"Mi libro es un delirio estructurado"
Algunas viejas heridas, la irrupci¨®n de la muerte que trastoca el orden cotidiano, el s¨²bito descubrimiento de una mujer que le dice un d¨ªa al hombre que ha amado: "He dejado de quererte". No hay manera de contar, ni de resumir, lo que ocurre en el ¨²ltimo libro de Ant¨®nio Lobo Antunes (Lisboa, 1942), Yo he de amar una piedra, que acaba de aparecer en una coedici¨®n de Mondadori con C¨ªrculo de Lectores. Algunas heridas, la muerte, el amor: no es gran cosa, pero quiz¨¢ sea ¨¦sta la ¨²nica manera de presentar el imponente desaf¨ªo literario que propone el escritor portugu¨¦s en su nuevo libro, donde su escritura atraviesa tiempos y lugares distintos, registrando con minuciosidad las min¨²sculas variaciones del comportamiento humano, la fragilidad de las emociones, el radical desconcierto que acecha en todas partes, los vanos gestos que quedan en la memoria cuando ya todo se ha olvidado. Los paisajes de su tierra, alg¨²n rescoldo de la guerra que conoci¨® en ?frica, las historias de un mont¨®n de personajes que vienen y van, la recurrencia de unas cuantas palabras que vuelven y vuelven. En un solo p¨¢rrafo resuenan ecos de procedencias distintas y la narraci¨®n se abre y se abre, como una invitaci¨®n a perderse. Dividido en cuatro bloques -fotograf¨ªas, consultas, visitas y relatos-, el libro confirma la radical originalidad y la envergadura del reto de un escritor que, cuando se trata de su obra, no hace ninguna concesi¨®n.
"Cada vez m¨¢s, el material del que trato se vuelve aut¨®nomo, independiente de mi voluntad"
"Hay que desnudar la prosa. Las frases bonitas no pertenecen al texto, pertenecen a tu vanidad"
"La psiquiatr¨ªa me daba tiempo para escribir, que fue lo que siempre quise hacer"
"Como lector prefiero los libros que son como visiones: 'Cumbres borrascosas' o 'Los hermanos Karamazov"
Pregunta. En la contraportada se dice que es su texto m¨¢s autobiogr¨¢fico.
Respuesta. No creo que lo sea, no mucho m¨¢s que cualquiera de mis otros libros. Claro que no inventas nada, siempre coges de aqu¨ª y de all¨¢. Si tiene algo que ver conmigo, es con todo lo que en m¨ª hay de tinieblas. Cada vez m¨¢s, de libro en libro, me doy cuenta de que el material del que trato se vuelve aut¨®nomo, independiente de mi voluntad.
P. ?Trabaja sobre un gui¨®n, con alg¨²n plan espec¨ªfico?
R. Ya no. Empiezo sin saber nada. Las cosas van saliendo muy lentamente, y el libro se va estructurando solo. Antes s¨ª que empezaba con un plan definido, pero he comprendido que al final ese plan se volv¨ªa contra m¨ª, era un obst¨¢culo, me obligaba a volver sobre ¨¦l cuando la escritura ya marchaba sola. Tengo la impresi¨®n de que el libro es un organismo vivo, que nada tiene que ver conmigo, con su propio temperamento, su propia fisonom¨ªa. Intento, sobre todo, que mis valores no sean los valores del libro. Al empezar s¨®lo existe una peque?a historia, una peque?a intriga, que va avanzando sola y que de pronto cristaliza.
P. Su estilo es perfectamente reconocible, ¨²nico. ?C¨®mo lleg¨® a encontrar su propia voz?
R. No hay secreto alguno. Es el resultado de un trabajo progresivo. Pero nunca terminas de estar contento con lo que haces. Algunos cr¨ªticos han dicho que mis textos son polif¨®nicos. No estoy de acuerdo. Hay una ¨²nica voz, que va cambiando de tono.
P. Su ¨²ltimo libro es muy complejo, lleno de retos para el lector...
R. Cada vez me ocupo m¨¢s, dentro de cada libro, de reflexionar sobre la propia escritura, sobre los l¨ªmites de la novela, sobre la posibilidad de cambiar unas formas demasiado gastadas. Conrad dec¨ªa: "Me parece que estoy contando mis sue?os para ustedes". Algo de eso hay en lo que hago, como si lo que contara fueran visiones. Mi libro es un delirio estructurado. No escribes lo que quieres, escribes lo que puedes. De lo que se trata es de poner en palabras lo que por definici¨®n no se puede traducir a palabras. Un libro no se hace con ideas, y desconf¨ªo de los que dicen que tienen una buena idea para un libro. No me interesa nada lo que pueda salir de un planteamiento de esas caracter¨ªsticas.
P. ?Qu¨¦ tipo de literatura le interesa?
R. Como lector tambi¨¦n prefiero los libros que son como visiones, como Cumbres borrascosas o Los hermanos Karamazov. Libros que irrumpen con una gran fuerza y con toda naturalidad. Claro que para conseguirlo hay detr¨¢s mucha t¨¦cnica, que se conquista poco a poco y que no puede notarse. Los mejores momentos de la escritura son aquellos en los que descubres que tu mano se ha vuelto feliz, que encuentra las palabras exactas, la m¨²sica del libro. Es una cuesti¨®n de iluminaci¨®n.
