El precio de la paz
No conozco ning¨²n proceso de paz, ni de ahora ni de antes, que sea inmaculado, gratuito y espont¨¢neo. Aunque fuera deseable, simplemente no es posible, por la propia naturaleza de los conflictos, sean cuales sean sus historias, pero siempre te?idos de muertes, violencias, miedos y represalias. Hay principios b¨¢sicos, ineludibles e inevitables que van impl¨ªcitos en cualquier intento de construir procesos de paz. Uno de ellos es tener que hablar en alg¨²n momento con la otra parte y cara a cara; otro es el de explorar mediante terceros las condiciones que podr¨ªan hacer posible el cese final de la violencia; un tercero es el de que en el momento final tendr¨¢ que haber facilidades jur¨ªdicas de alg¨²n tipo, y un cuarto principio es el de que no hay finales v¨¢lidos sin mayor¨ªas suficientes que le presten apoyo.
Aunque cada proceso de paz es distinto, se pueden establecer tipolog¨ªas que permiten definir estrategias diferenciadas para cada caso. No es lo mismo encarar un proceso de paz en el que el tema de fondo es el reparto del poder pol¨ªtico que un proceso donde se debate una arquitectura pol¨ªtica intermedia para una demanda de autogobierno regional, o un proceso especialmente marcado por el terrorismo. En el caso del Pa¨ªs Vasco, con un conflicto absolutamente at¨ªpico en el mundo de hoy, creo que en estos momentos hay las bases suficientes para esperar una soluci¨®n definitiva del mismo a corto plazo, y por varios motivos: el presidente Zapatero est¨¢ decidido y comprometido a llegar hasta el final; el PSE ha roto las amarras que le encadenaban al PP y ha elaborado y madurado un discurso propio en busca de soluciones viables; ETA entendi¨® el mensaje simb¨®lico de lo que vale una muerte despu¨¦s del 11-M, y Batasuna ha hecho una propuesta muy razonable (s¨ª, muy razonable en t¨¦rminos de estrategia de paz), que permite separar lo pol¨ªtico (que se deja en manos de la sociedad vasca y a trav¨¦s de la b¨²squeda de consensos) de la facilidad jur¨ªdica sobre los presos, que queda en manos de la negociaci¨®n entre el Gobierno y ETA.
Que una propuesta de este tipo venga de Batasuna y tenga el aval de ETA no quiere decir que sea mala f¨®rmula, porque en el fondo de todo lo que se est¨¢ proponiendo es la autodisoluci¨®n de ETA sin precio pol¨ªtico, aunque s¨ª con unas condicionalidades perfectamente asumibles: la discusi¨®n sobre el futuro pol¨ªtico del Pa¨ªs Vasco se har¨¢ democr¨¢ticamente, con el tiempo que haga falta, partiendo de lo que hay ahora, y en base a que nada se puede decidir si no es con el logro de mayor¨ªas suficientes; o lo que es lo mismo, con un m¨ªnimo de dos tercios, y a ser posible, con un aval de tres cuartos de los votos de la poblaci¨®n vasca, poniendo fin a la perversa l¨®gica matem¨¢tica del 51%. Y algo m¨¢s, imposible de querer ocultar: habr¨¢ que aceptar algo tan sano y democr¨¢tico como realizar una consulta popular, una vez ETA se haya disuelto. ?Por qu¨¦ el PP tiene ese terror a un nuevo escenario democr¨¢tico y de consensos amplios para avanzar en una discusi¨®n pol¨ªtica y social que, un d¨ªa u otro, tendr¨¢ que hacerse de manera normalizada? Quiz¨¢s porque cuando llegue ese d¨ªa ETA ya se habr¨¢ autodisuelto y el terrorismo ser¨¢ cosa del pasado. Intentar llegar a este punto, prepararlo, no es, pues, traicionar a los muertos, sino trabajar para que no haya m¨¢s en el futuro, que es algo muy distinto y mucho m¨¢s interesante y deseable.
Aunque no lo quieran o no sean capaces de entenderlo los l¨ªderes de la oposici¨®n, el Gobierno tiene la obligaci¨®n de enviar mensajes a ETA y estudiar su respuesta, de explorar todo lo necesario y finalmente de hablar directamente con este grupo. As¨ª se ha tenido que hacer siempre y en todas partes, guste o no, para poner punto final a una situaci¨®n conflictiva, sea cual sea su naturaleza. Vista la contundencia de los discursos de los se?ores Rajoy y Acebes, no aspiro ya a que estas personas entiendan aspectos esenciales de procesos de este tipo, pero conf¨ªo en que muchos militantes de este partido y la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles, incluidos muchos articulistas, entiendan que es posible terminar 2005 con ETA autodisuelta, muchos presos en la calle, Batasuna en la legalidad, nadie con escolta y mirando los bajos de su autom¨®vil, sin m¨¢s asesinatos y todos hablando de pol¨ªtica y buscando mayores consensos. Los muertos, las v¨ªctimas de esta tragedia, no los podemos ya recuperar, pero su memoria s¨®lo ser¨¢ plenamente honrada si somos capaces de decirles que hicimos lo que ten¨ªamos que hacer para poner punto final a la insensatez. No se trata de poner un precio pol¨ªtico a la paz, sino de entender que la paz es un valor, y como tal no tiene precio, aunque requiera de mucho coraje para conseguirla.
Vicen? Fisas es director de la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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