas consideran que, sin perder un tipo de cambio competitivo, la econom¨ªa crecer¨¢ en la medida en que incremente su productividad.
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