La desaparici¨®n de la filolog¨ªa inglesa: ?es eso la convergencia europea?
El proceso de convergencia europea de las ense?anzas universitarias obliga a las universidades espa?olas a adaptar sus actuales titulaciones a modelos afines a los de los dem¨¢s pa¨ªses europeos. Las ventajas de esa convergencia son, en teor¨ªa, m¨²ltiples y obvias para todos, ya que el hecho de que nuestros t¨ªtulos universitarios sean homologables a los de nuestros vecinos europeos no puede redundar m¨¢s que en beneficios, tanto de ¨ªndole acad¨¦mica e investigadora como laboral y econ¨®mica. Nuestros estudiantes universitarios podr¨¢n realizar f¨¢cilmente sus estudios en distintos pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, con pleno reconocimiento de las materias que cursen, y los futuros titulados podr¨¢n moverse libremente en el mercado europeo con los t¨ªtulos que las universidades espa?olas les proporcionen, t¨ªtulos que, al ser equivalentes a los de otros pa¨ªses de nuestro entorno, ser¨¢n inmediatamente aceptados y reconocidos por los empleadores.
No hablamos del futuro de los profesores actuales de ingl¨¦s en Espa?a, sino del de todos nuestros ciudadanos
En Espa?a ¨¦sta es la lengua extranjera m¨¢s demandada en todos los niveles educativos, como en el resto del mundo
No podemos, pues, estar m¨¢s conformes con esta iniciativa, compartida por todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Sin embargo, el proceso que est¨¢ viviendo la Universidad espa?ola en la adaptaci¨®n de nuestros estudios de Lenguas y Literaturas (Filolog¨ªas) no puede ser m¨¢s preocupante e incomprensible, al menos por lo que conocemos hasta ahora, que es la decisi¨®n primera adoptada por la subcomisi¨®n de Humanidades del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria. Las 17 titulaciones de Filolog¨ªa que existen actualmente quedan reducidas a cuatro: Filolog¨ªa Cl¨¢sica, Lengua Espa?ola y sus Literaturas, Lenguas y Literaturas Modernas y Lenguas y Literaturas Orientales.
Los proponentes de esta reducci¨®n tendr¨¢n que explicar a la opini¨®n p¨²blica qu¨¦ significa y por qu¨¦ se produce. Por lo pronto, lo preocupante, entre otros aspectos, es la desaparici¨®n de la Licenciatura en Filolog¨ªa Inglesa, o de un Grado en Estudios Ingleses, como preferimos llamar a estos estudios los anglistas espa?oles -en consonancia con la denominaci¨®n internacional m¨¢s extendida-. No va a haber, en efecto, un t¨ªtulo de Lengua y Literatura Inglesas, o Estudios Ingleses, y se nos dice que el ingl¨¦s se estudiar¨¢ dentro de la titulaci¨®n de Lenguas y Literaturas Modernas. Sin duda el ingl¨¦s es una lengua moderna, pero no entendemos bien por qu¨¦ se opone lengua moderna a lengua oriental o a lengua espa?ola. ?No es moderno el espa?ol, no lo son tambi¨¦n el chino o el japon¨¦s?
La lengua inglesa es indiscutiblemente una lengua internacional, como lo es, naturalmente, el espa?ol, y de igual manera que nos parece muy bien que se constituya una titulaci¨®n como Lengua Espa?ola y sus Literaturas (y entendemos que no es s¨®lo la literatura espa?ola, sino la de otros muchos pa¨ªses que hablan espa?ol), deber¨ªa haber otra de Estudios Ingleses, que abarcara esa pluralidad y riqueza ling¨¹¨ªstica, literaria y cultural asociada a una lengua que, aunque naci¨® en territorio europeo, hoy es (y previsiblemente durante siglos seguir¨¢ siendo) mucho m¨¢s que una lengua europea u occidental (recordemos que es la lengua materna de millones de personas en Am¨¦rica o en Australia, y la lengua de comunicaci¨®n, e incluso lengua oficial, de muchos pa¨ªses de Asia y ?frica). Como todo el mundo sabe, la lengua inglesa es la lengua internacional de la cultura y la investigaci¨®n, de la ciencia y del comercio, la lengua no s¨®lo de m¨¢s de 400 millones de hablantes que la tienen como lengua materna, sino tambi¨¦n la de otros 350 millones que la tienen como segunda lengua en numerosos pa¨ªses, o de unos 100 millones m¨¢s que la usan como lengua extranjera, e incluso la lingua franca (lo que fue el lat¨ªn hace siglos) de unos 2.000 millones de personas en el mundo.