P. Es muy minucioso con los detalles, con las peque?as cosas...
R. Es que en los detalles est¨¢ todo. Hace poco le¨ª la cr¨®nica de una joven periodista, que escrib¨ªa sobre las experiencias de un hombre mayor en una c¨¢rcel. En un momento dado se refer¨ªa a un aparato de radio que ten¨ªa en su celda. Explicaba que en la antena hab¨ªa puesto un rollo de papel higi¨¦nico. Y que el papel higi¨¦nico vibraba. Es algo totalmente secundario, pero es lo que mejor cuenta lo que all¨ª ocurre.
P. Coment¨® alguna vez que hay libros que tienen su propia llave, que hay que encontrarla para descubrirlos. ?Tiene alguna pista para abrir Yo he de amar una piedra?
R. Si tu desaf¨ªo es hacer algo nuevo tienes que ense?ar a tus lectores a leerte. Conrad era amigo de escribir prefacios, y los escrib¨ªa en un tono ligero para acercar a la gente a su obra. Pero cada escritor es muy diferente, y leer un libro es como si camin¨¢ramos por un camino desconocido hasta que, de pronto, se produce la iluminaci¨®n.
P. Amar a una piedra: suena raro.
R. ?Lo cree de verdad? F¨ªjese en Miguel ?ngel. En un soneto que hizo a prop¨®sito de una de sus esculturas, la que se llama La noche, escribi¨®: "Grata me es la noche y m¨¢s a¨²n si es de piedra". Nunca tengo t¨ªtulo para mis libros, surgen de pronto como un milagro. En este caso, fue un amigo del Alentejo el que me lo descubri¨®. Cantaba una vieja canci¨®n que dec¨ªa "yo he de amar una piedra". Pens¨¦ que ten¨ªa que ver con lo que hay dentro del libro.
P. El libro arranca con una serie de fotograf¨ªas. En cada imagen hay partes n¨ªtidas y otras que son m¨¢s borrosas. Es lo que ocurre al leer su libro.
R. Al principio quise que todo el libro fueran fotograf¨ªas, pero luego me di cuenta de que no pod¨ªa ser, que deb¨ªa ensayar otras formas de aproximaci¨®n a lo que estaba contando. As¨ª que finalmente abordo el material desde cuatro ¨¢ngulos diferentes. Siempre que termino un libro me paso una semana sin hacer nada. Luego empiezo a leerlo y me sorprende descubrir que todo est¨¦ articulado. Al final ya no sabes muy bien lo que hiciste al principio, y por eso asombra que exista una coherencia interna.
P. ?Corrige mucho?
R. Tienes que sacudir el ¨¢rbol, y dejar s¨®lo lo que sirva. Normalmente al final queda menos de la mitad del libro. Tienes que desnudar tu prosa de todo lo que sea accesorio. El libro tiene que ser una m¨¢quina implacable que se mueve tritur¨¢ndolo todo. Una frase bonita no puede entorpecer su eficacia. Las frases bonitas no pertenecen normalmente al libro, pertenecen a tu vanidad. Tolst¨®i escribi¨® 14 veces el primer cap¨ªtulo de La muerte de Iv¨¢n ?lich, y luego fluye con tanta facilidad. Un amigo dec¨ªa: "Ser espont¨¢neo me da mucho trabajo". Y eso es lo que hay que hacer, el lector no puede darse cuenta de tu trabajo.
P. La familia es uno de los ejes en torno al cual gira Yo he de amar una piedra.
R. La familia me permite dar cuenta de relaciones muy diferentes, y eso me interesa mucho. Pero yo no he sido nunca muy de familia, no he tenido all¨ª relaciones muy estrechas. Tuve una ni?ez muy solitaria, quiz¨¢ porque ¨¦ramos muchos hermanos. No hab¨ªa demasiada proximidad, exist¨ªa una contenci¨®n verbal y afectiva. Es algo que les agradezco a mis padres, que no me llenaran de cari?o, de amor, que no me volcaran encima todas sus atenciones. As¨ª que he tenido que inventarlo todo en las relaciones, y me ha permitido explotar mi lado creativo. No hab¨ªa preguntas en casa, no me ahogaron, no me impusieron una prisi¨®n de la que luego tuviera que liberarme.
P. ?Le ha servido su experiencia como psiquiatra a la hora de dar cuenta de los conflictos humanos?
R. No fue nada m¨¢s que una forma de ganarme la vida. Hubiera preferido ser cirujano, pero es una especialidad que te obliga a estar siempre al d¨ªa, exige mucho trabajo. La psiquiatr¨ªa me daba tiempo para escribir, que fue lo que siempre quise hacer. Pero jam¨¢s pens¨¦ que pudiera vivir de la literatura. Es muy dif¨ªcil. Nunca sabes si vas a poder escribir el siguiente libro. Es lo que le dec¨ªa Fangio al due?o de Ferrari durante una de las carreras: "No s¨¦ c¨®mo me ha comprado el billete de regreso si no sabe si voy a volver".
P. El desaf¨ªo formal de este libro ha sido verdaderamente tit¨¢nico...
R. No puedes repetir las f¨®rmulas que te han dado ¨¦xito, es necesario empezar cada nuevo libro con la sensaci¨®n de que no vas a ser capaz de terminarlo. Newton, que lo revolucion¨® todo, dec¨ªa que no sab¨ªa lo que el futuro dir¨ªa de lo que hab¨ªa hecho, que ¨¦l s¨®lo se sent¨ªa un ni?o que hab¨ªa estado jugando en la arena y que, de tanto en tanto, hab¨ªa encontrado una concha muy hermosa. De eso se trata: de encontrar una hermosa concha ante la imponente verdad del oc¨¦ano que permanece inalterable.
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