Torpeza y sectarismo
Que el Gobierno de la se?ora Aguirre est¨¢ batiendo los r¨¦cords de torpeza y sectarismo es una triste realidad. Pero se trata, al fin y al cabo, de pol¨ªticos, y es cosa sabida que de tal gremio pocas cosas buenas cabe esperar.
Por eso, que PSOE e IU hayan saltado como resortes frente al c¨¦lebre examen sorpresa de primaria responde a la misma y triste premisa: basta que el grupo en el Gobierno promueva o imponga algo, que estar¨¢, por definici¨®n, mal hecho para la oposici¨®n. Pero que al parecer las asociaciones de padres, sindicatos y la Asociaci¨®n de Psicopedagogos se levanten en armas contra el examen de marras s¨®lo pone de manifiesto hasta d¨®nde puede llegar la estupidez imperante en nuestra sociedad.
Parece m¨¢s que razonable que la Comunidad de Madrid, en uso de sus competencias, quiera medir el nivel educativo de los alumnos y conocer el estado general de los conocimientos de los alumnos de la Comunidad al filo de los 12 a?os, antes de iniciar el siguiente ciclo educativo. La prueba no tiene repercusi¨®n individual alguna en notas o calificaciones y ni tan siquiera se comunican los resultados individuales salvo expresa petici¨®n de los padres, pretendiendo exclusivamente ofrecer datos estad¨ªsticos generales.
?C¨®mo a partir de lo anterior puede defenderse que la intenci¨®n ¨²ltima es crear un instrumento pol¨ªtico contra la pol¨ªtica del presidente Zapatero, quien hasta hoy s¨®lo ha anunciado un cambio educativo que por supuesto tardar¨¢ a?os en arrojar sus frutos, positivos o negativos?
Lo ¨²nico que en su caso medir¨¢ la prueba ser¨¢n las consecuencias de la pol¨ªtica educativa de la Comunidad de Madrid, ya que los alumnos que se examinan comenzaron su etapa colegial cuando dicha comunidad asumi¨® las competencias en materia educativa, primero con el PSOE en el Gobierno y luego con el PP.
Y las asociaciones de padres y madres an¨®nimos que cita EL PA?S del d¨ªa 9, ?por qu¨¦ protestan? ?Qu¨¦ les preocupa? ?El exceso de proteccionismo filial que caracteriza nuestro tiempo les mueve a evitar que sus hijos pasen un mal rato ante prueba tan trascendente? ?Que se les pongan nerviosos?
El art¨ªculo narra la rebeli¨®n paterna, pero no facilita claves justificativas de la misma.
O los padres en cuesti¨®n est¨¢n tan politizados como los partidos y sindicatos y deciden hacer del examen una escaramuza pol¨ªtica m¨¢s, lo cual ser¨ªa lo menos malo con ser triste y penoso, o, en otro caso, se trata de ese mal entendido y peor ejercitado hiperproteccionismo que de un tiempo a esta parte caracteriza las relaciones paternofiliales. En todo caso, lamentable.
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