Los sindicatos franceses desaf¨ªan al Gobierno a pocos d¨ªas del refer¨¦ndum
Los trabajadores se rebelan contra la jornada laboral impuesta para ayudar a los ancianos
La jornada de trabajo no remunerado decretada ayer, lunes de Pentecost¨¦s, en Francia para recaudar 2.000 millones de euros y destinarlos a la ayuda a los ancianos y personas dependientes se convirti¨® en un desaf¨ªo al Gobierno de Jean-Pierre Raffarin. El ligero repunte del no a la Constituci¨®n europea en algunos sondeos hay que atribuirlo al rechazo a la pol¨ªtica del Ejecutivo y a la irritaci¨®n por la jornada de ayer. Los dos nuevos sondeos conocidos ayer, uno de CSA y otro de Ipsos, dan al no como ganador por un 51%, contra un 49% a favor del s¨ª.
A efectos pr¨¢cticos, el d¨ªa de ayer fue casi festivo. La actividad laboral y econ¨®mica se vio notablemente reducida, pero no paralizada. El transporte p¨²blico funcion¨®, aunque con problemas; las escuelas abrieron en su mayor¨ªa,aunque muchos alumnos no acudieran a clase, y en el sector privado, gracias a la flexibilidad derivada de la jornada de 35 horas, no hubo ning¨²n tipo de problema.
La "jornada de solidaridad" fue aprobada por ley tras el profundo impacto que tuvo en la opini¨®n p¨²blica francesa la mortandad -estimada en 15.000 personas, la mayor¨ªa ancianos y enfermos- causada por la ola de calor del verano de 2003. El Gobierno proclamaba ayer tarde que el vaso estaba medio lleno y los sindicatos aseguraban que estaba medio vac¨ªo. Lo ¨²nico cierto es que, dado que la jornada hab¨ªa sido regulada por ley, las arcas del Estado se beneficiar¨¢n de los 2.000 millones de euros previstos para financiar la ayuda a ancianos y minusv¨¢lidos.
En 89 ciudades francesas los transporten p¨²blicos se vieron afectados, al menos en parte. En Lille, el paro fue total, al igual que en Estrasburgo y Burdeos. En otras ciudades la situaci¨®n era muy cercana a la normalidad, como en Par¨ªs, donde s¨®lo algunas l¨ªneas de metro circulaban con una frecuencia menor de la de un d¨ªa de trabajo. En los aeropuertos, donde por la ma?ana la jornada se aventuraba dif¨ªcil, la situaci¨®n fue normaliz¨¢ndose a lo largo del d¨ªa. Los controladores a¨¦reos provocaron la cancelaci¨®n de algunos vuelos, concretamente de siete con Espa?a, as¨ª como de retrasos considerables. Durante el d¨ªa tuvieron lugar diversas manifestaciones en muchos puntos del pa¨ªs que concentraron a miles de personas.
Impacto de la huelga
En la Ense?anza, el Gobierno y los sindicatos discrepaban abiertamente sobre el impacto de la huelga. Seg¨²n el Ejecutivo, solo un 22% de los profesores no acudieron a los centros escolares. Lo que s¨ª era evidente, y reconoc¨ªan ambos bandos, es que los alumnos, en previsi¨®n de lo que podr¨ªa pasar o simplemente porque se hab¨ªan tomado el puente festivo, practicaron mayoritariamente el absentismo. En el sector p¨²blico, adem¨¢s de los transportes y la ense?anza, la huelga fue seguida por los empleados de correos (el 80%) y los funcionarios en el Ministerio de Sanidad (el 50%).
Desde hace semanas los hoteles estaban dando altas cifras de ocupaci¨®n para la noche del domingo al lunes, lo que ya aventuraba que muchos franceses se hab¨ªan tomado el d¨ªa libre. Esto no significa, sin embargo, que los asalariados franceses no secundaran la jornada de solidaridad decretada por el Gobierno. Los mecanismos establecidos al implantar la semana laboral de 35 horas, as¨ª como las posteriores ampliaciones de las horas extras, otorgan a los trabajadores franceses un importante margen de maniobra para gestionar los d¨ªas de libranza que les corresponden cuando acumulan un determinado n¨²mero de horas. Grandes empresas del sector privado que hab¨ªan decidido trabajar normalmente, como Peugeot, Carrefour o Totral recurrieron a este mecanismo y otras, para evitarse problemas decidieron cerrar sus puertas, dar fiesta a sus empleados y correr con el gasto.
El Ejecutivo hac¨ªa sus cuentas bas¨¢ndose en una encuesta realizada durante el fin de semana: un 44% de los trabajadores anunciaba que ir¨ªa a trabajar; un 28% optaba por gastar un d¨ªa libre y el 13% era empleado en empresas que hab¨ªan decidido cerrar. Resultado: s¨®lo el 14% apoyaba la huelga.
En lo cotidiano, la jornada tuvo algunos elementos surrealistas. Los taxistas aplicaron tarifas de d¨ªa laborable, pero los aparcamientos en las zonas azules de las ciudades eran gratuitos. El Gobierno trabaj¨® para dar ejemplo, pero los diputados no acudieron a la Asamblea Nacional, aunque por otra raz¨®n; el inicio de la campa?a por el refer¨¦ndum sobre el Tratado Constitucional Europeo, que ha supuesto el cierre de la C¨¢mara hasta despu¨¦s de la cita con las urnas.
Los sindicatos argumentaban que la solidaridad la pagaban exclusivamente los asalariados. Seg¨²n el secretario general de la Confederaci¨®n General del Trabajo CGT), Bernard Thibault, el sistema establecido por el Gobierno "favorece a las empresas".
![Un parisiense pasea a su hijo delante de carteles a favor del <i>s¨ª </i>y del <i>no</i> en el refer¨¦ndum del pr¨®ximo d¨ªa 29.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K3EEB4VMLIMGUWK7DARMYSBID4.jpg?auth=3f15deb43305e477bd5512147f6090a591f273ab6e6b96969aca5782ceb119a7&width=414)
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