Pensar desde el escenario
Con esta magn¨ªfica edici¨®n, La Pl¨¦iade conmemora la doble efem¨¦rides del centenario del nacimiento y los 25 a?os de la muerte de Jean-Paul Sartre. La verdad es que, tras su desaparici¨®n, su obra tard¨® apenas un a?o en entrar en este mausoleo de La Pl¨¦iade, que le parec¨ªa una especie de tumba para embalsamarle vivo y logr¨® evitar su entrada en ella hasta despu¨¦s de su muerte, pues su Obra novelesca completa (con La n¨¢usea, los relatos de El muro y la serie inacabada Los caminos de la Libertad, los tres primeros vol¨²menes terminados, otro casi y algunos restos m¨¢s) apareci¨® pronto en 1981. Y ahora, tras un largo silencio de 24 a?os, aparece el Teatro completo, preparado por Michel Contat y que conmemora con aplastante seguridad las efem¨¦rides citadas.
Supongo que para un "teatrero" actual el teatro de Sartre resulta algo perfectamente superado hoy
El teatro de Sartre ocup¨® una parte de su vida como escritor, como la narrativa en su caso -a la que sucedi¨®- pues lo m¨¢s importante de ella lo ocup¨® la filosof¨ªa (El ser y la nada, La cr¨ªtica de la raz¨®n dial¨¦ctica), la cr¨ªtica, la pol¨ªtica y el periodismo (Situaciones) y la biograf¨ªa (Baudelaire, San Genet, El idiota de la familia) incluida la suya (Las palabras) y que atraves¨® los escenarios del mundo entero con un ¨¦xito por lo general evidente, con ocho obras propias, Las moscas (1943), A puerta cerrada (1944), Muertos sin sepultura (1946), La puta respetuosa (1946, quiz¨¢ demasiado did¨¢ctica, que seg¨²n los lugares se censur¨® poniendo La p... y bastaba), Las manos sucias (1948), El diablo y el buen dios (1951, su obra maestra, inspirada en El rufi¨¢n dichoso de Cervantes), Nekrasov (1955, una farsa pol¨ªtica que es de lo m¨¢s endeble) y Los secuestrados de Altona (1959), que lo volvi¨® a levantar con una tragedia que parec¨ªa tratar de la posguerra alemana pero en verdad versaba sobre las torturas en la guerra de Argelia y el antisemitismo en general. Tambi¨¦n escribi¨® dos adaptaciones, una sobre el Kean (1951) de Alejandro Dumas, que es puro "metateatro", otra de sus obras maestras, y otra, m¨¢s respetuosa, aunque con variaciones, de Las Troyanas (1965) de Eur¨ªpides, un formal y brillante ejercicio de estilo, que cerr¨® con el tema cl¨¢sico una etapa teatral que hab¨ªa empezado de manera similar con Las moscas.
Pero ?qu¨¦ fue para Sartre el
teatro? ?Fue literatura o un simple medio de intervenci¨®n social a trav¨¦s de las palabras? Una an¨¦cdota, contada por uno de sus protagonistas -Serge Reggiani, alabado int¨¦rprete de Los secuestrados de Altona que celebraba el triunfo con sus compa?eros-, muestra el relativo valor que Sartre conced¨ªa a sus obras, cuando se lanz¨® en medio de ellos enarbolando la reciente edici¨®n del libro y gritando "esto, esto es lo que cuenta". Sartre colocaba al libro por encima de todo, por encima de los g¨¦neros, de la novela y del teatro, de las propias "palabras" que abandonar¨ªa poco despu¨¦s con una eleg¨ªa genial a ellas dedicada (Las palabras, 1963).
Supongo que para un "teatrero" actual (y pienso en Alfonso Sastre, que tanto hizo por ¨¦l, y que hoy dice que el teatro es el arte de los actores) el teatro de Sartre resulta algo perfectamente superado hoy. Por eso creo necesario hablar de lo que es, de lo que fue, de lo que supuso para ¨¦l y de lo que supone para nosotros. La m¨¢s importante novedad de este gran volumen es que ha puesto a nuestra disposici¨®n la primera obra escrita y puesta en escena de Sartre, Bariona o el juego del dolor y la esperanza (antes se subtitul¨® El hijo del trueno, 1940), que ya se conoc¨ªa algo y mal, y que su propio autor hab¨ªa despreciado "por floja", pero que es de un inter¨¦s fundamental para conocer c¨®mo Sartre se acerc¨® al teatro de verdad y c¨®mo naci¨® -en la pr¨¢ctica- su pasi¨®n por ¨¦l. En la Navidad de aquel a?o, Jean-Paul Sartre (que ya hab¨ªa participado en funciones escolares) se hallaba preso del Ej¨¦rcito alem¨¢n, ante cuyo empuje b¨¦lico los franceses se hab¨ªan rendido, en unos barracones de la ciudad de Tr¨¦veris, de donde saldr¨ªa libre dos meses despu¨¦s con un falso certificado por problemas de salud; pero aquella ¨¦poca le result¨® decisiva para el descubrimiento de la solidaridad entre compa?eros y de la noci¨®n del compromiso, que tanto juego le dar¨ªa despu¨¦s. Rodeado de un grupo de compa?eros, sobre todo curas, en quince d¨ªas escribi¨® una especie de "auto de Navidad", que adem¨¢s ayud¨® a montar y hasta represent¨® -hizo de Rey Baltasar-, que trataba de la rebeli¨®n ante la ocupaci¨®n romana de un grupo de jud¨ªos encabezado por Bariona que se rebela contra una subida de impuestos, decretando primero una huelga de mujeres que se niegan al embarazo -y que su propia mujer embarazada se niega a compartir-, pero a la que renuncia para permitir el pr¨®ximo nacimiento inminente del Mes¨ªas (pues adem¨¢s Herodes ha decretado la muerte de los reci¨¦n nacidos), optando por lanzarse en combate abierto contra el ocupante. Es una obra ingenua, pero no exenta de sentido -la lucha contra el ocupante- y es una l¨¢stima que Sartre la hubiera menospreciado, pues a su trav¨¦s conect¨® con el teatro como empresa colectiva, como algo popular que hac¨ªa vivir una comunidad de manera directa, lo que le apasion¨® despu¨¦s, junto a los numerosos ligues que le proporcionaban las actrices, empezando por Simone Jollivet, la "Camila" en las memorias de Simone de Beauvoir, una antigua novia que luego fue la compa?era del director teatral Charles Dullin, que tres a?os despu¨¦s montar¨ªan la primera obra teatral de Sartre, Las moscas.?No hab¨ªamos quedado que "el hombre es una pasi¨®n in¨²til"(La n¨¢usea)? S¨ª, pero eso era antes, en su etapa del descubrimiento de su "contingencia", cuando ni la guerra, ni la soledad del preso, ni el descubrimiento del teatro -y de las mujeres- le abrieran a Sartre las puertas del arte y del compromiso colectivo, y le convirtieran en un nudo de pasiones que le guiar¨ªan (y desviar¨ªan a veces) para siempre. Hay adem¨¢s otros in¨¦ditos -La parte del fuego, La apuesta- y multitud de documentos, fotograf¨ªas, im¨¢genes, noticias, notas y bibliograf¨ªas que enriquecen este volumen excepcional.
]]>Th¨¦?tre complet.]]> Jean-Paul Sartre. Gallimard (Biblioth¨¨que de la Pl¨¦iade). Par¨ªs, 2005. LXII+1.602 p¨¢ginas. 65 euros.
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