Despu¨¦s del 'no'
Francia ha rechazado la Constituci¨®n europea. Con el escrutinio pr¨¢cticamente cerrado, los votos contrarios al tratado eran el 54,86%. Uno de los pa¨ªses fundadores y con mayor impronta en la historia de la UE ha decidido echar el freno a lo que hasta ahora ha sido un ¨¦xito sin precedentes en la historia de las relaciones internacionales y en la construcci¨®n de un continente pr¨®spero y en paz. El debate sobre la Constituci¨®n ha sido probablemente de una intensidad ins¨®lita en la propia historia francesa, y no digamos ya del conjunto de Europa, y tiene el indiscutible aspecto positivo de haber implicado a millones de ciudadanos en la discusi¨®n sobre el futuro de la Uni¨®n.
La participaci¨®n ha superado todas las previsiones. Hay que remontarse para hallar un nivel similar al refer¨¦ndum de 1969 sobre la regionalizaci¨®n, que arroj¨® tambi¨¦n un resultado negativo y fue interpretado por el general De Gaulle como una desautorizaci¨®n personal, algo que quiere evitar ahora Chirac. A falta de una dimisi¨®n presidencial, el propio Chirac ya anunci¨® anoche una remodelaci¨®n del Gobierno, que deber¨¢ gestionar la nueva situaci¨®n tras la desautorizaci¨®n que ha sufrido el presidente.
El voto negativo, principalmente polarizado en los extremos, ha federado el descontento pol¨ªtico que suscita el propio presidente Chirac, la debilidad del Gobierno de Jean-Pierre Raffarin, la insatisfacci¨®n por la ampliaci¨®n de la UE a 25 miembros, la perspectiva de entrada de Turqu¨ªa o los temores a la p¨¦rdida de las protecciones sociales de un Estado de bienestar necesitado de profundas reformas. Son muchas las circunstancias de pol¨ªtica interior que explican este rechazo rotundo de los franceses a la Constituci¨®n, pero el resultado es que la Uni¨®n Europea se halla a partir de hoy sin rumbo. Aunque la presidencia semestral luxemburguesa insista en seguir el calendario de ratificaci¨®n, est¨¢ claro que sin Francia no se puede seguir, y tampoco cabe pensar que se maquille la Constituci¨®n para que Francia vuelva a votar de nuevo.
La crisis que se abre hoy en Francia, y tambi¨¦n dentro de sus dos principales formaciones pol¨ªticas, es asimismo una crisis europea. Ahora es responsabilidad de los dirigentes de los Veinticinco evitar que este enorme tropiezo se convierta en un par¨®n de funestas consecuencias, en un momento internacional en el que el protagonismo europeo es m¨¢s necesario que nunca.
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