Metales incandescentes

Llegaban a Madrid, una vez m¨¢s, desde su aislada regi¨®n de Rumania. Son roman¨ªes, gitanos, los otros europeos. Genuina y fascinante expresi¨®n sonora de su etnia, llegaron al mercado del disco hace ahora siete a?os. Al ser una m¨²sica transmitida de padres a hijos, resulta de lo m¨¢s natural que convivan en esta banda de metales balc¨¢nicos desde veintea?eros hasta alg¨²n abuelo.

Los 12 instrumentistas c¨ªngaros ofrecieron una aproximaci¨®n al cl¨¢sico del jazz Caravan, su irresistible versi¨®n del tema principal de las pel¨ªculas del agente 007 -"me llamo Bond, James Bond..."- o un Moliendo caf¨¦ que los convertir¨ªa en reyes de cualquier verbena. Se les puede soltar en una plaza de Tokio, una calle de Nueva Orleans o un festival de rock alternativo con id¨¦ntico resultado: alborozo general.

Combaten los pesares de la vida y alientan la alegr¨ªa con un ritmo binario que no necesita traducci¨®n y lleva casi inevitablemente al baile. Hay algo arrebatador en la Fanfare Ciocarlia. Lo capt¨® el compositor de la banda sonora de Chicago y lo han sentido directores de cine como ?lex de la Iglesia (Crimen ferpecto) o Fatih Akin (Contra la pared). No es que presuman de ser los m¨²sicos m¨¢s r¨¢pidos de los C¨¢rpatos, es que desaf¨ªan al metr¨®nomo. Terminaron bajando del escenario y tocando entre la gente. Uno de ellos pasaba el sombrero por la sala: no hay que descuidar los negocios.