Ancho de v¨ªa universitaria
Las propuestas de nuevas titulaciones universitarias hechas p¨²blicas en las ¨²ltimas semanas han causado comprensible sorpresa en la opini¨®n p¨²blica y en las propias universidades. En algunos casos, incluso estupor. El proceso para la adaptaci¨®n de Espa?a al Espacio Europeo de Ense?anza Superior (EEES) empez¨® hace varios a?os y ha tenido una participaci¨®n intensa y continuada de especialistas y directivos universitarios, pero no ha despertado el inter¨¦s general hasta la publicaci¨®n de estas propuestas, sobre las que deber¨¢ pronunciarse el Gobierno.
La ausencia de un proyecto de reforma por parte de los gobiernos anteriores ha producido efectos poco acordes con el esp¨ªritu de Bolonia, la ciudad italiana donde, en 1999, se materializ¨® el compromiso de 29 estados europeos en una propuesta de ambicioso alcance: la homologaci¨®n de las ense?anzas superiores para facilitar la libre circulaci¨®n e intercambio de estudiantes en Europa. Dicho proyecto se basa esencialmente en la creaci¨®n del llamado sistema europeo de transferencia de cr¨¦ditos (ECTS) y en la estructuraci¨®n de las titulaciones en un doble ciclo oficial de grado y postgrado, equiparable en todos los pa¨ªses. En ambos aspectos, a los elementos de homologaci¨®n se suman otros de innovaci¨®n pedag¨®gica.
Las propuestas conocidas responden a criterios de continuidad con el sistema de titulaciones vigente
La implantaci¨®n del cr¨¦dito europeo no presenta otros problemas que los derivados del grado de inter¨¦s con que universidades, profesores y alumnos la lleven a cabo y de los recursos que se habiliten. La sustituci¨®n del concepto actual de cr¨¦dito como n¨²mero de horas de clase impartidas por un profesor en una asignatura -10 horas por cr¨¦dito- por el nuevo concepto de horas de trabajo de un alumno -25 horas por cr¨¦dito, de las que como m¨¢ximo la mitad deben corresponder a clases expositivas o te¨®ricas, las mal llamadas clases magistrales-, comporta un cambio profundo en las formas de trabajo de profesores y alumnos, con la introducci¨®n sistem¨¢tica de actividades pr¨¢cticas, tutor¨ªas y seminarios. Se trata de cambiar el paradigma tradicional de profesor que s¨®lo ense?a por uno en que el profesor tambi¨¦n facilita y estimula el aprendizaje.
El problema principal se ha planteado en lo relativo a la estructura de las titulaciones, como se est¨¢ viendo en las ¨²ltimas semanas. El modelo Bolonia plantea la ense?anza universitaria como un proceso de 5 a?os o 300 cr¨¦ditos, divididos en un primer ciclo o grado de 3 o 4 a?os (180 o 240 cr¨¦ditos) de titulaciones b¨¢sicas y generalistas, y un segundo ciclo o postgrado de 2 o 1 a?os (120 o 60 cr¨¦ditos) de car¨¢cter m¨¢s profesional y especializado, adem¨¢s de un tercer ciclo de doctorado.
En general, las propuestas conocidas en las ¨²ltimas semanas responden a criterios de continuidad con el sistema de titulaciones vigentes, con un predominio casi absoluto de lo que en el argot universitario se conoce como carreras de 4+1 frente al modelo 3+2 de la mayor¨ªa de los dem¨¢s estados, empezando por los de referencia, como el brit¨¢nico o el franc¨¦s, por no decir el norteamericano. No se facilita de esta manera la homologaci¨®n para la circulaci¨®n de estudiantes ni se cumple la reducci¨®n del n¨²mero de titulaciones a favor de un grado de formaci¨®n b¨¢sica y generalista.
El car¨¢cter conservador de la mayor¨ªa de estas propuestas no contempla el postgrado como parte integrante del modelo Bolonia, que se basa en la ecuaci¨®n grado + postgrado = 5 a?os y plantea en Espa?a un verdadero cambio conceptual y de sistema que pocos quieren asumir. En muchas de las conferencias de decanos llevadas a cabo en los ¨²ltimos a?os, todo el debate se ha centrado en c¨®mo adaptar una carrera de cinco a?os a cuatro o en demostrar la inviabilidad de carreras de s¨®lo tres a?os, dejando de lado el postgrado oficial que el modelo Bolonia presenta como complemento necesario del grado.
La actual organizaci¨®n de la docencia en las universidades espa?olas y la confusi¨®n conceptual derivada de los cambios de nombres -se habla de grado en lugar de licenciatura y se llama m¨¢ster al postgrado- explican en parte la situaci¨®n, as¨ª como la falta de concreci¨®n sobre los recursos para financiar el segundo ciclo.
