Palabras y bombas
EL COCHE BOMBA EXPLOSIONADO por ETA el 17 de junio en un aparcamiento del estadio de la Peineta -el tercero detonado en Madrid durante este a?o- ha sido un regalo envenenado a la candidatura de la ciudad para organizar los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012. Un comunicado de la banda difundido d¨ªas antes reclamaba tambi¨¦n la autor¨ªa de los atentados contra el aeropuerto de Zaragoza, el Valle de los Ca¨ªdos y varias empresas que se hab¨ªan negado a pagar la extorsi¨®n mafiosa del impuesto revolucionario. Esa cr¨®nica negra muestra que la banda terrorista conserva capacidad operativa, pese a la eficacia policial espa?ola y francesa. La ausencia de muertos desde hace dos a?os puede ser casual o deberse a la inexperiencia de los frustrados verdugos: los avisos de bomba, por lo dem¨¢s, no siempre llegan a tiempo para despejar la zona afectada e impedir la cat¨¢strofe. La kale borroka vuelve a sembrar la violencia en los espacios p¨²blicos del Pa¨ªs Vasco. Y la jactanciosa tregua concedida por ETA a los cargos electos s¨®lo se propone abrir una brecha entre los pol¨ªticos y la sociedad.
La ofensiva de la banda terrorista oscurece las perspectivas para un final dialogado de la violencia abiertas por la resoluci¨®n del Congreso de los Diputados aprobada el 17 de mayo sin los votos del PP
Si la herm¨¦tica opacidad de ETA no dificultase el correcto entendimiento de sus mensajes transmitidos a trav¨¦s de palabras o mediante bombas, cabr¨ªa interpretar leg¨ªtimamente esa cadena de atentados como una r¨¦plica negativa a la moci¨®n del Congreso del 17 de mayo que reabri¨® la perspectiva de un final dialogado entre los poderes del Estado y quienes abandonasen las armas. Si esa conclusi¨®n -digna de estudio- fuese cierta, los pron¨®sticos sobre un inminente derrumbamiento de ETA quedar¨ªan en entredicho: la informaci¨®n reservada que el presidente del Gobierno maneja para apoyar esa hip¨®tesis optimista puede estar mal analizada o ser el fruto de una intoxicaci¨®n.
El PP acusa a Zapatero de haber resucitado un cad¨¢ver que Aznar hab¨ªa ya amortajado; esa falaz teor¨ªa, sin embargo, se compadece mal con los esfuerzos no menos insensatos de sus portavoces para atribuir a ETA la verdadera autor¨ªa del 11-M. La brutal embestida lanzada por las huestes de Rajoy contra la pol¨ªtica antiterrorista de Zapatero -calificada de traici¨®n a los muertos- no apuntala ese improperio ¨²nicamente con la mencionada resoluci¨®n del Congreso. Otros factores causales de esa imaginaria palingenesia de ETA -resucitada como un L¨¢zaro demon¨ªaco y asesino- ser¨ªan los pactos del PSOE con fuerzas nacionalistas de Catalu?a (ERC) y Galicia (BNG); la prudencia jur¨ªdica del Fiscal del Estado antes de interponer ante el Supremo una eventual demanda de ilegalizaci¨®n contra EHAK; la hipot¨¦tica derogaci¨®n, en la pr¨¢ctica, de la ley de partidos; la supuesta conculcaci¨®n del Pacto Antiterrorista por Zapatero, y hasta una lamentable sentencia de la Audiencia Nacional -ajena a los deseos del Gobierno- sobre las organizaciones juveniles de ETA.
Los populares meten en el mismo saco -todos los gatos son pardos en la oscuridad conceptual- el final dialogado de la violencia (cuyo precedente es el trato dado a la sanguinaria ETA pol¨ªtico-militar por el Gobierno de Calvo-Sotelo) y la negociaci¨®n pol¨ªtica entre las instituciones y la banda terrorista. Los recientes atentados parecen indicar que ETA ha hecho suya la interpretaci¨®n del PP y emplea el lenguaje de las bombas para forzar una inimaginable mesa negociadora entre un Estado de derecho poseedor del monopolio leg¨ªtimo de la violencia y una organizaci¨®n que la practica criminalmente. El PP finge olvidar la entrevista formal mantenida en 1999 por representantes oficiales de Aznar con la c¨²pula de ETA para conseguir -sin ¨¦xito- un desarme dialogado. Con su desleal estrategia de trasladar al debate p¨²blico esa delicada cuesti¨®n, han sido los populares, y no los socialistas, quienes han conculcado el Pacto por las Libertades firmado en diciembre de 2000 por ambos partidos para respaldar la pol¨ªtica del Gobierno -cualquiera que fuese su color- sobre terrorismo y "eliminar del ¨¢mbito de la leg¨ªtima confrontaci¨®n pol¨ªtica y electoral" la lucha contra ETA.
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