La carne de gallina

Si su ¨²ltima aparici¨®n en Madrid, vestido con el caro traje de crooner, alcanz¨® lo sublime, su concierto de anteanoche en la capital ha sido de lo m¨¢s tremendo, porque Elvis Costello cambi¨® el repertorio que tra¨ªa preparado, ?para mejorarlo e incluir a¨²n m¨¢s temas cl¨¢sicos y extraordinarios! Contraviniendo su proverbial fama de antip¨¢tico, Costello pareci¨® m¨¢s simp¨¢tico que nunca, brome¨® con el p¨²blico, mostr¨® una inacabable colecci¨®n de guitarras el¨¦ctricas y ac¨²sticas y, sobre todo, dio un concierto memorable, de esos que merecen pasar a los anales de las actuaciones de rock en vivo

Flanqueado por tres musicazos que tienen, adem¨¢s, la ventaja de llevar d¨¦cadas junto al genio de Liverpool, Costello supo sobreponerse con su interpretaci¨®n a un sonido m¨¢s bien malo, aunque al principio aspiraba m¨¢s bien a ser mal¨ªsimo. Arrancando con Welcome to the working week, el artista empez¨® a enhebrar temas din¨¢micos en los que hab¨ªa poco de jazz y nada de m¨²sica culta. Pura m¨²sica y actitud new wave que, si bien no tiene ya aquel a?ejo y entra?able sonido a pl¨¢stico -liviano, fr¨ªvolo, emotivamente juvenil- de la ¨¦poca de sus primeras grabaciones, a cambio exhibe el alto nivel instrumental de los componentes de su grupo y la profundidad y peso que tiene el sonido profesional en 2005.

Lo uno por lo otro, lo cierto que es que Costello, exhibiendo una naturalidad pasmosa a la hora de tocar, hizo parada obligatoria, c¨®mo no, en su ¨²ltimo disco, el muy americano The delivery man. De ¨¦l ofreci¨® algunos temas como Either side of the same town, Bedlam o Country darkness. Pero el grueso de su repertorio lo compuso un pu?ado de melod¨ªas directas, simples de orquestaci¨®n y un modo de armonizar que recuerda al m¨¢s rico y acertado John Lennon: (What's so funny 'bout) Peace, Love and understanding?, Watching the detectives, (I don't want to go to) Chelsea, Radio radio, Oliver's army, con la que cerr¨® la actuaci¨®n, y la hermos¨ªsima Alison. A su lado, Thomas marcaba los ritmos con poder¨ªo y gran compenetraci¨®n con las figuras de bajo de manual de Davey Faragher, mientras las armon¨ªas que complementaban la de la guitarra de Costello sal¨ªan del piano y el ¨®rgano de un inspirad¨ªsimo Steve Nieve.

Ni qu¨¦ decir tiene que el ¨¦xito logrado ante una audiencia extasiada fue enorme. Tanto es as¨ª que, minutos despu¨¦s de que el astro hubiera abandonado el escenario, con todo el equipo desconectado y los t¨¦cnicos desmontando, Costello tuvo que salir otra vez ante la ruidosa reclamaci¨®n del p¨²blico, que se negaba a marcharse. Entonces ocurri¨® uno de esos momentos m¨¢gicos que valdr¨¢ para contar uno a sus nietos rockeros: Elvis apareci¨® con la guitarra ac¨²stica y, mandando acercarse a los espectadores, comenz¨® a entonar a pleno pulm¨®n el You'll never walk alone -que, como todo el mundo debe saber a estas alturas, es el himno oficioso del club de f¨²tbol del Liverpool, adem¨¢s de una bonita canci¨®n de Gerry&The Peacemakers- consiguiendo que los espectadores se arrancasen a cantar con ¨¦l. Impresionante, Costello. De poner la carne de gallina.