El rayo que desat¨® una tormenta en Huesca
La explosi¨®n de una harinera hace un mes, que caus¨® cinco muertos, recrudece la pol¨¦mica en la ciudad aragonesa sobre la permanencia de un pol¨ªgono industrial en el centro urbano
"Primero o¨ª un estruendo horrible, unas vibraciones como si fuera un terremoto muy potente, como si se estuviera derrumbando la planta entera. Luego vino la ola de fuego". As¨ª describe la secuencia de la deflagraci¨®n que se produjo en la harinera Porta de Huesca el pasado 14 de abril Jos¨¦ Luis Finestra, uno de los trabajadores que se encontraba en la instalaci¨®n aquella tarde. "En ese momento yo estaba cargando mercanc¨ªa en un cami¨®n. La ola de fuego vino tan fuerte que hasta los camiones se desplazaron. Daba horror. Vi compa?eros ardiendo, chapa met¨¢lica lloviendo por todas partes, llamas, gritos. Se me prendi¨® el pelo, se me quemaron las manos. Estoy vivo de milagro".
La causa de la explosi¨®n, que se produjo en el transcurso de una tormenta, todav¨ªa no est¨¢ clara. La hip¨®tesis principal es que pudo ser originada por un rayo que alcanzara la f¨¢brica y prendiera el polvo de harina, altamente inflamable. Pero, en espera de las conclusiones de la investigaci¨®n policial, no se pueden descartar otras fuentes de ignici¨®n.
El polvo desprendido en la elaboraci¨®n de la harina tiene un alto potencial explosivo
Muchas de las 190 harineras que existen en Espa?a se hallan en zonas urbanas
Frente a las dudas sobre el origen de la cat¨¢strofe se alzan las certezas, claramente dram¨¢ticas, de sus consecuencias. Cinco personas fallecidas, cuatro todav¨ªa ingresadas en el hospital -una de ellas en estado grave- y otras diez heridas de diversa consideraci¨®n. La f¨¢brica, por su parte, queda en gran parte destrozada. El impresionante agujero dejado en su estructura por la deflagraci¨®n es la primera cosa que se nota al salir de la estaci¨®n de Huesca. Pero, por dentro, el escenario es incluso m¨¢s impactante. Escalofriante.
Sin embargo el balance pod¨ªa haber sido mucho m¨¢s dram¨¢tico, ya que la harinera se alza en medio de bloques de viviendas, en el centro de Huesca. La onda expansiva de la explosi¨®n se dirigi¨® principalmente hac¨ªa el lado que linda con un espacio deshabitado, limitando as¨ª los da?os. Si se hubiera desplazado en el sentido opuesto, habr¨ªa afectado directamente a los bloques de viviendas que est¨¢n a una treintena de metros de la harinera.
Desde aquella tarde los vecinos contemplan la silueta de la f¨¢brica con una preocupaci¨®n que, en algunos casos, roza el miedo. Y reclaman que desaparezca de una zona poblada por cientos de familias. En realidad, la f¨¢brica de harina se instal¨® en 1941 en lo que entonces era un pol¨ªgono industrial rodeado de campo. Pero el desarrollo urbano de Huesca ha llegado hasta el viejo pol¨ªgono. As¨ª que a pocas decenas de metros de la estructura se encuentran no s¨®lo viviendas, sino tambi¨¦n un cine, un centro cultural, un pub y varias tiendas, desde los que -sin poder ver el vientre ahora reventado de la f¨¢brica- se oy¨® bien a lo largo de d¨¦cadas el ruido de su trabajo.
La harinera no tiene la culpa de que la ciudad haya crecido a su alrededor. La responsabilidad es de los dirigentes municipales que han gestionado durante medio siglo el desarrollo urbanistico local. Sin embargo, la realidad es que la harinera representa un peligro. El polvo desprendido en la elaboraci¨®n de la harina (almid¨®n de trigo) tiene un alto potencial explosivo, y el suceso del mes pasado no es un caso aislado. En 1993, se produjo otra deflagraci¨®n en la harinera Villamayor, en el mismo pol¨ªgono oscense, esa vez sin causar muertes.
La amenaza que representan este tipo de instalaciones naturalmente no se limita a Huesca. En Espa?a hay unas 190 harineras, seg¨²n datos de la asociaci¨®n de fabricantes de harinas, y "no es infrecuente que se encuentren en zonas urbanas", seg¨²n el director de la Asociaci¨®n de Productores de Harina, Ram¨®n S¨¢nchez. La raz¨®n es que "se trata en muchos casos de plantas establecidas hace d¨¦cadas, o incluso en el siglo pasado. El crecimiento de las ciudades las est¨¢ absorbiendo". Pero, se?ala S¨¢nchez, "no hay leyes que establezcan una distancia m¨ªnima entre harineras y zonas urbanas", a pesar de que nadie discuta el potencial explosivo del polvo de harina.
