Pederastia belga
Se est¨¢ publicitando como un violento y rabioso thriller de ra¨ªz americana. Y lo es. Pero La memoria del asesino, tercera pel¨ªcula del belga Eric van Looy (in¨¦dito en Espa?a), es algo m¨¢s que una meritoria intriga de entretenimiento. La gran baza de Van Looy es que, al mismo tiempo que divierte con un juego de identidades bastante bien armado, est¨¢ fabricando un atrevido cine pol¨ªtico y un eficiente cine de denuncia social. Porque, trat¨¢ndose de una producci¨®n belga, no se puede desde?ar que su trama est¨¦ centrada en una red de pederastia que alcanza no s¨®lo a ciudadanos de a pie, sino a altos mandos del Gobierno o de la judicatura.
Con lo que ha llovido en B¨¦lgica en la ¨²ltima d¨¦cada en materia de prostituci¨®n infantil, tiene mucha val¨ªa que su cine se atreva a tratar uno de sus particulares manchas y que lo haga disfraz¨¢ndose de moderna intriga para el gran p¨²blico. Las fuentes de las que bebe Van Looy son tan evidentes y tan conocidas que casi parece obvio hablar de Memento y de El silencio de los corderos en esta cr¨ªtica. El veterano asesino al que le ha llegado la hora de la enfermedad en forma de Alzheimer y que debe apuntar sobre su propio cuerpo casi cada nombre, cada encargo, enlaza directamente con la pel¨ªcula de Christopher Nolan. Por otra parte, la voz cavernosa, inquietante, compleja, que va guiando no s¨®lo la conciencia sino los pasos a dar por el polic¨ªa encargado de la investigaci¨®n, tiene un referente inevitable en An¨ªbal Lecter y la obra de Jonathan Demme.
LA MEMORIA DEL ASESINO
Direcci¨®n: Erik Van Looy. Int¨¦rpretes: Jan Decleir, Koen de Bouw, Werner de Smedt, Jo De Meyere. G¨¦nero: thriller. B¨¦lgica, Holanda, 2003. Duraci¨®n: 120 minutos.
El gui¨®n de La memoria del asesino est¨¢ lleno de recovecos (quiz¨¢ demasiados, alguna vuelta de tuerca menos en la ¨²ltima parte del metraje le hubiese venido muy bien), se nota que est¨¢ bien trabajado y que se busca que cada personaje tenga detr¨¢s una historia secundaria que ofrecer m¨¢s all¨¢ de la trama general que envuelve toda la historia. Sin embargo, la realizaci¨®n de Van Looy ya es bastante m¨¢s discutible, pretendidamente moderna (en el peor sentido de la palabra) y mucho menos efectiva de lo deseado con sus acelerones, flashes y gratuitos efectos de posproducci¨®n que no llevan a nada. Lo que no empa?a la buena traza de una obra que viene avalada por numerosos premios en festivales especializados en el g¨¦nero policiaco.
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