Menores
Seg¨²n los datos del ¨²ltimo bar¨®metro del CIS. la inmigraci¨®n es el tercer problema que m¨¢s preocupa a los espa?oles. Es verdad que son muchos los que han alertado sobre el peligro de que el asunto de la inmigraci¨®n, por no ser tratado con la atenci¨®n y el acierto suficiente, acabar¨ªa convirti¨¦ndose en problema y es verdad tambi¨¦n que si la gente dice que es el tercer problema entre los que m¨¢s le preocupan en este momento, es que ya hemos perdido mucho tiempo. A Andaluc¨ªa los inmigrantes nos llegan por mar, los que no se quedan en ¨¦l. El Gobierno marroqu¨ª se comprometi¨® con el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, en el ¨²ltimo viaje de Manuel Chaves a aquel pa¨ªs, a controlar las fronteras. Nada parece indicar que haya cumplido su compromiso, cuando tenemos que hablar no s¨®lo de adultos, sino de la incesante llegada de menores.
La ¨²ltima arribada el pasado viernes a las playas de Motril tiene que actuar como detonante para la toma de decisiones ante un fen¨®meno tan alarmante como que ya, en ese caso concreto, los 33 menores viajaban en una patera sin compa?¨ªa de ning¨²n adulto lo que hace pensar, seg¨²n alertaba el Defensor del Pueblo andaluz, en la existencia de mafias que trafican con ni?os. Ni?os echados al mar a mayor honra y gloria de los desalmados que viven de ese negocio. Pero mientras desde aqu¨ª se avisa de la falta de celo de Marruecos en el control de las fronteras, desde all¨ª se alzan voces excusando la llegada de menores en esas condiciones por la dificultad que, seg¨²n dicen, encuentran las familias marroqu¨ªes para conseguir en los consulados los papeles para traer a sus hijos. Si eso es as¨ª, se tendr¨¢ que actuar para exigir aqu¨ª que los tr¨¢mites de concesi¨®n de papeles para la reagrupaci¨®n familiar sea lo m¨¢s ¨¢gil posible, pero desde luego Marruecos no podr¨¢ excusarse de la obligaci¨®n de perseguir, descubrir y castigar a las mafias que viven del sucio negocio de traficar con seres humanos. Seres humanos, menores en el caso que nos ocupa, bien aleccionados para empezar a asumir su situaci¨®n irregular puesto que, por ejemplo, de esos 33 de Motril, 17 desaparecieron de los centros de acogida. Al problema de la llegada hay que sumar el problema de la fuga de menores en situaci¨®n irregular, a la busca de una oportunidad para sobrevivir. Inquietante.
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