Energ¨ªa nuclear: de la opacidad a la transparencia
Desde el a?o 1993 Vandell¨°s II viene degrad¨¢ndose. Durante m¨¢s de una d¨¦cada ha habido problemas de corrosi¨®n, se han degradado los servicios esenciales de la central, se ha invertido en seguridad menos que nunca, el titular ha ocultado informaci¨®n, el CSN ha reaccionado tarde, y se ha abierto una crisis sin precedentes en el organismo supervisor de la seguridad nuclear en nuestro pa¨ªs.
Ha pasado lo que algunos tem¨ªamos: se ha primado el criterio de rentabilidad econ¨®mica por delante del principio sagrado de la seguridad. En cinco a?os ha habido una disminuci¨®n del 62% por ciento de la inversi¨®n en seguridad. En el 2002 los controles pasaron de ser anuales a realizarse cada 3 a?os. La consagrada competitividad y la reducci¨®n de costes ha arrastrado a algo tan sagrado como la seguridad en el terreno nuclear.
Lo sucedido se puede explicar con un ejemplo: sup¨®ngase el caso de un veh¨ªculo que est¨¢ circulando y de repente deja de funcionar el freno de pie por falta de mantenimiento de su propietario. En un an¨¢lisis de riesgo se podr¨ªa tener en cuenta el uso del freno de mano como m¨¦todo v¨¢lido para parar el veh¨ªculo. Sin embargo, nadie en su sano juicio volver¨ªa a conducir el coche en condiciones normales sin freno de pie. Pero a la responsabilidad original del propietario se le suma la del inspector. Es evidente que si un veh¨ªculo con graves deficiencias en el freno de pie pretende pasar la ITV del coche, la autoridad responsable prohibir¨¢ inmediatamente circular en estas condiciones. Pues bien, la central no solo funcion¨® con serias dudas sobre el freno de pie -los trenes de refrigeraci¨®n-, sino que adem¨¢s se dej¨® que funcionase conociendo o pudiendo conocer su deterioro. Y para colmo, la denuncia provino de un transe¨²nte preocupado por la seguridad del veh¨ªculo.
Est¨¢ claro que en el incidente que nos ocupa ha habido una preocupante dejadez por parte de los titulares de la central. Y aqu¨ª nos deber¨ªa asaltar el primero de los interrogantes: ?una empresa que hace dejaci¨®n de sus funciones debe continuar ejerciendo dicha responsabilidad? Pero m¨¢s all¨¢ de las responsabilidades del titular de la central, las del ¨®rgano supervisor tambi¨¦n son inexcusables. Todo indica que el CSN no ha actuado con toda la diligencia. No tiene sentido que tras la ruptura del sistema de refrigeraci¨®n primario se permitiese el normal funcionamiento de la central sin ordenar su parada (recordemos que justamente antes de que Vandell¨°s se conectara a la red, la central remiti¨® sus comprobaciones del sistema averiado al CSN, que, sin revisarlas, autoriz¨® a la planta a subir la potencia del reactor). Mas a¨²n existiendo una profunda corrosi¨®n del tren secundario, y sin haberse realizado las pruebas de supervisi¨®n en los a?os que correspond¨ªa -prueba hidrost¨¢tica del a?o 1999-. ?C¨®mo es posible que el CSN primero diera el visto bueno y que 8 meses despu¨¦s juzgara insuficientes las reparaciones llevadas a cabo por la central? ?Es razonable que la funci¨®n de control se deba m¨¢s a las reiteradas denuncias de Greenpeace y Ecologistas en Acci¨®n que a la informaci¨®n en tiempo real de los supervisores de la central? La gota que colma el vaso, despu¨¦s de lo sucedido, es el intento de ocultar informaci¨®n o evitar la publicaci¨®n de informes demoledores. El ¨²nico objetivo de esta pr¨¢ctica es la protecci¨®n de aquellos titulares sobre los que parad¨®jicamente la presidenta del CSN, M? Teresa Estevan Bolea, dice haber perdido toda confianza.
Conclusi¨®n: la responsabilidad pol¨ªtica de la m¨¢xima autoridad del CSN es inexcusable, aunque lo trascendente sea la creaci¨®n de los mecanismos necesarios para que esta situaci¨®n no se vuelva a producir. Cuando los servicios esenciales de una central se corroen sin que pase absolutamente nada, las responsabilidades se deben asumir, para acto seguido implementar instrumentos que garanticen mayor y mejor control, transparencia, informaci¨®n y participaci¨®n. Para ello habr¨ªa que llevar a cabo una serie de reformas en profundidad; para un mayor control se deber¨ªa crear un Comit¨¦ Asesor T¨¦cnico independiente con el fin de asesorar y supervisar t¨¦cnicamente la gesti¨®n del CSN. Su composici¨®n deber¨ªa ser plural, con profesionales de reconocido prestigio, miembros de entidades ecologistas, as¨ª como por representantes de las comunidades aut¨®nomas y de municipios afectados, con lo cual tambi¨¦n se aumenta la participaci¨®n de los diferentes sectores sensibilizados con la materia. Debe haber un marco para que estos sectores, y en definitiva, la sociedad civil, dispongan de la informaci¨®n a tiempo real. Por otra parte, y con el fin de aumentar la transparencia, se deber¨ªa garantizar la confidencialidad a aquellos trabajadores que denuncien problemas de seguridad, tal y como ya sucede en los EE UU. No puede ser que la Asociaci¨®n de Personal con Licencia de Operaci¨®n de Control, APLOC, se decida ahora a denunciar a los directivos de Vandell¨°s, mientras que si lo hubiera hecho cuando apareci¨® la fuga, podr¨ªan haber forzado la reparaci¨®n del sistema de refrigeraci¨®n en aquel instante.
Con frecuencia se afirma que la energ¨ªa nuclear es barata (olvid¨¢ndose de los costes del tratamiento de unos residuos que van a durar centenares o miles de a?os, del ahorro en seguridad y de una responsabilidad civil que no asumen). Est¨¢ claro que hasta el momento, la tentaci¨®n del m¨¢ximo beneficio ha pesado m¨¢s que la excelencia en la seguridad. Lo sucedido en Vandell¨°s es grave, pero es solo la punta del iceberg de unos modelos de gesti¨®n de la seguridad muy preocupantes. No es solo que las luces de alerta no se hayan disparado; es que no exist¨ªan todos los instrumentos para que se pusieran en marcha. En este contexto, el compromiso de cierre de las centrales nucleares asumido por Rodr¨ªguez Zapatero debe dejar de ser un compromiso gen¨¦rico. La reforma del CSN es ineludible, para acto seguido empezar a hablar de un calendario de cierre para las nucleares.
Joan Herrera es portavoz de Izquierda Verde (IU-ICV).
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