?Conducimos bien?
En Espa?a hay menos coches que en Alemania, Italia o el Reino Unido, pero se producen m¨¢s accidentes. Cuatro expertos en seguridad vial tratan de despejar la inc¨®gnita. Las claves: conducci¨®n, red viaria y formaci¨®n.
Las cifras hablan por s¨ª mismas. Reino Unido: 29 millones de coches y 3.600 v¨ªctimas; Espa?a: 18,6 millones y 5.400 fallecidos. Son datos de 2003, de la Uni¨®n Europea, la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico y la ANFAC, la asociaci¨®n espa?ola de fabricantes de autom¨®viles. Pero la comparaci¨®n con Alemania o Italia es a¨²n m¨¢s cruda. En el pa¨ªs transalpino circulan 34 millones de veh¨ªculos, casi el doble que en Espa?a, pero la siniestralidad es muy similar: 6.000 muertos. Y en Alemania, con 45 millones de autom¨®viles, es de 6.600, la m¨¢s baja en proporci¨®n al parque m¨®vil. Adem¨¢s, el pa¨ªs germano demuestra lo infundado de la relaci¨®n entre velocidad y mortalidad: tiene autopistas sin l¨ªmites de velocidad, en las que muchos veh¨ªculos circulan a 200 km/h. ?Qu¨¦ ocurre entonces en Espa?a? Cuatro expertos en seguridad vial opinan que las respuestas hay que buscarlas en la calidad de la conducci¨®n, de las carreteras y de las autoescuelas. ?stos son los resultados.
Joan Arnella/"Nos falta t¨¦cnica y cultura del autom¨®vil"
Barcelona, 1948. Director de la escuela de conducci¨®n TAC.
Soy defensor a ultranza del conductor, pero creo que a los espa?oles nos falta t¨¦cnica y cultura automovil¨ªstica: no conocemos a fondo las prestaciones y reacciones de nuestros veh¨ªculos, y tampoco los beneficios que aportan las ayudas electr¨®nicas, como el ABS y el control de estabilidad. Podr¨ªamos mejorar en el manejo del volante para ganar precisi¨®n en el trazado de las curvas y capacidad de reacci¨®n ante los imprevistos. Y tambi¨¦n podr¨ªamos mejorar las actitudes. En las caravanas circulamos a 120 km/h. todos pegados, sin distancia de seguridad; monopolizamos el carril izquierdo aunque vayamos a 80 km/h? Deber¨ªamos ser m¨¢s gentiles al volante. Y la concentraci¨®n es vital. Pero no se trata s¨®lo de atender al veh¨ªculo de delante, sino a todo el entorno.
Las carreteras no nos ayudan demasiado, porque tienen muchas deficiencias: asfaltos gastados o sin drenaje, iluminaci¨®n nocturna insuficiente, curvas sin se?alizar tras un rasante.
Las autoescuelas siguen las pautas que marca la Administraci¨®n, y aquellos que tienen verdadera inquietud se encuentran limitados en sus iniciativas. Se deber¨ªan cambiar bastantes conceptos en este sentido. La formaci¨®n pr¨¢ctica deber¨ªa estar mucho m¨¢s contemplada, respaldada y potenciada.
Luis Villamil/"La Administraci¨®n tiene que asumir su responsabilidad"
Asturias, 1955. Piloto profesional. Tambi¨¦n imparte cursos de formaci¨®n y es periodista del motor.
Los conductores espa?oles tienen buena voluntad, pero poca conciencia del medio, es decir, del coche y la carretera. Sus aptitudes est¨¢n por debajo de la media deseable, aunque nunca nadie les ha ense?ado ni exigido otra cosa. Ni el mejor de los alumnos de cualquier autoescuela sale con los conocimientos m¨ªnimos necesarios para conducir con garant¨ªas de seguridad. El 90% maneja mal el volante, y la mayor¨ªa tampoco sabe frenar o no aprovecha el ABS porque ni siquiera pisa a fondo el pedal.
