La otra lista de espera

A Francisca Pou Redondo, viuda de 91 a?os, los d¨ªas se le hacen eternos. Los a?os le han pasado factura y ya no puede valerse por s¨ª misma, pero est¨¢ muy l¨²cida. Lo que le amarga la existencia a esta mujer que ha trabajado duro toda su vida en un mercado para sacar adelante a su familia -tres hijos y un marido enfermo- son los dolores, tantos que le dificultan enormemente levantarse de la cama o estar de pie mucho tiempo, y la soledad. Con una pensi¨®n de unos 400 euros, vive sola en un segundo piso del centro de Santiago de Compostela, adonde acude dos horas diarias -de lunes a viernes- Carmen, una auxiliar del servicio de ayuda domiciliaria del Ayuntamiento.

Ella es el principal alivio de Francisca mientras espera que la Xunta le conceda una plaza en una residencia de ancianos, porque sus hijos -tres varones- "trabajan mucho, tienen sus propias vidas", subraya la anciana, y no pueden encargarse de ella. Present¨® su solicitud en agosto pasado.

"Galicia tiene en estos momentos una evidente escasez de plazas residenciales, tanto de car¨¢cter p¨²blico como privadas, para atender las necesidades de su poblaci¨®n mayor", afirmaba el Valedor do Pobo, Jos¨¦ Ram¨®n V¨¢zquez, en un informe presentado en junio de 2004 en una reuni¨®n de defensores del pueblo. Precisaba que hab¨ªa 3.425 gallegos en lista de espera para acceder a una plaza p¨²blica en una residencia de ancianos. La mayor¨ªa, 2.700, requer¨ªa las llamadas plazas asistidas, para personas que ya no pueden valerse por s¨ª mismas. El estudio se basaba en datos, de abril de 2004, de la Consejer¨ªa de la Xunta encargada de los mayores.

Plazas para asistidos

V¨¢zquez conclu¨ªa entonces: "Galicia necesita un gran impulso inversor destinado a incrementar el n¨²mero de plazas residenciales p¨²blicas y tambi¨¦n privadas, fundamentalmente para asistidos". El Valedor do Pobo precisaba los objetivos: 3,5 plazas por cada 100 mayores, de las que 1,4 deb¨ªan ser p¨²blicas, seg¨²n el plan gerontol¨®gico nacional. Entonces, con 11.687 plazas, de las cuales 3.915 eran p¨²blicas, los ratios eran de 1,9 y 0,6 respectivamente. Es decir, para atender a los gallegos que superan los 65 a?os, 585.977 (el 21,29% de la poblaci¨®n), era necesario crear casi 9.000 plazas, de las que 4.000 deb¨ªan ser p¨²blicas.

Aquel informe del Valedor do Pobo disgust¨® a la Xunta, que lo critic¨® porque los datos eran antiguos y el an¨¢lisis no hac¨ªa referencia al plan de mayores 2001-2006. La Consejer¨ªa de Familia replic¨® a V¨¢zquez el pasado abril -tras la presentaci¨®n del informe anual del Valedor do Pobo- que las plazas p¨²blicas son ya 5.340 y que a finales de 2006, una vez cumplido el plan, habr¨¢ 8.200, que supondr¨¢n haber cubierto las necesidades del 1,4% de los mayores, como establece el plan gerontol¨®gico nacional. Familia eludi¨® facilitar datos actualizados sobre residencias para este reportaje. Se limit¨® a se?alar que con el plan se alcanzar¨¢n las 8.200 plazas, lo que la Xunta "prev¨¦ que elimine la lista de espera" y a?adi¨® que, para lograrlo, la Xunta concertar¨¢ este a?o 900 plazas en las residencias que se construyen por un convenio con el Instituto Galego de Promoci¨®n Econ¨®mica (Igape), se concertar¨¢n otras 300 en centros privados y 200 m¨¢s ser¨¢n cubiertas mediante el llamado cheque asistencial, que cubre el 50% de la plaza. Adem¨¢s, se crear¨¢ un n¨²mero indeterminado de plazas p¨²blicas.

Jos¨¦ Ram¨®n V¨¢zquez, juez retirado de 75 a?os, explic¨® el lunes pasado que tras aquel informe del verano pasado "se han ido creando residencias para remediar las carencias que existen". Cuatro centros en los que el 60% de las plazas son concertadas se han inaugurado entre la semana pasada y ¨¦sta, seg¨²n la Consejer¨ªa de Familia.

Francisca sigue esperando. Hace ya 12 a?os que recibe ayuda domiciliaria, que por su creciente deterioro f¨ªsico, se ha ampliado. La presencia de Carmen rompe la monoton¨ªa que la atenaza las 22 horas restantes del d¨ªa. Los fines de semana son 24 horas sola. Espor¨¢dicamente recibe visitas de sus parientes. El m¨¦dico le ha recomendado que camine acompa?ada por alguien pero no tiene con quien, explica Francisca ante la docena de medicamentos que toma para sus achaques.

Carmen acude al piso para limpiar, ayudarle a cocinar, hacerle la cama, bajar a comprar -Francisca ya no sale m¨¢s que para ir al m¨¦dico-, ayudarle a levantarse o escucharle, tarea ¨¦sta que no est¨¢ entre sus cometidos pero que considera esencial. Carmen explica que el declive f¨ªsico se ha acelerado desde que empez¨® a atenderla hace a?o y medio. Ahora pr¨¢cticamente le hace todo. Seg¨²n datos del Libro Blanco de la Dependencia facilitados por Familia, la media de horas de ayuda a domicilio en Galicia es de 29 mensuales frente a 16,4 de la media espa?ola.

Una de las cosas que m¨¢s angustia a Francisca es que le pase algo mientras est¨¢ sola en la casa. Lleva colgada del cuello una alarma de teleasistencia, que nunca ha tenido que usar. Todo el que ha pedido teleasistencia (4.682 gallegos) la tiene, seg¨²n Familia.

El Valedor do Pobo admite que recibe pocas quejas sobre las residencias de ancianos o la atenci¨®n a los mayores. "A lo mejor es porque tratan de buscar una soluci¨®n en el seno de la familia", apunta. Lo ideal, "si es posible, es no separar al mayor de su entorno". "La tendencia es que las familias a¨²n sean sensibles y no se desentiendan", afirma.