En Espa?a todos sabemos que ¨¦sta es la lengua extranjera m¨¢s demandada en todos los niveles educativos, como en el resto del mundo. En este curso acad¨¦mico hay unos 22.000 alumnos en nuestras universidades que se est¨¢n formando como profesores y expertos de ingl¨¦s (4.500 alumnos han empezado el primer curso este mismo a?o acad¨¦mico). Es la titulaci¨®n filol¨®gica que m¨¢s alumnos tiene, con gran diferencia respecto a todas las dem¨¢s. La comparaci¨®n num¨¦rica con las otras filolog¨ªas resulta m¨¢s que llamativa, y los responsables universitarios y pol¨ªticos saben perfectamente que en muchas de nuestras universidades hay dos, tres, o cuatro veces m¨¢s estudiantes de Filolog¨ªa Inglesa que de todas las dem¨¢s filolog¨ªas juntas.
La demanda social y educativa del ingl¨¦s es abrumadora, y o¨ªmos todos los d¨ªas a pol¨ªticos de todo signo pronunciarse a favor de la extensi¨®n de su aprendizaje en todos los niveles de la ense?anza. Nos preguntamos si los proponentes de ese minicat¨¢logo de t¨ªtulos filol¨®gicos han tenido en cuenta esta demanda. La opini¨®n p¨²blica debe saber que no es posible que los espa?oles mejoren sus conocimientos de ingl¨¦s si no hay profesores preparados para ense?arlo; que nuestras relaciones comerciales, econ¨®micas, culturales y pol¨ªticas con el resto del mundo (y no s¨®lo con el Reino Unido y con los Estados Unidos) requieren que nuestros ciudadanos sean cada d¨ªa m¨¢s capaces de entender y expresarse en ingl¨¦s, pues ¨¦se es el canal de comunicaci¨®n privilegiado que usa el resto del planeta. ?C¨®mo vamos a conseguir ese objetivo si la Universidad espa?ola no va a poder preparar especialistas en la materia?
Se nos dice que el ingl¨¦s no desaparece y que la gente seguir¨¢ aprendi¨¦ndolo y habl¨¢ndolo. Naturalmente que es as¨ª; ?c¨®mo iba a ser de otra forma? No va a acabarse el ingl¨¦s porque en Espa?a no se ense?e en la Universidad de forma suficiente. Pero lo que decimos nosotros es que no podr¨¢ ense?arse adecuadamente en una titulaci¨®n miscel¨¢nea, con otras lenguas europeas u orientales, porque si el estudiante se ve obligado a aprender el ingl¨¦s (y sus literaturas y culturas) junto a otras lenguas modernas, el tiempo y el esfuerzo que habr¨¢ de dedicar al ingl¨¦s ser¨¢n necesariamente menores que los que dedica ahora. Por tanto, la preparaci¨®n de nuestros futuros titulados en ingl¨¦s que cursen Lenguas y Literaturas Modernas ser¨¢ inferior a las necesidades que tiene la sociedad espa?ola hoy d¨ªa. Debemos comprender que el aprendizaje del ingl¨¦s, para un espa?ol, es m¨¢s dificultoso (por las diferencias entre lenguas) que para un alem¨¢n o un escandinavo. Puede resultar razonable que se estudien dos o tres lenguas simult¨¢neamente siempre que sean afines, o bien a la lengua materna, o entre s¨ª. Pero el ingl¨¦s no es, desde luego, af¨ªn al espa?ol, y por ello el nivel de dificultad -para un hispanohablante- es muy superior al que tienen el franc¨¦s, el italiano, el portugu¨¦s, el catal¨¢n, el gallego, las otras lenguas europeas m¨¢s cercanas. ?Acaso no se ha reparado en esa diferencia?