Tengo una mala apreciaci¨®n de la conducci¨®n en Espa?a, pero no porque la gente conduzca deprisa, sino porque lo hace mal. Hay un deficiente control del coche, y situaciones cotidianas que deber¨ªamos saber resolver con solvencia, como los adelantamientos y las retenciones inesperadas, se convierten en innecesariamente peligrosas. Tambi¨¦n se cometen muchas imprudencias y, en general, sin la conciencia de que se est¨¢n cometiendo: me refiero a la ingesti¨®n de alcohol, el uso del tel¨¦fono m¨®vil, no ponerse el cintur¨®n, o el casco en moto, y la velocidad inadecuada, que no es lo mismo que las m¨¢ximas, que yo estimo que son rid¨ªculamente bajas.
Otros muchos accidentes se producen por distracciones o falta de atenci¨®n. No estar¨ªa de m¨¢s que la Administraci¨®n asumiera su responsabilidad resolviendo la infinidad de puntos negros de las carreteras y el permanente olvido de una verdadera formaci¨®n: desde a los ni?os en el colegio hasta las ense?anzas de las autoescuelas o las exigencias del examen de conducir. Pero es m¨¢s f¨¢cil y barato echar la culpa al conductor. La represi¨®n tal y como se concibe actualmente resulta rentable para la Administraci¨®n. Pero no es casualidad que el mayor descenso de siniestralidad que ha habido en nuestro pa¨ªs haya coincidido con la apertura masiva de las autov¨ªas. Ni que en Alemania, sin l¨ªmites de velocidad en las autopistas y con un parque m¨®vil mucho m¨¢s grande, haya menos accidentes que en Espa?a.
Antoni Riu/"Se circula por encima de 120 km/h., incluso fuera de autopista"
Barcelona, 1946. Subdirector de educaci¨®n, divulgaci¨®n y formaci¨®n vial de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico.
Los espa?oles conducen cada vez mejor. Pero no s¨®lo lo digo yo, sino que lo confirman las estad¨ªsticas. En 13 a?os, el parque m¨®vil ha crecido en 10 millones de veh¨ªculos, pero el n¨²mero de accidentes no s¨®lo no ha crecido en la misma proporci¨®n, sino que se ha reducido. Aun as¨ª, no estamos satisfechos, sobre todo al compararnos con nuestros vecinos europeos. Por ello seguiremos aplicando nuevas soluciones, como el carn¨¦ por puntos, la campa?a de sensibilizaci¨®n hacia la velocidad, que se reforzar¨¢ en verano con la instalaci¨®n de nuevos radares, y los paneles luminosos. Su funci¨®n principal es la de informar sobre el estado de la carretera, pero cuando la v¨ªa est¨¢ en las mejores condiciones, con poco tr¨¢fico y buen tiempo, se utilizan como instrumento pedag¨®gico y de sensibilizaci¨®n. Como es l¨®gico, siempre se pueden producir fallos puntuales.
Es cierto que en Alemania se producen menos accidentes que en Espa?a, pero es que all¨ª cumplen los l¨ªmites a rajatabla. En algunos tramos de autopista no hay limitaci¨®n, pero en cuanto se acaban circulan a 120 km/h., y en carretera no pasan nunca de 100 km/h. En Espa?a esto no se cumple, y nuestros radares demuestran que, incluso fuera de la autopista, se circula por encima de 120 km/h. Los pa¨ªses que han instaurado la intransigencia hacia la velocidad han logrado resultados espectaculares.
Las carreteras tambi¨¦n han mejorado en los ¨²ltimos 10 a?os. Ha aumentado dr¨¢sticamente el n¨²mero de v¨ªas con doble carril, con la consiguiente mejora en la seguridad, aunque todav¨ªa queda por hacer, sobre todo en la red secundaria, que presenta algunos asfaltos gastados y v¨ªas de alta intensidad pendientes de desdoblar.
