El sue?o frustrado de Daimler-Benz
La factor¨ªa en la ciudad brasile?a de Juiz de Fora, abocada al cierre por falta de demanda
Daimler-Benz ha anunciado que estudia producir en Brasil autom¨®viles del modelo Clase C para la exportaci¨®n. Es la nueva propuesta para evitar la ociosidad total de su planta brasile?a, primera -y frustrada- experiencia de fabricar fuera de Alemania un coche de la marca. El anuncio ha sido recibido con escepticismo en el pa¨ªs suramericano, donde la crisis de la empresa ya ha comenzado a traducirse en la eliminaci¨®n de puestos de trabajo.
La producci¨®n ha sido de 61.000 unidades entre 1999 y 2004, menos de la proyectada para cada uno de esos a?os
La ciudad de Juiz de Fora, en el Estado de Minas Gerais, a unos 240 kil¨®metros de R¨ªo de Janeiro, abriga una poblaci¨®n de unos 500.000 habitantes y los restos del sue?o de volver a ser llamada la Manchester brasile?a, como lo fue en la mitad del siglo pasado, cuando todav¨ªa pretend¨ªa transformarse en un gran centro industrial. Pero, de momento, lo que se vive all¨ª es la constataci¨®n de un sue?o transformado en polvo, o casi: la planta industrial de Mercedes-Benz est¨¢ a punto de convertirse en una edificaci¨®n fantasma, con 1.160 trabajadores que seguir¨¢n recibiendo sus sueldos para no hacer nada. Los trabajadores de empresas que venden a Mercedes tendr¨¢n peor destino: hace unos d¨ªas empezaron a ser despedidos, ya que las peque?as f¨¢bricas no tienen a qui¨¦n entregar su producci¨®n.
Cosecha de fracasos
La aventura de la empresa alemana en Brasil empez¨® en 1996. La primera f¨¢brica de autom¨®viles de Mercedes fuera de Alemania fue oficialmente inaugurada en 1999, y desde entonces no cosech¨® m¨¢s que fracasos. Inicialmente se proyectaba construir all¨ª 70.000 unidades anuales del Mercedes Clase A, un "compacto de lujo" destinado al mercado latinoamericano. En 2001 se empezaron a fabricar los modelos mayores, de la Clase C, destinados al mercado de Estados Unidos. En 2003 se suspendi¨® esa l¨ªnea por los d¨¦biles resultados en las ventas. No ha sido la ¨²nica frustraci¨®n. El modelo compacto jam¨¢s despeg¨®: entre 1999 y 2004, la producci¨®n total ha sido de 61.000 unidades, es decir, menos de la producci¨®n proyectada para cada a?o.
La experiencia fracas¨® hasta el punto de que en 2004 no se lograron vender ni siquiera 5.000 unidades. En 2005 la producci¨®n ser¨¢ de 3.600. Por esos d¨ªas, los inmensos patios que cercan la f¨¢brica de Juiz de Fora muestran un c¨¦sped bien cuidado, y nada m¨¢s. No hay un coche siquiera esperando para ser llevado a los concesionarios.
La historia del primer Mercedes-Benz producido y montado fuera de Alemania termina de esa forma. La empresa anunci¨® que las innovaciones tecnol¨®gicas introducidas en la nueva versi¨®n europea hicieron imposible su continuidad en Brasil. Ha sido una manera sutil de no mencionar que las ventas jam¨¢s alcanzaron siquiera un 20% de lo anunciado, con pompa y circunstancia, hace seis a?os.
En 1996, cuando se firm¨® un contrato entre la multinacional y el Gobierno de Minas Gerais para la instalaci¨®n de la planta en la ciudad de Juiz de Fora, los Estados brasile?os viv¨ªan el auge de la llamada guerra fiscal, y que se tradujo en la concesi¨®n de cr¨¦ditos y facilidades para atraer a las empresas. La promesa inicial de Mercedes inclu¨ªa la creaci¨®n de 5.000 nuevos empleos directos, y jam¨¢s se cumpli¨® (actualmente, son 1.160 empleados; en su fr¨¢gil auge, los empleados llegaron a totalizar los 2.400). Las concesiones del Gobierno de Minas, m¨¢s los cr¨¦ditos en condiciones extremadamente favorables otorgados por el Gobierno federal, significaron beneficios de poco m¨¢s de 300 millones de d¨®lares. La empresa alemana dice haber invertido unos 820 millones de d¨®lares.