?C¨®mo puede razonablemente aceptarse una propuesta de estas caracter¨ªsticas? ?A qui¨¦n puede beneficiar que en Espa?a no se estudie en profundidad la lengua, la literatura y la cultura de los pa¨ªses de habla inglesa? ?Vamos a volver atr¨¢s, vamos a renunciar a homologarnos con Europa, con la disculpa, parad¨®jicamente, de que debemos converger con Europa? ?Qu¨¦ convergencia es ¨¦sta que condena a los estudios m¨¢s internacionales, con perfil m¨¢s n¨ªtidamente europeo e internacional, al ostracismo? Son preguntas para las que deber¨ªa haber respuestas claras y p¨²blicas. Se nos ha dicho desde los poderes p¨²blicos que la nueva reorganizaci¨®n de titulaciones deber¨ªa no s¨®lo acercarse al modelo de t¨ªtulos predominante en Europa, sino atender tambi¨¦n a las necesidades de la demanda real. ?C¨®mo encaja esa recomendaci¨®n con la desaparici¨®n de la titulaci¨®n espec¨ªfica de Estudios Ingleses del cat¨¢logo de t¨ªtulos y la permanencia en ¨¦l de titulaciones para las que ya no existe demanda real? Si esta propuesta se hace realidad, el conocimiento del ingl¨¦s en Espa?a habr¨¢ dado un gran salto atr¨¢s, y volver¨¢ a los a?os cincuenta y sesenta del siglo XX, tan a?orados ahora, al parecer, por algunos, cuando las universidades espa?olas ofrec¨ªan esas titulaciones en Lenguas Modernas, y los estudiantes ten¨ªan que cursar un poco de ingl¨¦s, otro poco de franc¨¦s, o alem¨¢n, o italiano, y naturalmente espa?ol, lat¨ªn y griego. As¨ª eran las titulaciones de lenguas modernas en la Espa?a de hace medio siglo, y, como resultado, los licenciados en Lenguas Modernas -que luego ense?ar¨ªan en bachillerato- apenas pod¨ªan hablar y entender ingl¨¦s. La propuesta de la subcomisi¨®n de Humanidades nos retrotrae inevitablemente a ese tiempo, como si nada hubiera ocurrido desde entonces, como si Espa?a estuviera todav¨ªa en aquella fase de "pa¨ªs en v¨ªas de desarrollo". Los representantes de 40 departamentos de Filolog¨ªa Inglesa de la pr¨¢ctica totalidad de las Universidades espa?olas nos hemos reunido para denunciar este peligro, para hacer llegar a la opini¨®n p¨²blica la amenaza que se cierne sobre nuestro futuro. Hemos recogido cerca de 20.000 firmas de protesta ante este atropello, firmas de profesores y estudiantes, pero tambi¨¦n de ciudadanos que nada tienen que ver con el mundo acad¨¦mico, porque tienen derecho a conocer lo que se avecina y a reclamar lo que es justo. Pues no nos confundamos; no hablamos del futuro corporativista de los profesores actuales de ingl¨¦s en Espa?a, sino del futuro de todos nuestros ciudadanos, de las generaciones que van a necesitar aprender ingl¨¦s y no van a disponer de profesores y expertos espa?oles preparados para ello.
Es preciso que la Universidad espa?ola reaccione ante este atropello, que el Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria y el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia tomen cartas en el asunto, pues, si no es as¨ª, el futuro que nos aguarda ser¨¢ uno de los m¨¢s tristes y oscuros que cabe imaginar en cualquier pa¨ªs, el de la colonizaci¨®n y el sometimiento cultural. Habr¨¢n de venir necesariamente desde fuera los titulados en Estudios Ingleses a formar a nuestros ciudadanos: de Francia, de Alemania, de Italia, de Polonia, de Holanda, de Portugal, porque estos pa¨ªses (como todos los dem¨¢s de la Uni¨®n) tienen t¨ªtulos adecuados de Estudios Ingleses. Si no se remedia por parte de los poderes p¨²blicos y por los representantes de nuestras universidades, la Universidad espa?ola habr¨¢ decidido prescindir de unos estudios serios, rigurosos, suficientemente articulados y profundos como para formar a nuestros propios licenciados. ?Puede permitirse Espa?a, en esta coyuntura hist¨®rica, desaprovechar el reto de la convergencia europea para volver a nuestro m¨¢s lamentable pasado, al de la incomunicaci¨®n con el resto del mundo? ?Es ¨¦ste el tipo de reforma y modernizaci¨®n que nos va a permitir hacer a este pa¨ªs m¨¢s reconocido y competitivo? ?Es acaso imaginable que esa modernidad y esa competitividad puedan ser algo m¨¢s que palabras vac¨ªas si no nos dotamos de los instrumentos formativos para que nuestros ciudadanos alcancen los niveles de conocimiento de ingl¨¦s a los que tienen el mismo derecho que nuestros vecinos europeos?
Apelamos al sentido com¨²n y a la responsabilidad acad¨¦mica y pol¨ªtica del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria y del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia para que impidan que se perpetre este atentado contra unos estudios esenciales, prestigiosos, consolidados ya desde hace d¨¦cadas en Espa?a. Debemos confiar, y de hecho confiamos, en que esa amenaza no se confirme y en que la sociedad civil y el mundo de la cultura se unan para evitar que la Universidad espa?ola acabe siendo el hazmerre¨ªr del resto de la Uni¨®n Europea y del mundo civilizado.
Fernando Galv¨¢n es catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Inglesa y vicerrector de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, y Mar¨ªa Teresa Turell es catedr¨¢tica de Filolog¨ªa Inglesa en la Universidad Pompeu Fabra y presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Estudios Anglo-Norteamericanos, AEDEAN.
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