Comparaciones
Hay debates sobredimensionados, jaleados quiz¨¢s por el inter¨¦s de algunos partidos o algunos medios. Se pretende convertir una corruptela en un esc¨¢ndalo y con el ruido cambiar la mirada de la gente sobre otros asuntos o conseguir objetivos espurios. Quiz¨¢s se busca establecer la idea de Andaluc¨ªa como un lugar donde la venalidad est¨¢ extendida y no es cierto. No hay una situaci¨®n generalizada de corrupci¨®n, por mucho que le interese a algunos o sirva para vender m¨¢s peri¨®dicos. En Andaluc¨ªa los asuntos p¨²blicos los llevan gente honrada. Como en todo colectivo numeroso, siempre hay aprovechados en distinta magnitud. Ni la Junta esta gestionada por la banda de Al¨ª Baba ni el PP son una cueva de ladrones. En general, Andaluc¨ªa es un lugar donde la corrupci¨®n es muy baja y los asuntos, cuando se descubren, suelen ser atajados con celeridad. Por otra parte, no hay comparaci¨®n posible entre casos conocidos. Por ejemplo, no es lo mismo el caso de las facturas falsas de Sevilla y la Zona Franca de C¨¢diz. Ni por asomo. En Sevilla han desaparecido 4.800 euros. En C¨¢diz estamos hablando de 80 millones. No es lo mismo una agresi¨®n que un asesinato y un asesinato que un genocidio. Hay diferencias. Lo cual no quiere decir que no haya que atacar todos los casos de corrupci¨®n sin excepci¨®n. La Zona Franca ha sido un lugar completamente oculto durante ocho a?os. No se sabe qu¨¦ ha ocurrido con el dinero, pero entre los gastos sin control, las sobrevaloraciones, los contratos inflados, los pr¨¦stamos para actividades dudosas y el despilfarro estamos hablando de mucho dinero. Lo curioso del caso es que mientras la fiscal¨ªa ya ha actuado en Sevilla, en C¨¢diz el asunto s¨®lo ha llegado al Tribunal de Cuentas. Nos anuncian que hoy puede ser el d¨ªa que se tramite la denuncia en el juzgado, pero no conviene precipitarse porque despu¨¦s de que hace cinco a?os salieran los primeros datos todav¨ªa estamos a la espera. De cualquier forma no hay comparaci¨®n posible en cuanto a la dimensi¨®n de cada asunto. No cabe en ninguna mente sensata poner en el mismo saco los dos casos. Deben pagar todos los responsables sin excepci¨®n, pero cada uno en funci¨®n del menoscabo que ha causado al erario p¨²blico. Y aunque parezca una ingenuidad no estar¨ªa mal que devolviesen el dinero unos y otros, mientras se investigan las responsabilidades penales.
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