El dolor de la ciudad por el dram¨¢tico episodio se convirti¨® entonces en profunda preocupaci¨®n cuando, dos semanas despu¨¦s del suceso, el consejero delegado de la harinera Porta, Jos¨¦ Porta Monedero, anunci¨® su intenci¨®n de reabrir la actividad, en la misma ubicaci¨®n, el 1 de octubre.
"Consideramos que existe la posibilidad de reiniciar la actividad en estas instalaciones respetando plenamente los par¨¢metros de seguridad", dice Porta. "Lo que est¨¢ claro es que no podemos permitirnos mantener cerrada la f¨¢brica por tiempo indefinido, perder¨ªamos nuestros clientes. Y hay que tener en cuenta, adem¨¢s del inter¨¦s de la impresa, el de sus trabajadores. Harinas Porta tiene en plantilla unas 50 personas, y da trabajo indirectamente a otras cincuenta", a?ade el consejero delegado.
La reacci¨®n de los vecinos del barrio no se hizo esperar. De inmediato se cre¨® una coordinadora de afectados por la harinera. Su portavoz, Amado C¨¢ncer, precisa que el objetivo es impedir la reapertura de la planta "porque la seguridad ciudadana es prioritaria respecto a los intereses econ¨®micos". La coordinadora presiona para que "se reubique la planta en una zona adecuada, para salvaguardar la seguridad y los puestos de trabajo", se?ala C¨¢ncer.
El Ayuntamiento de Huesca, gobernado por el PSOE, tiene planeado ya desde hace tiempo la reubicaci¨®n del pol¨ªgono. Se trata de un procedimiento complejo, en el que est¨¢n implicadas las empresas, las constructoras y la administraci¨®n p¨²blica. Para garantizar una justa indemnizaci¨®n a las empresas radicadas en ¨¦l y dejar un margen de beneficios a las constructoras sin que el Ayuntamiento tenga que pagar nada de su bolsillo, la administraci¨®n anterior fij¨® un nivel de edificabilidad muy alto.
"Sobre esta base", explica la concejal de urbanismo Mar¨ªa Tovar, "el equipo de gobierno est¨¢ trabajando en un convenio con las distintas partes, que establezca indemnizaciones adecuadas para las empresas del pol¨ªgono y que permita liberar y regenerar la zona. Es el momento, la fruta est¨¢ madura. Hay que moverse antes de que acabe pudri¨¦ndose".
Sin embargo, el convenio todav¨ªa no est¨¢ firmado y Harineras Porta, como reconoce el mismo Jos¨¦ Porta, tiene inter¨¦s en reanudar la actividad, "para negociar las indemnizaciones desde la posici¨®n de una empresa activa y que produce". Una aspiraci¨®n leg¨ªtima pero, a la vez, subordinada al mantenimiento de unas condiciones de seguridad m¨ªnimas.
Los vecinos se preguntan qu¨¦ tipo de inversi¨®n querr¨¢ hacer Harinas Porta para reformar las instalaciones destrozadas, teniendo la perspectiva de la reubicaci¨®n prevista por el plan urban¨ªstico del Ayuntamiento. La respuesta, sorprendentemente sincera, la ofrece ?lvaro Carnicero, director gerente de la empresa. "Est¨¢ claro que cumpliremos con las condiciones m¨ªnimas, pero est¨¢ tambi¨¦n claro que la inversi¨®n para una f¨¢brica que vamos a tener que dejar no puede ser la misma que para una f¨¢brica en la que tienes un futuro".
Ante las presiones para que se busque ya una nueva sede para la f¨¢brica, Porta observa que hasta que no se cierre el convenio la operaci¨®n es imposible, porque s¨®lo una vez determinadas las indemnizaciones los bancos se avendr¨¢n a prestar el dinero necesario para construir la nueva instalaci¨®n. Por lo tanto, su opci¨®n es la reapertura. "Si cumplimos con los est¨¢ndares de seguridad requeridos por la ley, tenemos derecho a abrir de nuevo", argumenta el consejero delegado. Las autoridades p¨²blicas competentes decidir¨¢n. Con rigor y transparencia, esperan los vecinos. De Huesca, y de todos los barrios pr¨®ximos a harineras a los que el desarrollo ha abandonado en medio del paisaje urbano.
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