En cuanto a las autoescuelas, la calidad de la ense?aza var¨ªa de un centro a otro. Pero el reci¨¦n aprobado debe tener siempre en cuenta que todav¨ªa es un conductor aprendiz. Hacen falta unos cinco a?os para convertirse en experto.
Sin embargo, queremos ir m¨¢s all¨¢ y modificar el examen te¨®rico. Uno de los objetivos es otorgar protagonismo a la sensibilizaci¨®n. Considero m¨¢s importante concienciarse de que la velocidad y el alcohol al volante son verdaderos problemas, y conocer su magnitud y consecuencias reales, antes que aprenderse de memoria las tasas de alcoholemia. El examen pr¨¢ctico est¨¢ bien planteado y se realiza en condiciones reales de conducci¨®n, aunque siempre hay aspectos, como la conducci¨®n nocturna y con lluvia, que no se pueden reproducir a voluntad.
Las escuelas de conducci¨®n son un complemento enriquecedor. Hace tiempo tuve la ocasi¨®n de realizar un curso y sal¨ª gratamente impresionado.
Jos¨¦ Miguel B¨¢ez/"Deber¨ªamos demostrar en el examen que sabemos realizar una frenada de emergencia"
Zaragoza, 1942. Presidente de la Confederaci¨®n Nacional de Autoescuelas (CNAE).
No estoy contento con la formaci¨®n que brindan las autoescuelas. Pero los centros tienen las manos atadas, porque es la Administraci¨®n la que dicta las normas. Tr¨¢fico decide las notas que hay que tocar, y las autoescuelas s¨®lo hacen la m¨²sica. Otro problema es la acuciante falta de medios. Creo que el autom¨®vil produce suficientes ingresos (impuestos de matriculaci¨®n, sobre los carburantes?) para que se dediquen m¨¢s recursos a la formaci¨®n. Las autoescuelas tienen fama de caras, pero Tr¨¢fico cobra 75 euros por cada examen, y realiza entre 700 y 800 al d¨ªa.
A pesar de todo, las estad¨ªsticas demuestran que la accidentalidad es baja durante los dos primeros a?os posteriores a la obtenci¨®n del carn¨¦. Despu¨¦s parece que los conductores se conf¨ªan. Sin embargo, habr¨ªa que profundizar en las exigencias de las pruebas, tanto de la te¨®rica como de la pr¨¢ctica. Todos deber¨ªamos demostrar en el examen pr¨¢ctico que sabemos realizar una frenada de emergencia, incorporarnos con soltura y adelantar con seguridad, entre otras cosas. Y tambi¨¦n ser¨ªa recomendable que recibi¨¦ramos un curso de sensibilizaci¨®n, para mejorar nuestras actitudes al volante y evitar problemas como la ingesti¨®n de alcohol, las distracciones, la velocidad inadecuada. El ejercicio de la conducci¨®n es una toma de decisiones constante, y se ve influido por la psicolog¨ªa de cada conductor.
Las carreteras han mejorado mucho, aunque todav¨ªa hace falta un esfuerzo adicional. Algunos tramos viejos son dram¨¢ticos, y los usuarios de motos deben lidiar a diario con infinidad de elementos deslizantes que son peligrosos.
En cuanto a la conducci¨®n, aprecio un descenso generalizado en la velocidad. La gente va m¨¢s despacio, tanto en los viajes por autopista como en los desplazamientos por v¨ªas urbanas, como la M-30 madrile?a. Pero se sigue prestando poca atenci¨®n a cuestiones vitales de seguridad como el mantenimiento del veh¨ªculo, el estado de los neum¨¢ticos, el ajuste de la altura de los cinturones y los reposacabezas? Tambi¨¦n cambiamos de carril m¨¢s de lo necesario, y la mayor¨ªa de las veces sin se?alizarlo con el intermitente.
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