La culpa es del 'software'
Luxemburgo asegura que, a tenor de los an¨¢lisis inform¨¢ticos, Guti, la estrella en Anoeta junto a Ronaldo, rinde m¨¢s en los minutos finales
A tenor del tiempo de juego que le concede su entrenador, Guti es un actor secundario. Pero, si el Madrid consigue la proeza de remontar y ganar el t¨ªtulo, los aficionados deber¨¢n agradec¨¦rselo a los dos pases de gol que le dio a Ronaldo el s¨¢bado en Anoeta.
Despegar de la base de Torrej¨®n debi¨® de ser un buen augurio para Jos¨¦ Mar¨ªa Guti¨¦rrez, pero pareci¨® no advertirlo. Guti, que hasta los 23 a?os fue vecino de esa localidad, subi¨® al avi¨®n con el semblante de las ocasiones melanc¨®licas. Las m¨¢s de las veces, en Guti es un gesto artificial. Detr¨¢s de la coraza esconde su verdadera naturaleza optimista; como dec¨ªa Vicente del Bosque, su "buen fondo". El viernes, el que se subi¨® al avi¨®n que llev¨® al Madrid a San Sebasti¨¢n fue el Guti triste. El jugador que sab¨ªa que su papel en el partido contra la Real Sociedad quedar¨ªa acotado a los minutos de la basura. En el resto del equipo el ambiente tampoco era para tirar cohetes. "El partido es jodido", dec¨ªa un expedicionario madridista; "y no por la Real. Es dif¨ªcil porque nosotros no estamos bien".
"Me gusta mucho. Por eso le reserv¨¦ para cuando el rival ya no presionara y dejase espacios"
A pesar de haber ganado seis encuentros seguidos desde el 13 de marzo, el Madrid no ha inspirado excesiva confianza ni en sus propios jugadores. Acostumbrados a tener la pelota, ahora que juegan claramente al contragolpe se sienten un poco desorientados. Esta nueva estrategia es producto de la ma?a de Vanderlei Luxemburgo, el entrenador, que el s¨¢bado se pas¨® varias horas en el vest¨ªbulo del hotel Mar¨ªa Cristina ante un ordenador port¨¢til junto a su ayudante, Marco Teixeira. En el ordenador, Luxemburgo y su socio analizaron todas las variantes que les proporciona un programa inform¨¢tico especializado en recopilar los movimientos de los equipos rivales y traducirlos en patrones de actuaci¨®n colectiva, jugador por jugador, seg¨²n la teor¨ªa de las probabilidades. A tenor de los datos revelados, Luxemburgo organiza su equipo ingresando a los jugadores capaces de contrarrestar al contrario. Y as¨ª, confrontando once contra once en el software, dice el t¨¦cnico, "jugamos decenas de partidos".
Sentados en un sof¨¢ isabelino, Luxemburgo y Teixeira jugaron unos 30 partidos el s¨¢bado por la ma?ana. La conclusi¨®n a la que llegaron no fue revolucionaria. Lo mejor era dejar a Guti en el banquillo. El entrenador brasile?o parece preocupado por poblar el centro del campo de jugadores que ante todo tengan mucho despliegue. Contra la Real, no hizo una excepci¨®n: el Madrid form¨® en la medular con Beckham, Gravesen y Solari. Despu¨¦s del partido, Luxemburgo explic¨® su teor¨ªa: "Sab¨ªamos que la Real nos iba a presionar mucho en el medio y que habr¨ªa un gran desgaste f¨ªsico. A Guti, con esa presi¨®n, le habr¨ªa costado dar los pases que dio en la segunda parte. Y a m¨ª Guti me gusta mucho. Por eso preferimos dejarle en el banquillo, reservarle, y ponerle en los ¨²ltimos 20 minutos para que se aprovechara de los espacios que iba a encontrar al final".
Lo primero que hizo Luxemburgo al llegar, en diciembre, fue quitar la titularidad a Guti para poner a Gravesen o Borja. Pero, cuando ha participado, Guti ha sido determinante. Ya ha dado cinco pases de gol: en el Bernab¨¦u contra la Real, dio el pase en la jugada que marc¨® Ronaldo; en Mestalla dio el pase del gol (a Ronaldo); en Albacete, lo repiti¨® (a Owen), y en Anoeta, dio dos asistencias (a Ronaldo). Sin Guti, el campeonato ya ser¨ªa del Bar?a. Y, sin Guti, Ronaldo ser¨ªa menos Ronaldo. El carioca, que lleva 18 tantos, ha marcado seis sin el torrejonero y 12 en compa?¨ªa de Guti. La pareja, condenada por el ordenador port¨¢til, est¨¢ destinada a encontrarse.
Tras servir el primero de los tantos del s¨¢bado, Guti se alej¨® del festejo en grupo y corri¨® hacia el banquillo fuera de s¨ª. Desatado, solo y sin melancol¨ªa. Se arrodill¨® ante Luxemburgo y, recost¨¢ndose sobre la hierba, vocifer¨® haciendo gestos desafiantes. S¨®lo un compa?ero acudi¨® a abrazarlo: Ra¨²l.
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