Molestias urbanas

Tras soportar durante a?o y medio las molestias por las obras de remodelaci¨®n del Cine Proyecciones en la calle de Fuencarral y temer que la gr¨²a que sistem¨¢ticamente cruzaban sobre la finca de enfrente (la m¨ªa) pasara la noche sobre mi dormitorio, una vez inaugurado me encontr¨¦ con una sorpresa: la megafon¨ªa de las taquillas. Particularmente lo considero innecesario, pues siempre se han comprado entradas en cines y teatros a trav¨¦s de la cl¨¢sica ventana con medio vidrio y nunca ha habido problemas.

Pero es que adem¨¢s es incre¨ªblemente molesto. Comprendo que parece un asunto sin importancia pero tengo el "privilegio" de escuchar desde mi casa todas las conversaciones de las taquilleras con el p¨²blico, desde el saludo hasta el n¨²mero de filas, localidades, la falta de cambio en monedas peque?as, la confirmaci¨®n de las localidades... No se pueden imaginar lo absurdo de la situaci¨®n cuando intentas echar la siesta. Les hemos pedido repetidas veces que bajen la voz y que no se acerquen tanto a los micr¨®fonos, se lo hemos rogado y explicado al jefe de sala, hemos enviado correos electr¨®nicos a la compa?¨ªa, todo sin ¨¦xito; parece que nadie se toma en serio el derecho al descanso de los vecinos, mientras el Ayuntamiento hace campa?a contra la contaminaci¨®n ac¨²stica.