El Congreso aprueba perseguir la ablaci¨®n en el extranjero

El Congreso de los Diputados aprob¨® ayer de modo definitivo la proposici¨®n de ley de CiU para castigar la mutilaci¨®n genital femenina incluso en el caso en que a la v¨ªctima, residente en Espa?a, se le practique durante un viaje a su pa¨ªs de origen. La aprobaci¨®n exigir¨¢ modificar la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial. Entre 120 y 135 millones de mujeres en el mundo han sufrido esta pr¨¢ctica brutal.

Ya no habr¨¢ trabas legales. La mutilaci¨®n genital femenina ser¨¢ castigada penalmente aunque el delito se cometa fuera de Espa?a. Con esta nueva herramienta legislativa se eliminan las rendijas que favorec¨ªan que esta tradici¨®n se perpetuara en ni?as que, viviendo en Espa?a, eran llevadas a su pa¨ªs de origen para mutilarlas. La aprobaci¨®n exigir¨¢ modificar la ley Org¨¢nica del Poder Judicial, a?adiendo un nuevo apartado a los delitos cometidos por espa?oles y extranjeros en el extranjero sobre los que la justicia espa?ola se declara competente.

Hace dos a?os, el juez archiv¨® la causa abierta por la mutilaci¨®n genital de cuatro hermanas porque se les hab¨ªa practicado en Gambia y carec¨ªa de jurisdicci¨®n, a pesar de que resid¨ªan en Santa Cristina d? Aro (Girona). La diputada de Ciu, Merc¨¨ Pigem, asegura que inici¨® esta batalla legal cuando un grupo de ni?as expres¨® su temor a ser mutiladas durante el periodo vacacional y pidi¨® protecci¨®n. Ahora, la mutilaci¨®n genital practicada en Espa?a est¨¢ tipificada como un delito de lesiones, con pena de hasta 12 a?os.

A pesar de las campa?as, entre 120 y 135 millones de mujeres han sido v¨ªctimas en el mundo de esta brutal forma de tortura. Cada a?o, sobre dos millones de ni?as y mujeres pende el riesgo de sufrir esta pr¨¢ctica vejatoria. No siempre son los padres, sino las abuelas o las parientes mayores las que tratan de perpetuar esta tradici¨®n, ignorando los peligros que comporta para la salud y el futuro de las ni?as. Francia y Reino Unido ya consideran la ablaci¨®n un delito extraterritorial.

Esta pr¨¢ctica de amputar los genitales a las ni?as -que se mantiene en pa¨ªses de confesi¨®n musulmana, animista e incluso cristiana, a pesar de que ninguna religi¨®n la impone- ha sido una feroz aliada durante siglos de la subordinaci¨®n impuesta a la mujer. "La penalizaci¨®n por s¨ª sola, no basta para erradicarla", ha afirmado Pigem. "Es necesario trabajar a largo plazo y ofrecer estrategias educativas y sanitarias. "La respuesta penal siempre llega tarde, lo que significa que ya se ha producido la conducta que precisamente tratamos de evitar y de erradicar", seg¨²n Pigem.