Desayuno con 25 tipos de panes

Si alguien piensa que las cadenas espa?olas sustancian un portafolio de hoteles aburridos e impersonales, puede que est¨¦ equivocado. NH Hoteles, que apadrin¨® desde su nacimiento el eslogan "cuesti¨®n de detalle", incorpora el palacio avilesino de los marqueses de Ferrera -un lujo del barroco en Asturias- a su exclusiva serie NH Collection.

El monumento domina la plaza de Espa?a sobre el propio edificio del Ayuntamiento y extiende sus jardines hasta fundirse con el gran parque p¨²blico de la ciudad (el lugar preferido de esparcimiento de sus habitantes) en un alarde bot¨¢nico de arriates, setos, palmeras gigantes, estanques con cisnes y paseos rom¨¢nticos que aprovecha el microclima de la r¨ªa de Avil¨¦s, un espacio urbano resurgido hace poco de la contaminaci¨®n que registraba.

El car¨¢cter se?orial del hotel trasciende lo arquitect¨®nico. Salta a la vista el refinamiento del servicio desde que uno pisa el zagu¨¢n y adquiere, por capilaridad, el pedigr¨ª ambiental de los palacios nobiliarios reconvertidos para la democracia tur¨ªstica.

Un empleado uniformado de pasarela Cibeles o Gaud¨ª, que bien podr¨ªa ejercer en el m¨¢s fashion de los hoteles de Londres o Nueva York, se adelanta a los deseos del viajero sustituy¨¦ndole al volante para guardar su coche en el garaje subterr¨¢neo de la plaza, un detalle que cobra importancia por tratarse de una zona peatonal.

Salas modulares

Los interiores alimentan un di¨¢logo estil¨ªstico y emocional entre la herencia barroca del palacio, con aportes neocl¨¢sicos, y la actual visi¨®n minimalista de los hoteles de la cadena NH, mejor acomodada en el a?adido lateral durante la rehabilitaci¨®n del espacio hotelero.

Si las salas modulares albergan eventos como el de la pasada Gala del Deporte, el sal¨®n de la Torre seduce al fondo de un corredor por su intimismo elegante y recoleto, demediado por una original escalera -procedente de un velero del siglo XVII- que da acceso al torre¨®n, desde el cual el marqu¨¦s vigilaba el tr¨¢fico mar¨ªtimo y advert¨ªa el arribo de sus naves por la r¨ªa de Avil¨¦s.

Una aguada de Maruja Mallo (y diversos grabados firmados por pintores avilesinos) enmarcan el itinerario hacia las habitaciones, presididas por la suite Real, de cama adoselada e ¨ªnfulas regias. Muy notables por su insonorizaci¨®n, capaz de amortiguar incluso el griter¨ªo de un Antroxu (carnaval asturiano) en la calle, re¨²nen tras el caparaz¨®n ecl¨¦ctico de su decoraci¨®n una panoplia de detalles insuperables. Sin olvidar que la ba?era es estrecha, y el sistema de aire acondicionado, indescifrable para quien no entienda de ingenier¨ªa, todas bendicen la estancia de los hu¨¦spedes con cama grande, edredones gosipinos, toallas absorbentes y una cosm¨¦tica olorosa de la marca Agua de la Tierra.

Pero lo insospechado en este palacio es el virtuosismo est¨¦tico del desayuno, siempre a punto y endomingado con distintas selecciones de aceite de oliva virgen, m¨¢s de 25 variedades de pan y una depurada orquestaci¨®n de dulces y salados en un buf¨¦ casi listo para la fotograf¨ªa.