Tres estilos
En el amplio ¨¢mbito del antiguo Mercado Municipal de Erandio exponen tres artistas: Miguel Balliache (Caracas, 1973), el alem¨¢n Wolf Hamm (Delmenhorst, 1974) y el pintor residente en Bilbao, Xabier Urberuaga (Gernika, 1974). Al frente del evento est¨¢ la galer¨ªa Epelde & Mardaras.
De los tres, es Wolf Hamm quien ofrece alternativas pl¨¢sticas m¨¢s diversas. Destaca la solvencia de su graf¨ªa. Sobre fondos blancos, se impostan los trazos negros fabricados por l¨ªneas pespunteadas. Las figuras de los temas destilan una carga de entonaci¨®n dram¨¢tica, ya sea por su car¨¢cter de espectros, ya sea por visos robotizados. Pero por encima de todo hay que destacar como m¨¢s atrayente el enmara?amiento sabiamente controlado por la soltura de la mano, que dibuja y manda.
La pintura del caraque?o Balliache resulta demasiado vista. Se muestran a la manera de planimetr¨ªas informales, vistas a¨¦reas abstraccionistas. Una vez terminado cada cuadro, lo remata con l¨ªneas blancas que son como filiformes cuerdas con una especie de nudos cuasi marineros.
Las pinturas de Xabier Urberuaga se mueven dentro de las pautas de siempre. Apenas ha cambiado. Pese a que ahora la profusi¨®n del color es mayor, sigue dependiente y asido m¨¢s que nunca al carro de Basquiat. Nadie desea que se convierta en un insustancial volatinero perpetuo de b¨²squedas ni que pruebe m¨¢s que cuchillo de melonero. Mas lo conveniente ser¨ªa que renunciara a las repeticiones. A lo mejor le ser¨ªa necesario reconocer que la mayor aventura del arte consiste en que cada creador aspire a ser un nuevo artista en el inicio de cada cuadro. A lo mejor...
Por su parte, la bilba¨ªna galer¨ªa Cat¨¢logo General ha fabricado un montaje espectacularmente esc¨¦nico. La pared del fondo est¨¢ forrada de madera de pino. Dos efigies fotografiadas de cuerpo entero corresponden a dos escultores. Ellos son Rafael de Diego (Bilbao, 1967) y ?scar Vautherin (Madrid, 1970). El espectador puede lanzar contra los dos personajes unas chapas con puntas muy afiladas. La atm¨®sfera destila una amistad distante entre los dos artistas. Da la impresi¨®n que lo meritorio de esta historia reside m¨¢s en la propuesta formulada por la propia galer¨ªa, que por la contribuci¨®n propiamente pl¨¢stica aportada por los dos escultores.
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