Ladrillos para recuperar la memoria
El artista malague?o Rogelio L¨®pez Cuenca presenta una instalaci¨®n que revisa la memoria del edificio de Caixaf¨°rum
Con ladrillos se hacen las casas y tambi¨¦n las barricadas. Sirven como arma y como muro, pueden ser materia prima del arte y tambi¨¦n del dinero. De ladrillo visto es el edificio de la f¨¢brica Casaramona, actual Caixaf¨°rum, que construy¨® en 1912 el arquitecto Josep Puig i Cadafalch, y de ladrillos son las barricadas que aparecen en las fotograf¨ªas hist¨®ricas que pueden verse en la instalaci¨®n que ayer inaugur¨® Rogelio L¨®pez Cuenca (Nerja, M¨¢laga, 1959) en el pasillo de acceso al aparcamiento del centro cultural de la Fundaci¨®n La Caixa en Barcelona, en donde podr¨¢ visitarse hasta el 31 de octubre.
La del ladrillo es una de las asociaciones m¨¢s claras que aparecen en esta instalaci¨®n, en la que el artista evoca la historia del edificio a trav¨¦s de im¨¢genes alusivas a sus distintos usos a lo largo del tiempo y al contexto social y pol¨ªtico en el que se produjeron. Hay, por ejemplo, im¨¢genes de los coches manguera con los que la polic¨ªa armada -que ocup¨® el edificio durante la posguerra- reprim¨ªa las manifestaciones, y tambi¨¦n fotograf¨ªas de diversos caballos rampantes en alusi¨®n a las caballerizas que el mismo cuerpo policial utilizaba durante los desfiles. Las im¨¢genes hist¨®ricas se combinan con otras actuales de visitantes en el centro cultural y de algunas piezas escogidas de la colecci¨®n del centro.
Im¨¢genes de barricadas, polic¨ªas, arte y turistas forman un friso sobre la historia del centro
"Muchas veces el arte pol¨ªtico es demasiado did¨¢ctico con la pretensi¨®n de actuar sobre la realidad en lugar de representarla. Eso me parece peligroso. Por mucho que como artistas pensemos que queremos construir barricadas, la instituci¨®n tiene claro que s¨®lo construimos paredes, y por eso nos deja trabajar", explica L¨®pez Cuenca, que ha decidido no incluir ning¨²n texto explicativo entre la sucesi¨®n de las im¨¢genes para dejar m¨¢s libre la asociaci¨®n de ideas que ¨¦stas sugieren. "Es el espectador, al final, el que decide si estas obras funcionan como barricadas o como representaci¨®n. Lo que haces es inducir a la reflexi¨®n, pero no puedes evitar estar dentro de la contradicci¨®n. Hay que asumir esta parte de autocr¨ªtica en tu propio discurso. Por eso, las im¨¢genes tienen un tratamiento que subraya su car¨¢cter artificial, est¨¢n muy ampliadas, con mucho grano. Creo que en la naturalidad es donde hay m¨¢s manipulaci¨®n ideol¨®gica".
La instalaci¨®n, enmarcada en el ciclo Espacios abiertos, en el que distintos artistas intervienen en el edificio del centro, se titula La sortie des usines (La salida de las f¨¢bricas), en alusi¨®n a la primera pel¨ªcula de los hermanos Lumi¨¨re, de 1885. La referencia es pertinente no s¨®lo porque el edificio fue construido como f¨¢brica, sino porque, como dice L¨®pez Cuenca, la cultura tambi¨¦n se ha convertido en una gran f¨¢brica sin paredes. "El edificio de Caixaf¨°rum representa en cierta manera este paso del capitalismo industrial a este otro capitalismo m¨¢s difuso, centrado en el espect¨¢culo, en el que todos estamos siempre trabajando. Es un edificio que no s¨®lo refleja estos cambios, sino que los protagoniza".
El trabajo de L¨®pez Cuenca, muchas veces basado en un collage de im¨¢genes y textos recopilados en distintos medios, pretende reflejar la historia oculta, la de los perdedores o la de los que no tienen su sitio en la historiograf¨ªa oficial. Para ello reivindica la recuperaci¨®n de la memoria personal, la experiencia, porque, afirma, lo que venden estas grandes f¨¢bricas culturales es un pasado empaquetado y listo para el consumo. "Las grandes corporaciones utilizan la cultura como un eficaz soporte publicitario", indica. "Con el patrocinio consiguen prestigio y al mismo tiempo insertar publicidad en las noticias en lugar de en el sitio que le corresponde".
Su obsesi¨®n ahora es trabajar cada vez m¨¢s sobre la historia local de un sitio concreto que haga perfectamente legible el trabajo, aunque sin renunciar a su faceta experimental. La ficci¨®n, el chiste o el arte, indica, pueden reflejar mejor estas historias ocultas que la documentaci¨®n hist¨®rica m¨¢s ortodoxa. "Me interesa poner en crisis la manera autoritaria de narrar", concluye L¨®pez Cuenca.
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