Los extremos no se juntaron
A las ocho, en C¨¢diz; a las diez, en Oslo; son varios miles de kil¨®metros de distancia, los mismos que separan al gaditano Chano Dom¨ªnguez de la noruega Rebekka Bakken. Dos formas de entender el hecho musical reunidas en una misma velada: el arrebato frente al legatto. De primeras, un Chano mejorando lo inmejorable, con la incorporaci¨®n a su sexteto de Mario Rossy, al contrabajo, y Marc Miralta, al bater¨ªa: dos excelent¨ªsimos improvisadores que saben del flamenco lo que hay que saber. Y El Pira?a, a las congas y el caj¨®n, y Blas C¨®rdoba, cantaor de muchos quilates, que siguen con ¨¦l, y Tomasito, que tambi¨¦n: todo el genio flamenco reunido en este hombrecito que se catapulta al centro del escenario, como accionado por alg¨²n resorte interior, y, entonces, viene el arremangarse la camisa y esos desplantes tan suyos, entre toreros y surrealistas. Todo el arte del mundo condensado en un gesto: Tomasito es el acab¨®se. Y Chano, m¨¢s sabio, m¨¢s osado que nunca, integrando a flamencos y jazzistas en un t¨®tum revol¨²tum magn¨ªfico donde nada est¨¢ fuera de lugar y nadie debe callarse porque est¨¦n sus contrarios tocando su g¨¦nero de m¨²sica. En la fusi¨®n milagrosa de Chano cada cosa tiene su porqu¨¦ y los diversos elementos penetran dulcemente unos en otros hasta fundirse y confundirse. Lo que queda despu¨¦s de todo es la emoci¨®n en estado puro. Y la audiencia, colmando el aforo del recinto, llegando al delirio.
I Festival M¨®stoles a Todo Jazz.
Chano Dom¨ªnguez Sexteto, Rebekka Bakken Quinteto. 19 de junio. Teatro del Bosque, M¨®stoles (Madrid).
Alejamiento
Sali¨® luego Rebekka Bakken y ya es l¨¢stima que, a la m¨¢s guapa, le tocara bailar con la m¨¢s fea. ?Qu¨¦ pod¨ªa esperar el respetable tras lo anterior?: desde luego, no un recital ¨ªntimo a cargo de quien, m¨¢s que una cantante de jazz, podr¨ªa definirse como una cantautora pop de nuevo cu?o. Si alguna vez Rebekka fue una int¨¦rprete de jazz, esos d¨ªas quedan muy lejos. En su regreso a los escenarios espa?oles, tras un a?o de ausencia, la Bakken se aferr¨® al f¨¦rreo hermetismo de las/os divas/os del pop por donde, quien canta, manda, y los que escuchan, est¨¢n ah¨ª para aplaudir. De participar en el asunto, m¨¢s bien nada. Esto se aplica al grupo de acompa?amiento, m¨²sicos de ra¨ªz pop, y no de los mejores, con la excepci¨®n del guitarrista Wolfgang Muthspiel. Si se le hubiera dejado al fenomenal guitarrista austriaco tocar algo de jazz, eso que habr¨ªamos salido ganando todos.
Abandonada cuan larga es al duro respaldo de su taburete ubicado al borde mismo del escenario, la Bakken se empe?¨® en deshacer lo andado por Chano, alej¨¢ndose de la audiencia hasta perderse en la distancia de su lejan¨ªa n¨®rdica. Cant¨® algunas de las piezas que componen su ¨²ltimo disco, Is that you?, melod¨ªas escritas en primera persona e interpretadas a la manera personal de la noruega, llamada a ser la r¨¦plica europea a Norah Jones, aunque no se le parezca en nada.
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