El patio andaluz, en versi¨®n actual
La paisajista Mar¨ªa Medina sugiere las claves para poner al d¨ªa el patio interior ajardinado, una f¨®rmula que sobrevive desde la ¨¦poca de los romanos. Para ello introduce una original distribuci¨®n del espacio y una sorprendente mezcla de especies ex¨®ticas y tradicionales. El cl¨¢sico se actualiza sin perder su encanto.
La palabra patio sugiere de inmediato paredes encaladas, macetas con geranios rojos y bancos revestidos de azulejos. Sin embargo, la paisajista Mar¨ªa Medina propone una revisi¨®n del t¨®pico. Una superficie de 92 metros cuadrados en una planta baja perteneciente a un bloque de pisos le sirve para proponer un nuevo acercamiento a la f¨®rmula del jard¨ªn urbano, que se forj¨® en Roma y r¨¢pidamente se extendi¨® por todo el ¨¢mbito mediterr¨¢neo.
Pragm¨¢tico y sensual, el dise?o de este patio de trazado rectangular prescinde de estereotipos y se recrea en lo esencial: la intimidad, los juegos de luces y sombras, la presencia refrescante y evocadora del agua, el perfume de las plantas y las mutaciones asociadas a las estaciones.
Las plantas se han distribuido a lo largo de un parterre que discurre entre los muros y un seto bajo de boj. De esta forma se aprovecha al m¨¢ximo el espacio disponible, ya que el suelo ocupado por la vegetaci¨®n se reduce a un tercio del total. El resto est¨¢ cubierto por piezas de granito de 30 ¡Á 60 cent¨ªmetros. El ancho de esta zona sirve para trazar un cuadrado imaginario en cuyo centro se sit¨²a una fuente, que se ha convertido en el eje del conjunto. Es una fuente sin taza, formada por una losa de granito de 62 cent¨ªmetros de di¨¢metro, encerrada en cuatro bandas conc¨¦ntricas del mismo pavimento, con una anchura de 35 cent¨ªmetros cada una. El agua brota del suelo a la manera isl¨¢mica, a trav¨¦s de un surtidor de pulgada y media, y se eleva en un chorro de 20 cent¨ªmetros de altura regulable hasta alcanzar los dos metros.
Una p¨¦rgola de hierro cumple la doble funci¨®n de sombrear y aislar visualmente el patio, con dos muros ciegos y dos abiertos con sus correspondientes puertas y ventanas, los pertenecientes al edificio. La estructura de la p¨¦rgola coincide sobre el plano con la zona pavimentada, pero se abre sobre la fuente en un c¨ªrculo de dos metros de di¨¢metro que permite una mayor luminosidad. La glicinia (Wisteria floribunda) a la que sirve de soporte no s¨®lo se desborda con una lluvia de flores a principios de primavera, sino que adem¨¢s proporciona los 41 refrescantes metros cuadrados de sombra que acogen la zona de estar. Pero con la llegada del oto?o, cuando la glicinia pierde la hoja, el sol penetra sin dificultad hasta el ¨²ltimo rinc¨®n.
Entre las plantas decorativas predominan las trepadoras (parra, hiedra, glicinia, buganvilla, madreselva?) y las especies perfumadas: alcanfor, naranjo, gardenia, rosal, Trachelospermum? Al elegirlas se ha logrado un interesante equilibrio entre especies perennes, para garantizar un fondo verde permanente, y caducas, para que el patio cambie de tonalidad con cada nueva estaci¨®n. Un peque?o arce junto a la entrada, marcada por un paso japon¨¦s a base de troncos, aporta un discreto toque oriental, un punto ex¨®tico en este patio andaluz.
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