Sequ¨ªa: una oportunidad para una pol¨ªtica m¨¢s inteligente y m¨¢s sostenible
Desde el 1 de septiembre de 2004 al 25 de mayo de 2005, las precipitaciones en Espa?a han resultado del orden del 65% de los valores medios. Se trata del periodo m¨¢s seco registrado desde 1947.
La sequ¨ªa es un fen¨®meno recurrente en el ¨¢rea mediterr¨¢nea y bien conocido en Espa?a. Se inicia con una disminuci¨®n de las precipitaciones y afecta progresivamente a la disponibilidad de agua en los cauces fluviales y en los acu¨ªferos. Sus efectos en el suministro de agua dependen del volumen almacenado tanto en los embalses como en los acu¨ªferos, consecuencia a su vez de c¨®mo se hayan gestionado tales recursos durante los a?os anteriores. Por lo tanto, la incidencia de la sequ¨ªa depende mucho m¨¢s del enfoque permanente de la pol¨ªtica de agua que de actuaciones precipitadas en los a?os de sequ¨ªa.
Se pierden cada a?o 5.000 hect¨®metros en las infraestructuras de almacenaje y conducci¨®n
Hoy podemos enfrentar la escasez con la reutilizaci¨®n de aguas depuradas y la desalaci¨®n
?C¨®mo se previene y minimiza una sequ¨ªa? Desde luego, no se pueden dise?ar las infraestructuras hidr¨¢ulicas pensando tan s¨®lo que, cuanto mayor sea su capacidad, mejor se garantizar¨¢n la totalidad de las demandas en caso de extrema y prolongada sequ¨ªa; igual que no se pueden resolver los grandes atascos puntuales ampliando indefinidamente el ancho de las carreteras o su n¨²mero. Ni siquiera el elevado coste econ¨®mico y ambiental de semejante dise?o podr¨ªa, en ning¨²n caso, asegurar la disponibilidad de suficientes recursos en ausencia de una aut¨¦ntica pol¨ªtica de gesti¨®n de los mismos.
Por cierto, la Ley del Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN) -de la que s¨®lo se ha derogado el trasvase del Ebro- exige, en su art¨ªculo 27, que se realicen en cada cuenca los correspondientes planes de prevenci¨®n y gesti¨®n de la sequ¨ªa... antes de julio de 2003. El Ministerio de Medio Ambiente ha tenido que comenzar a elaborar dichos planes, que no exist¨ªan, y dispondr¨¢ ya este verano de las herramientas fundamentales de los mismos.
Se trata, pues, de gestionar siempre y adecuadamente nuestra agua, no solo cuando hay sequ¨ªa. Pero la gesti¨®n del agua -que requiere mucho m¨¢s control p¨²blico de su uso- no ha sido, hasta ahora, una prioridad pol¨ªtica. Algunos ejemplos: en Espa?a se pierden cada a?o cerca de 5.000 hm c¨²bicos en las infraestructuras de almacenamiento y conducci¨®n del agua; aunque una parte de esa agua se filtra a los acu¨ªferos -y permanece, por lo tanto, dentro del ciclo hidrol¨®gico-, el resto se pierde por la evapotranspiraci¨®n.
El consumo de agua en la agricultura puede todav¨ªa reducirse significativamente -m¨¢s del 80% de los regad¨ªos utilizan mucha m¨¢s agua de la necesaria-, desarrollando las actuaciones de modernizaci¨®n de regad¨ªos previstas desde 1995 y que no han constituido una prioridad durante los gobiernos del PP. Baste un ejemplo: en plena Comunidad Aut¨®noma de Murcia -la que alcanza el mayor porcentaje de regad¨ªos eficientes de toda Espa?a-, estaban a¨²n pendientes importantes obras de modernizaci¨®n en la zona de Lorca, capaces de reducir en 10 hm c¨²bicos al a?o el consumo de agua. Esas obras se han declarado ahora de emergencia por el Ministerio de Medio Ambiente, desde la consideraci¨®n de la permanente escasez de agua en la cuenca del Segura -agravada, este a?o, por la reducci¨®n de los recursos de los embalses de cabecera del Tajo que alimentan el trasvase Tajo-Segura-.
Tambi¨¦n en los usos dom¨¦sticos e industriales cabe hacer un consumo mucho m¨¢s responsable y eficiente del agua. En nuestros hogares siguen prevaleciendo h¨¢bitos abandonados desde hace mucho tiempo en pa¨ªses europeos -donde, por cierto, no hay sequ¨ªas-, en lo relativo, por ejemplo, a la limpieza personal y al uso de los electrodom¨¦sticos. La anterior sequ¨ªa demostr¨® que las campa?as de concienciaci¨®n ciudadana consiguieron disminuir en m¨¢s de un 20% el consumo de agua en la Comunidad de Madrid. Por desgracia, acabada la sequ¨ªa, regresaron gradualmente los h¨¢bitos anteriores.