En contraste con la fuerza con que impuso directrices en otras reformas de la ense?anza secundaria y universitaria, el Gobierno anterior dej¨® en manos de las propias titulaciones -no de las universidades- la formulaci¨®n de las respectivas propuestas de adaptaci¨®n, bajo la tutela directiva de la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (ANECA).
Como gu¨ªa inequ¨ªvoca, unos borradores de decretos que establec¨ªan como criterio b¨¢sico titulaciones de grado de cuatro a?os -duraci¨®n ya en vigor desde la Ley de Reforma Universitaria de 1983- y programas de postgrado de uno. Los decretos que ha comenzado a publicar el Gobierno actual introducen un elemento de flexibilidad, en cuanto admiten indistintamente el modelo 4+1 y el modelo 3+2 seg¨²n el tipo de titulaciones.
Con la previsi¨®n de publicar pr¨®ximamente un cat¨¢logo de titulaciones de grado -para los programas de postgrado se da un cierto margen a la autonom¨ªa de las universidades y a la intervenci¨®n de las comunidades aut¨®nomas-, el Gobierno se encuentra en la tesitura de validar unas propuestas continuistas, de acuerdo con los intereses corporativos de centros y departamentos, cuya implantaci¨®n supondr¨ªa un distinto ancho de v¨ªa espa?ol en el espacio europeo de la ense?anza superior.
Abordar a estas alturas una reforma en la que no tuvo inter¨¦s el Gobierno anterior no parece estar entre los prop¨®sitos del actual, ni que sea por las demoras acumuladas en el calendario -en 2010, el EEES debe ser una realidad en todos los estados que voluntariamente lo han adoptado-. La entrada de Espa?a en el espacio universitario europeo con distinto ancho de v¨ªa al adoptado mayoritariamente llevar¨ªa inevitablemente a conflictos de diversos tipos. Los estudiantes que hasta hoy parecen ¨²nicamente preocupados por los riesgos de privatizaci¨®n de la universidad p¨²blica que el modelo pueda contener, ser¨ªan los principales perjudicados.
Se dar¨ªa la paradoja de que las universidades m¨¢s innovadoras fueran las principales perjudicadas, enfrentadas inevitablemente a tener que dar pasos atr¨¢s. Se entiende que las universidades que no han reducido a¨²n de cinco a cuatro a?os la duraci¨®n de las carreras establecida por la LRU hace veinte a?os, consideren la propuesta de titulaciones de cuatro a?os como una verdadera reforma, que para otras m¨¢s avanzadas puede resultar una contarreforma.
Dos ejemplos: los segundos ciclos establecidos por la LRU en las titulaciones de cuatro a?os que anticipaban el modelo 3 + 2 de flexibilidad y formaci¨®n b¨¢sica m¨¢s especializaci¨®n profesional; y la recuperaci¨®n de carreras generalistas como la licenciatura en Humanidades que pon¨ªan fin a la excesiva fragmentaci¨®n en que acab¨® derivando la antigua Filosof¨ªa y Letras. El segundo ciclo de Periodismo, aplicado con notable ¨¦xito de demanda, de resultados acad¨¦micos y de inserci¨®n profesional, desaparece, a tenor del proyecto de licenciatura de cuatro a?os presentado a la ANECA por la Conferencia de Decanos -con la reserva cr¨ªtica de algunas universidades- y de la propuesta de la subcomisi¨®n correspondiente del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria. En el caso de Humanidades, a pesar de contar con los mejores ¨ªndices de demanda y de inserci¨®n laboral en el campo de las tradicionales licenciaturas de "letras", es la subcomisi¨®n que no la contempla en su propuesta.
El corporativismo y la obsesi¨®n reglamentista que caracteriza al modelo universitario espa?ol -algo que resulta simplemente incomprensible en el mundo anglosaj¨®n- puede obligarnos a circular por un ancho de v¨ªa absurdamente incompatible con el de nuestros vecinos. Y si encima se intentan suprimir los pocos "inventos" que ya funcionan y que mejor se adaptan al esp¨ªritu de Bolonia, vamos a introducir factores depresivos a un sistema universitario que necesita la mejor disposici¨®n an¨ªmica para afrontar los grandes retos y las grandes esperanzas que se perfilan en el horizonte inmediato
Jaume Guillamet y Miquel Berga son los decanos de Periodismo y de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- MEC
- Opini¨®n
- VIII Legislatura Espa?a
- EEES
- Titulaciones
- Universidad
- Pol¨ªtica educativa
- PSOE
- Ministerios
- Uni¨®n Europea
- Legislaturas pol¨ªticas
- Educaci¨®n superior
- Gobierno
- Centros educativos
- Organizaciones internacionales
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones exteriores
- Sistema educativo
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Educaci¨®n
- Pol¨ªtica