El precio social
Todo eso tuvo, adem¨¢s de los elevados costes financieros, su precio social. Solamente para que el municipio pudiese conceder a Mercedes un terreno de 2,6 millones de metros cuadrados, al menos dos centenares de familias fueron sumariamente expulsadas de sus casas. En la ciudad surgieron escuelas ofreciendo clases en alem¨¢n, el sector inmobiliario lanz¨® a todo vapor urbanizaciones de lujo para albergar a los altos ejecutivos que llegar¨ªan a la ciudad, el comercio invirti¨® miles de d¨®lares para ampliar sus instalaciones. La fiebre germ¨¢nica, como se coment¨® en la ¨¦poca, se revel¨® poco m¨¢s que un espejismo fugaz. Peque?os y medianos comerciantes de Juiz de Fora jam¨¢s lograron recuperar sus inversiones, pues promovieron iniciativas para una demanda que nunca lleg¨®.
Las concesiones fiscales impidieron que tanto el Gobierno de Minas como el federal cosechasen impuestos. En la primera quincena de abril, Daimler-Chrysler anunci¨®, en Alemania, que suspender¨¢ la ya escasa producci¨®n de los Mercedes compactos. Y a¨²n m¨¢s: despu¨¦s de haber asegurado que pasar¨ªa a producir en Juiz de Fora los minimodelos de dos plazas Smart, se volvi¨® atr¨¢s. Con una sinceridad que sorprende, los portavoces de la empresa admiten no tener la menor idea de qu¨¦ hacer con la planta moderna y vac¨ªa.
La primera f¨¢brica fantasma del mundo
Las presiones contra la decisi¨®n alemana de suspender las actividades en la f¨¢brica de Juiz de Fora son de alta intensidad. Al fin y al cabo, han sido inmensos los beneficios y facilidades recibidos por Daimler-Chrysler para instalar la planta de autom¨®viles en Brasil. Una de las contrapartidas era asegurar el pleno empleo hasta, por lo menos, el a?o 2010. Por tal raz¨®n, lo m¨¢s probable es que se mantengan las puertas abiertas y los 1.160 empleados sigan cumpliendo su horario laboral, pero sin hacer nada. Ser¨¢ entonces la primera f¨¢brica fantasma del mundo que mantendr¨¢ toda su plantilla a base de 40 horas semanales de ociosidad absoluta.
Por el lado brasile?o, se prev¨¦ una serie de pesadas multas en caso de que las actividades sean suspendidas y los empleados pierdan sus puestos. Y m¨¢s: en el caso de que la empresa anuncie oficialmente el cierre de la f¨¢brica, tendr¨¢ que devolver a las arcas municipales los costes de infraestructura, para no mencionar los cr¨¦ditos p¨²blicos federales. Sumado todo, se llega a la cifra de unos 150 millones de euros, adem¨¢s de las indemnizaciones laborales. Por todo eso, la opci¨®n m¨¢s viable ser¨ªa una salida absurda: trabajadores que comparecen, m¨¢quinas que son prendidas, puertas que se abren, sin que nada m¨¢s ocurra dentro de las grandes edificaciones que se transformar¨¢n en monumentos al sue?o perdido. Oficialmente, la empresa dice que "est¨¢ estudiando las alternativas del mercado", antes de decidir qu¨¦ tipo de producto saldr¨¢ de su planta de Juiz de Fora.
Las dem¨¢s instalaciones de Mercedes Benz en Brasil muestran una salud formidable, y en ellas produce autobuses, camiones y veh¨ªculos pesados. Pero todo eso ocurre muy lejos de Juiz de Fora y de sus sue?os de merecer el apodo de la Manchester brasile?a.
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