La antig¨¹edad de la mayor¨ªa de las conducciones de agua en nuestras ciudades y la ausencia, en muchas, de sistemas de control de fugas, comporta p¨¦rdidas que alcanzan incluso el 40%: es el caso de Ceuta, donde el Ministerio de Medio Ambiente ha dado prioridad a la reparaci¨®n de la red de abastecimiento... antes de plantear cualquier ampliaci¨®n de la desaladora existente, a pesar de que ¨¦sta era la medida que se reclamaba con insistencia, sin el menor criterio de racionalidad.
Por otra parte, la disponibilidad efectiva de agua depende tambi¨¦n de su calidad. La sequ¨ªa pone de manifiesto la dificultad creciente de recurrir a los acu¨ªferos no utilizados habitualmente -los denominados pozos de sequ¨ªa-, a causa del incremento de la contaminaci¨®n, sobre todo de origen agrario e industrial. Y es que, a pesar del avance registrado en la depuraci¨®n de las aguas residuales urbanas, Espa?a est¨¢ incumpliendo la correspondiente Directiva europea, as¨ª como otras Directivas relativas a la calidad del agua (por ejemplo, en materia de nitratos). No es extra?o: en pol¨ªtica del agua la prioridad ha sido, hasta ahora, la construcci¨®n de infraestructuras hidr¨¢ulicas. Queda mucho por hacer en el control de la calidad del agua y en la reducci¨®n de la contaminaci¨®n en el medio h¨ªdrico. Como queda mucho por hacer en cuanto al control y conocimiento riguroso de nuestras aguas subterr¨¢neas y al adecuado uso de las mismas; y, desde luego, apenas se ha avanzado en la consideraci¨®n de los bosques como formidables activos ambientales, entre otras cosas para la prevenci¨®n tanto de las sequ¨ªas como de las inundaciones: m¨¢s bosques significa m¨¢s lluvias, mayor calidad del aire y del suelo.
Por ¨²ltimo, hoy podemos enfrentarnos a la sequ¨ªa -y, en general, a la demanda de agua- con recursos adicionales a los almacenados en embalses y acu¨ªferos. La reutilizaci¨®n de las aguas depuradas y la desalaci¨®n son tecnolog¨ªas que han avanzado r¨¢pidamente, reduciendo sus requerimientos energ¨¦ticos y sus impactos ambientales, y en las que las empresas espa?olas son muy competitivas: por ejemplo en Londres y en varias ciudades de Estados Unidos, son empresas espa?olas las que construyen plantas de desalaci¨®n. Y el agua del mar ser¨¢ un recurso cada vez m¨¢s utilizado para obtener agua potable, a la vista de la reducci¨®n de caudales de las aguas continentales, provocada por el cambio clim¨¢tico. El agua desalada tiene una garant¨ªa de suministro estable y de calidad -sin ning¨²n conflicto social- que no tienen ya otras alternativas. En particular, mucha m¨¢s garant¨ªa que el derogado trasvase del Ebro que, en la hip¨®tesis -imposible- de haber sido ya construido, no podr¨ªa pr¨¢cticamente aportar agua este a?o, a la vista de la grave situaci¨®n de la cuenca del Ebro, seg¨²n las propias determinaciones de la Ley del PHN.
Ser¨ªa, pues, deseable que el PP se sumase al acuerdo sobre pol¨ªtica del agua, que ya existe entre el Gobierno y todas las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas, como se ha demostrado en el tr¨¢mite parlamentario sobre la modificaci¨®n de la Ley del PHN, y el desarrollo del Programa AGUA. Es el mismo acuerdo que, como miembro de la direcci¨®n del PSOE, ofrec¨ª en septiembre de 2000 al entonces Ministro de Medio Ambiente, acuerdo que trata simplemente de orientar nuestra pol¨ªtica de agua conforme a las normas europeas y a nuestras caracter¨ªsticas naturales. Es imprescindible el m¨¢ximo consenso, por ejemplo, para ir incorporando gradualmente a los precios del agua sus verdaderos costes -tal como exige Bruselas para el 2010-, algo necesario para garantizar, en serio, el uso racional del agua.
Cristina Narbona es ministra de Medio Ambiente.
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