Modelos contaminantes
A pesar de que arrecian las cr¨ªticas basadas en los an¨¢lisis de la eco-eficiencia de los modelos ambientales urbanos andaluces, se aprecia la insostenibilidad creciente de los modelos metropolitanos y, a pesar, -sobre todo- de las nuevas directrices de planificaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa, no se consigue poner l¨ªmites a los desmanes urban¨ªsticos. Seguimos en una espiral de m¨¢ximo crecimiento. S¨®lo algunas de las cifras moderadamente ralentizadas del crecimiento tur¨ªstico y los esc¨¢ndalos inmobiliarios, promovidos por la ilegalidad contumaz de algunos ayuntamientos costeros, parecen obligar a m¨¢s decisi¨®n sobre la necesidad de adelantar medidas y cortar de ra¨ªz las causas del impulso econ¨®mico del desarrollo insostenible de nuestra comunidad.
El Observatorio Ambiental de Andaluc¨ªa, en su informe 2005 (durante 2003-2004) apunta algunos datos de inter¨¦s sobre los sectores principales de nuestra econom¨ªa. Destaca el descenso de todos los ¨ªndices de crecimiento agr¨ªcola, desde la producci¨®n final, la renta agraria, el VAB (valor a?adido bruto -14%) y el consumo de agua (-17%); antes de la sequ¨ªa.
El resto de sectores crece. El consumo de energ¨ªa crece por fuentes y sectores (4,17%) y est¨¢ por encima del PIB (2,9%), con un ¨ªndice de intensidad energ¨¦tica del 1,24%. En transportes han aumentado los tr¨¢ficos, el uso de transporte p¨²blico por carretera y ferrocarril y se mantienen tasas razonables de consumo de energ¨ªa en relaci¨®n con el VAB (del 1,71%). El sector tur¨ªstico crece en oferta de plazas tur¨ªsticas entre el 40% m¨¢s (alojamientos) y el 65% (turismo rural), en demanda de alojamientos tur¨ªsticos (n¨²mero de turistas 118%), pernoctaciones y turismo rural. Aumentan el crecimiento y las presiones ambientales, pues el gasto tur¨ªstico es el 3% y el VAB del turismo s¨®lo el 1,71% en tanto su consumo de energ¨ªa es el 12% y la generaci¨®n de residuos el 13%. Mejora la eco-eficiencia del sector industrial, aunque la producci¨®n de residuos peligrosos es un 20,20% mayor. En el sector de la construcci¨®n se mantiene la tendencia entre el VAB del 4% y las presiones ambientales: Consumo de cemento 8%, consumo de ¨¢ridos 7%, consumo de suelo 14%, con 27% m¨¢s de viviendas iniciadas y 5% m¨¢s terminadas, un 19% m¨¢s de viviendas a construir, m¨¢s del 23% a rehabilitar, un 19 % a demoler y una disminuci¨®n en obra oficial de un -5%.
Las cifras planteadas dan idea de la bonanza econ¨®mica del desarrollo insostenible. Proceden de los sectores que aportan menos valor a?adido a las balanzas que importan. La inversi¨®n en I+D o I+D+i (en la terminolog¨ªa actual), a las TIC, o a los sectores de innovaci¨®n en general. Para que la comunidad andaluza no quede exhausta en sus principales recursos naturales, y colonizada en sus recursos humanos hay que cambiar de modelo. El modelo auton¨®mico andaluz debe ser de auge y fomento de otras maneras de crecer, lo que hoy no se vislumbra en la opini¨®n p¨²blica, ni en el lenguaje pol¨ªticamente tibio de sus dirigentes pol¨ªticos, con excepci¨®n, tal vez del presidente Chaves, que tiene un proyecto de innovaci¨®n trazado como meta pol¨ªtica de la legislatura.
A estos ¨ªndices, que son preocupantes ya por la falta de agua, el consumo de suelo, el despilfarro energ¨¦tico, la falta de extensi¨®n de las energ¨ªas renovables y la generaci¨®n de residuos...hay que a?adir la presi¨®n sobre el litoral. En el litoral se concentran modelos insostenibles, ilegales y dif¨ªciles de reconducir, conviviendo con descarados discursos desarrollistas, que solo pretenden el crecimiento a cualquier coste -aunque sea bajo hueras terminolog¨ªas de blando contenido ambiental maquillando desafueros-. El discurso de Marbella de Benalm¨¢dena, y el de otros municipios costeros, reflejados por EL PA?S Andaluc¨ªa, representan la confirmaci¨®n de que los datos ambientales son asim¨¦tricos y los impactos muy desiguales entre las presiones de las costas y sus focos.
La concentraci¨®n litoral est¨¢ llevando en volandas hacia el discurso indiscriminado del impacto desigual. La masificaci¨®n en altura, al soterramiento de infraestructuras de transporte a cualquier precio y algunos todav¨ªa incipientemente comprensivos planes de ordenaci¨®n del litoral tratan los territorios ?todav¨ªa! como ciudades, las urbanizaciones como barrios, los suelos como expectativas y los parajes naturales como reservas tur¨ªsticas.
Estamos a punto para el colapso de nuestro ¨ªndice de sostenibilidad, -que es la energ¨ªa empleada dividida por la complejidad de los sistemas, seg¨²n Salvador Rueda-. La supremac¨ªa del despilfarro impide ver que no podemos seguir creciendo as¨ª, que estamos hipotecando el futuro en acciones de una econom¨ªa vac¨ªa. Mientras los regidores de municipios de todos los signos (unos signos m¨¢s que otros) se disponen a enterrar o a erigirlo todo. Intercambiadores modales sirven de excusa a grandes operaciones, que no prev¨¦n sus impactos. Torres garantizan las operaciones inmobiliarias, cuando no se puede sacar m¨¢s al suelo. Y ahora le toca el turno a la explotaci¨®n petrol¨ªfera del Mar de Albor¨¢n, a ver si resulta que podemos contaminar m¨¢s mar y derrochar m¨¢s tierra en un futuro.
El modelo m¨¢s contaminante, por encima de los dem¨¢s, es el discurso despilfarrador actual: Cambiarlo ya es el principio del cambio.
Carlos Hern¨¢ndez Pezzi es arquitecto.
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