Un buen precedente
Creo que los dirigentes andaluces del PSOE y del PP deber¨ªan explicar a los ciudadanos qu¨¦ diferencias existen entre la visi¨®n que tienen uno y otro partido de la estructura del Estado y del lugar que deber¨ªa ocupar Andaluc¨ªa dentro de la misma.
La impresi¨®n que tengo es que no hay distancia significativa entre las posiciones del PSOE y del PP. No las hay desde hace ya muchos a?os, desde la refundaci¨®n de AP como PP a finales de los ochenta. Antes del Congreso de Sevilla, en el que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar fue designado presidente del PP, los populares estuvieron en contra de la estructura del Estado que se hab¨ªa construido dentro de las posibilidades y l¨ªmites que contempla la Constituci¨®n, incluyendo en sus programas electorales de 1982 y 1986 una propuesta de reforma de la Constituci¨®n para poner fin a la experiencia auton¨®mica. Pero desde 1989, el PP acept¨® la estructura del Estado y no ha vuelto a ponerla en cuesti¨®n. En 1992 particip¨® en la negociaci¨®n con el Gobierno del PSOE de los segundos Pactos Auton¨®micos, a trav¨¦s de los cuales se complet¨® el dise?o de la estructura del Estado, al equiparar a las comunidades aut¨®nomas del 143 competencialmente con las comunidades del 151 de la Constituci¨®n. A tal efecto el PSOE y el PP pactaron reformas de todos los estatutos de autonom¨ªa del 143, a fin de incluir en dichos estatutos el contenido competencial de los mencionados pactos auton¨®micos. Y en las dos legislaturas en que el PP ocup¨® el Gobierno de la naci¨®n, 1996-2004, aunque algunos podamos pensar que su interpretaci¨®n del ejercicio del derecho a la autonom¨ªa fue restrictiva, no podemos al mismo tiempo dejar de reconocer que respetaron la estructura territorial estatal definida mediante la combinaci¨®n de la Constituci¨®n y los 17 Estatutos de Autonom¨ªa.
La irrupci¨®n de Valencia es una llamada de atenci¨®n que debe hacernos volver a la realidad
En el origen de la estructura descentralizada del Estado espa?ol est¨¢n las reivindicaciones de Catalu?a y Pa¨ªs Vasco, pero su definici¨®n fue resultado de los acuerdos alcanzados entre el centro-derecha, UCD y PP, y el centro-izquierda, PSOE, sin la participaci¨®n de las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas. Tanto los Pactos Auton¨®micos de 1981 como los de 1992, a pesar de que estuvieron abiertos a todos los partidos, fueron suscritos exclusivamente por ellos.
Hay por tanto una tradici¨®n de colaboraci¨®n entre el centro-izquierda y el centro-derecha espa?oles en la definici¨®n de la estructura del Estado. Gracias a esa colaboraci¨®n ha sido posible estabilizar en muy poco tiempo una transformaci¨®n de una intensidad notable en la territorializaci¨®n del ejercicio del poder. El consenso territorial entre PSOE y PP prolongado en el tiempo es lo ¨²nico que puede explicar la enorme estabilidad que ha alcanzado una estructura pol¨ªticamente tan compleja como la que se ha puesto en marcha desde la entrada en vigor de la Constituci¨®n.
No creo que haya nada sustancialmente nuevo que deba motivar un cambio de posici¨®n en el PSOE o en el PP. Mi impresi¨®n es que sigue habiendo m¨¢s proximidad entre PSOE y PP en este terreno que la que pueda existir entre cualquiera de ellos y cualquiera de los dem¨¢s partidos parlamentarios espa?oles, sean ¨¦stos estatales o de nacionalidad o regi¨®n.
Este consenso b¨¢sico en materia territorial deber¨ªa de hacerse visible lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, aunque despu¨¦s hubiera que dedicar alg¨²n tiempo a la concreci¨®n del mismo en cada una de las comunidades aut¨®nomas en que est¨¢n en marcha operaciones de reforma de los estatutos de autonom¨ªa.
As¨ª parec¨ªa que iba a ser, ya que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Mariano Rajoy pactaron la constituci¨®n de una comisi¨®n de ambos partidos para fijar los l¨ªmites dentro de los cuales tendr¨ªan que moverse las reformas estatutarias. Pero desgraciadamente no ha sido as¨ª. La comisi¨®n no ha llegado a constituirse y la deriva hacia el choque frontal en todos los terrenos se ha acabado imponiendo.
La ¨²nica excepci¨®n ha sido la Comunidad Valenciana, en la que el PP en el Gobierno y el PSOE en la oposici¨®n han sido capaces de ponerse de acuerdo en la reforma del estatuto de autonom¨ªa. Aunque el acuerdo parece haber encontrado algunas resistencias en el interior del PP, se ha acabado produciendo y ha sido presentado en sociedad esta misma semana.
Se trata de un magn¨ªfico precedente. La Comunidad Valenciana es una de las comunidades aut¨®nomas importantes. Por su peso demogr¨¢fico y econ¨®mico, por su ubicaci¨®n, porque es uno de los bastiones del PP en Espa?a. Y, sobre todo, porque supone la irrupci¨®n de la multilateralidad en la operaci¨®n de reforma de la estructura del Estado en la que estamos inmersos.
Nos hemos pasado casi un a?o con el foco puesto, por un lado, en el Pa¨ªs Vasco, como consecuencia del Plan Ibarretxe, y por otro, en Catalu?a y Andaluc¨ªa, como si realmente todo se jugara en estas operaciones de reforma. Se trataba de una realidad desenfocada, de una estructura de Estado irreal. La irrupci¨®n de Valencia es una llamada de atenci¨®n que debe hacernos volver a la realidad. El Estado espa?ol son 17 comunidades aut¨®nomas y todas tienen que ser tomadas en consideraci¨®n simult¨¢neamente en la reforma de la estructura del Estado. Ninguna comunidad puede ser privilegiada y ninguna debe ser preterida.
Me imagino que el ejemplo valenciano va a ser seguido por las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas y que en poco tiempo empezar¨¢n a alcanzarse acuerdos de reforma de estatutos en pr¨¢cticamente todas las regiones. El que las Cortes Generales tengan que pronunciarse casi simult¨¢neamente sobre todos los proyectos de reforma estatutaria es la mejor garant¨ªa de acierto. Ser¨¢ la mejor manera de mantener la igualdad en el ejercicio del derecho a la autonom¨ªa por todas las comunidades aut¨®nomas.
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