La profunda poes¨ªa de Juan Gelman logra el Premio Reina Sof¨ªa
El autor lo recibe en Par¨ªs "con buen ¨¢nimo"
La palabra pre?ada de lucha e iron¨ªa sin tregua de Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) logr¨® ayer el XIV Premio Reina Sof¨ªa de Poes¨ªa Iberoamericana, dotado con 42.100 euros, que le ser¨¢ entregado a finales de este a?o en el Palacio Real de Madrid. El autor de m¨¢s de 20 libros de poemas recibi¨® en Par¨ªs la noticia del fallo, que reconoce toda una trayectoria. Lo hizo "con buen ¨¢nimo", dijo, "y muy honrado por quien lo otorga, por el jurado y por todos los que lo han recibido antes".
"El exilio me acerc¨® a los m¨ªsticos, me hizo releerlos", asegura el poeta
Su voz al otro lado del tel¨¦fono suena serena, pausada y un tanto quebrada por la ronquera de la experiencia. Juan Gelman, poeta necesario, radical y juguet¨®n, estaba encantado de que el jurado del premio -compuesto por 17 personas- hubiese decidido ayer "gelmanear", una palabra que lleva bien metabolizada pero que no sabe definir: "Prefiero que lo hagan otros; usted mismo, ?qu¨¦ cree que es el gelmaneo?", pregunta el poeta y tambi¨¦n periodista, torciendo el rumbo de uno de los g¨¦neros del oficio, como es la entrevista. "?Quiz¨¢ jugar, ironizar con lo que se cuenta sin quitarle gravedad a las cosas?", se le ocurre a uno repreguntar. "Exactamente, eso creo que es", responde.
Pero la obra de Juan Gelman es tan rica, tan concienzuda, tan ¨²til contra el escepticismo de los durmientes, que fascina y sirve de puente recio a los hijos de un idioma junto al que Gelman ha librado batallas sangrientas: "La poes¨ªa es una lucha constante con la palabra, con los interrogantes, su vivencia es complicada", afirma.
Una batalla individual que debe hacerse por medio de uno mismo, en esa condena a las prisiones que le tiene reservadas al urdidor de versos la soledad. "Nunca me ha preocupado lo que opinen otros cuando me siento a este lado de la mesa. Lo que m¨¢s siente uno al enfrentarse a su obra es insatisfacci¨®n y no dejas de preguntarte c¨®mo diablos has podido escribir algunas cosas", asegura.
Le pasa con muchos de sus poemas, pero con unos m¨¢s que con otros. No es el caso de Los poemas de Sydney West, seg¨²n ¨¦l, su obra favorita, que precisamente reaparece hoy en las librer¨ªas editada por Visor con formato de audiolibro y con los versos recitados por el mismo autor: "No s¨¦ por qu¨¦ es el que m¨¢s me gusta. Me encantar¨ªa averiguarlo. Tal vez porque no estoy seguro de haberlo escrito yo. Creo que lo llegaron a hacer otros", asegura.
Ha retroalimentado la poes¨ªa con el periodismo y al rev¨¦s. "Una cosa sirve para animarse a escribir la otra. La poes¨ªa sirve de inspiraci¨®n para el periodismo, claramente, pero no es algo que les ense?en mucho a los j¨®venes en las universidades", se queja. Al menos para ¨¦l resulta v¨¢lido ese m¨¦todo: m¨¢s versos y menos informes. O, como m¨ªnimo, tanto una cosa como la otra.
Pero son m¨¢s los impulsos, los motores que le estimulan a escribir: "El empuje es algo complicado. Tiene que ver muchas veces con una obsesi¨®n que va coagulando en tu interior. Luego, cuando la gota colma el vaso, te sientas a escribir y agarras la poes¨ªa por la cola", dice Gelman, que esgrime una disciplina feroz, casi de domador que le ha llevado a explorar muchos mundos en libros como Pa¨ªs que fue ser¨¢, Valer la pena, Salarios del imp¨ªo o en los cuatro que re¨²ne su antolog¨ªa De palabra, publicada en Espa?a por Visor.
