Una nueva lecci¨®n
Una nueva lecci¨®n de Chano Lobato. La lecci¨®n de siempre, de un genio del cante jondo que s¨®lo con asomar la cara a un escenario ya est¨¢ haciendo flamenco de la mejor ley. Lo he dicho muchas veces: es el ¨²ltimo. El ¨²ltimo que nos queda de una forma de ser flamenco, de vivir como un flamenco. Irrepetible.
Sale, se sienta y comienza a hablar, porque esta noche est¨¢ inspirado. Habla mucho, nos cuenta c¨®mo los tartesios inventaron la siesta, se pegaban dos o tres pelotazos de fino de Chiclana y despu¨¦s a dormir la siesta. Y va cantando su repertorio, sin prisa pero sin pausa. Comienza con tangos, para templarse, porque Chano a sus 78 a?os padece a¨²n el track que produce el miedo esc¨¦nico. Luego se le pasa y ya todo va sobre ruedas. Cant¨® en segundo lugar por soleares e hizo ya un cante grande, jondo, definitivo. Por soleares, Chano Lobato se asom¨® a la perfecci¨®n, sin alardes, como la cosa m¨¢s natural del mundo.
Ases del flamenco
Cante: Chano Lobato. Toque: Paco Cort¨¦s. Sala Clamores. Madrid, 9 de junio.
Volvi¨® al parlamento, y nos cont¨® que le han puesto una calle en C¨¢diz. Es un gesto que le gusta, ¨¦se de que un callej¨®n del centro de C¨¢diz lleve su nombre, y nos hace ver el lugar con una plasticidad incomparable. Sigue cantando. Canta bien, con fuerza, con rigor, est¨¢ como en sus mejores tiempos. Canta por fandangos y ¨¦l mismo se gusta. "He cantao como Macand¨¦ el loco", dice. Luego las siguiriyas, otro momento cumbre de su recital. Chano Lobato pasa por ser un maestro de los cantes festeros y gaditanos, pero resulta que por siguiriyas canta mejor que nadie.
Despu¨¦s, ya, la fiesta pura. Los tanguillos de Las Viejas Ricas, buler¨ªas, el Cacharrito, el antes muerta que sencilla, que es su ¨²ltima creaci¨®n. Chano Lobato se da entero en estos compases festeros de sin igual gracia. Lleva dos horas cantando y se mantiene entero, con sus achaques, pero entero. Olvida una letra que acaba de cantar, pero salva el bache con su profesionalidad. La gente que llena la sala est¨¢ enloquecida, en pie, aclam¨¢ndole. Y esto para ¨¦l es la vida. Pocas veces en el flamenco se generan ya estas situaciones de entusiasmo y entrega totales, muy pocas. Pero Chano Lobato tiene a¨²n el don de arrastrar al p¨²blico, de enloquecerle. Lo dicho, un genio.
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