Richard Serra invita a recorrer el espacio ¨ªntimo y social de sus nuevas formas
El escultor presentar¨¢ en junio en el Guggenheim Bilbao siete piezas monumentales de acero
El escultor estadounidense Richard Serra (San Francisco, 1939) present¨® ayer sobre un escenario de 13 metros las maquetas de las ocho obras monumentales que a partir del 7 de junio formar¨¢n la instalaci¨®n La materia del tiempo en una sala especial del Museo Guggenheim de Bilbao. "S¨®lo tienes que caminar a trav¨¦s de estas esculturas y preguntar lo que ha sucedido en tu propio cerebro", declara el artista como una invitaci¨®n a la experiencia personal y social del visitante que entre y salga de los laberintos de torsiones el¨ªpticas de grandes planchas de acero que se aguantan por su propio peso.
Las siete piezas de la exposici¨®n, encargadas por el Guggenheim Bilbao a Richard Serra para su colecci¨®n, con una inversi¨®n de 15 millones de euros, se unen a la Serpiente que figura desde la apertura del museo en 1997, en la sala 104 (Pez, que a partir de ahora se llamar¨¢ Arcelor, por el patrocinador) para formar la instalaci¨®n de esculturas La materia del tiempo.
Las maquetas de las ocho esculturas y su disposici¨®n espacial se presentaron ayer en una sala de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, junto a reproducciones de obras cl¨¢sicas, como el grupo Laoconte y sus hijos y Ariadna. Junto a Serra intervinieron Juan Ignacio Vidarte, director general del Guggenheim Bilbao; Bel¨¦n Greaves, diputada de Cultura de Vizcaya; Gonzalo Urquijo, de Arcelor; y Carmen Gim¨¦nez, conservadora del siglo XX del Guggenheim Nueva York y comisaria de la muestra.
Richard Serra utiliza para crear sus formas programas de la industria aeron¨¢utica, como Frank Gehry, arquitecto del Guggenheim Bilbao, para construir sus edificios, pero ayer utiliz¨® l¨¢piz grueso y un cuaderno para pintar la evoluci¨®n y procesos de geometr¨ªas hasta conseguir que las enormes piezas de acero auto-oxidable tengan las formas art¨ªsticas, en una acer¨ªa de Siegen (Alemania) y su traslado al puerto de Bilbao.
Las grandes planchas se encuentran en el exterior del museo y ya se ha empezado a replantear su emplazamiento, con la direcci¨®n de Serra, y la instalaci¨®n en la sala. El acero cort¨¦n ya ha empezado, con ayuda del agua y el aire, su proceso de oxidaci¨®n y cambio de color, durante siete u ocho a?os, primero del gris al naranja, luego al naranja oscuro y a un ¨¢mbar permanente.
Serra ha planteado las esculturas como un "continuum espacial" del entorno, al compartir un mismo vocabulario de topolog¨ªas, "el estudio matem¨¢tico de la superficie y la direcci¨®n". "El avance tecnol¨®gico en la conformaci¨®n del acero me ha permitido realizar prolongaciones de diferentes vol¨²menes, vac¨ªos y pasadizos. Las torsiones el¨ªpticas, espirales, esferas y toros existen en la polaridad habida entre la fuerza descendente de la gravedad, peso de las piezas y su alzada, que intentan alcanzar un estado de ingravidez".
El artista quiere que el visitante penetre en los diversos equilibrios de la instalaci¨®n de esculturas y que se act¨²e de forma simult¨¢nea, sin jerarqu¨ªas. "He colocado las esculturas de forma que se favorezca la fluidez de la circulaci¨®n. El tiempo fue el que dirigi¨® la situaci¨®n, tanto como el espacio. El espectador s¨®lo podr¨¢ captar el significado conforme se mueva por el espacio de cada escultura individual y el de toda la instalaci¨®n. Cada persona trazar¨¢ el espacio de forma distinta".
Desde la entrada a la sala de 3.000 metros cuadrados, con una longitud de 130 metros, y desde el balc¨®n de la primera planta se podr¨¢n reconocer las distintas piezas, que, salvo Serpiente, una imagen ya familiar del museo, llevan t¨ªtulos que describen su geometr¨ªa y el sentido de giro, como torsi¨®n espiral (cerrada y abierta), torsi¨®n el¨ªptica, torsi¨®n el¨ªptica doble, torsi¨®n espiral (derecha, izquierda, o abierta y cerrada), el toro (de toroide como figura geom¨¦trica) y la esfera y el punto ciego invertido.
El t¨ªtulo de La materia del tiempo responde, seg¨²n el escultor, a la idea de temporalidades m¨²ltiples o estratificadas, seg¨²n el experimento de cada visitante con las piezas. "La experiencia es ¨ªntima, privada, psicol¨®gica, est¨¦tica, pero tambi¨¦n externa, social y p¨²blica. El arte se centra en la experiencia vital a trav¨¦s de las piezas. Se basa en andar y mirar, entrar y atravesar el espacio que genera la instalaci¨®n".
El artista se refiere al tiempo perceptivo o est¨¦tico, emocional o psicol¨®gico de la experiencia escult¨®rica, muy distinto del tiempo de reloj. "Se trata de un concepto no narrativo, discontinuo, fragmentado, descentrado y desorientador", para que el espectador sienta "la l¨®gica general de la estructura de las obras".
Una prueba de madurez
Juan Ignacio Vidarte cree que la adquisici¨®n de las siete piezas de Richard Serra y su exhibici¨®n permanente en el principal espacio del museo son la "prueba de madurez" del Guggenheim de Bilbao en sus cerca de ocho a?os de existencia, que ha formado una colecci¨®n de 83 obras de 48 artistas, con una inversi¨®n de 66 millones de euros. Se han realizado 70 exposiciones en los diferentes espacios creados por Frank Gehry, y ha sido visitado por siete millones y medio de personas. El proyecto conjunto "de esfuerzos p¨²blicos y privados" del Gobierno vasco y la Diputaci¨®n Foral de Vizcaya cuenta con 14.000 amigos del museo y el apoyo de 150 empresas. De la creaci¨®n de un museo como "un acto de fe", seg¨²n la diputada Bel¨¦n Greaves, se ha pasado a un nuevo foco de atracci¨®n del turismo cultural y pieza clave en la profunda regeneraci¨®n de la ciudad. El nombre de Richard Serra est¨¢ unido al museo desde 1980, cuando realiz¨® la escultura Bilbao,]]> y recomend¨® m¨¢s tarde el emplazamiento de la ciudad y la visita del arquitecto Gehry. Carmen Gim¨¦nez es testigo desde entonces de las exposiciones, su generosidad y la "asombrosa originalidad" de su obra y fuerza intelectual como artista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.