En todos aborda temas dolorosos porque Gelman nunca ha esquivado la mirada del horror, que ha experimentado en propia carne con la desaparici¨®n de parte de su familia en la represi¨®n de la dictadura argentina de los a?os setenta. Son heridas que, de alguna manera, ayudan a curar decisiones como la condena por parte de la justicia espa?ola al torturador Adolfo Scilingo el mes pasado tras un juicio en la Audiencia Nacional: "Es un ejemplo y sienta un precedente para juzgar a criminales en terceros pa¨ªses. Claro que sirve para curar heridas, porque se olvida de verdad cuando la justicia llega", afirma el escritor. "Por otra parte, ¨¦sa es la ¨²nica manera posible de construir una memoria c¨ªvica".
Una memoria donde el olvido quede borrado de los diccionarios. En la que ha sido fundamental tambi¨¦n para ¨¦l su experiencia jud¨ªa, que le ha llevado a escribir en sefard¨ª. "Hice m¨¢s de 90 poemas, pero ya lo dej¨¦. Buscaba la experiencia del aut¨¦ntico exilio en el propio lenguaje. Fue algo que me result¨® muy solitario pero que tambi¨¦n disfrut¨¦ porque la sintaxis de esa lengua es muy clara, y los diminutivos, muy entra?ables", recuerda el poeta.
Pero el exilio, aparte de su dimensi¨®n viajera, externa, deja huella de forma determinante en el interior: "El exilio me acerc¨® a los m¨ªsticos, me hizo releerlos", asegura Gelman, que vive hoy en M¨¦xico. "Con santa Teresa y san Juan encontraba resonancias muy notables con mi experiencia. Cuando buscaban acercarse a la presencia del amado, que era Dios, experimentaban algo muy similar a lo que yo sent¨ªa por mi pa¨ªs y mi familia", afirma el autor.
Testigo de las tensiones de su tiempo
Juan Gelman dec¨ªa sentirse honrado ayer por pasar a formar parte de una lista en la que est¨¢n Jos¨¦ ?ngel Valente, Claudio Rodr¨ªguez, Gonzalo Rojas, ?lvaro Mutis, Pere Gimferrer, Nicanor Parra, Sophia de Mello Breiner, Jos¨¦ Hierro, Mario Benedetti, ?ngel Gonz¨¢lez, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald...
Nombres fundamentales de la poes¨ªa iberoamericana, corrientes que hacen navegar la diversidad y las naves del lenguaje por muchos y variados caminos de la expresi¨®n art¨ªstica. Esta vez hab¨ªan concurrido al premio -que otorgan la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional- 68 candidatos, pero el nombre de Gelman, impulsado por la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y la Universidad Crist¨®bal Col¨®n de Veracruz, M¨¦xico, se impuso en la decisi¨®n de un jurado formado por Julia Uceda; Caballero Bonald; Rafael Conte; Jos¨¦ Miguel Santiago Castelo; Enrique Battaner, rector de la Universidad de Salamanca; Miguel ?ngel Recio Crespo, de Patrimonio Nacional; Jos¨¦ Manuel Urgoiti; Jos¨¦ Garc¨ªa Velasco; Juli¨¢n Serrano; Ignacio Chaves; Jos¨¦ Manuel Mendes, que vot¨® tambi¨¦n por Jos¨¦ Saramago, convocado pero ausente; Humberto L¨®pez Morales; Luis Mar¨ªa Anson, en representaci¨®n de V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, director de la Real Academia; Alfredo Matus Olivier, de la Academia chilena, y las profesoras de la Universidad de Salamanca Emilia Velasco Marcos y Mar¨ªa ?ngeles P¨¦rez L¨®pez.
Esta ¨²ltima, precisamente, defendi¨® con ah¨ªnco la candidatura de Gelman, de quien el jurado destaca, seg¨²n ella, "su capacidad para testimoniar el tiempo en que vive y dar cuenta de sus tensiones". Pero los miembros encargados de dar el fallo tambi¨¦n han apreciado en Gelman una vida clavada a su obra por medio del exilio, un trabajo riguroso, exigente, original, que le hacen, para P¨¦rez L¨®pez, "uno de los grandes poetas de la literatura hispanoamericana".
Un reconocimiento a una obra continuada, que el poeta comenz¨® en 1956 con Viol¨ªn y otras cuestiones y que ha sido cultivada cada d¨¦cada con t¨ªtulos siempre celebrados como Interrupciones o Ni el flaco perd¨®n de Dios, dedicada a los hijos de los desaparecidos.
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