Los saharauis ganan peso
Marruecos sostiene que m¨²ltiples enemigos lo acosan, en especial Argelia, para arrebatarle la antigua colonia espa?ola
El Plan de James Baker para el S¨¢hara Occidental, que tanto teme Rabat, no tiene visos de ser aplicado, pero, aun as¨ª, la clase dirigente marroqu¨ª se considera acosada por m¨²ltiples enemigos empe?ados en arrebatarle la antigua colonia espa?ola. Su nerviosismo est¨¢ a flor de piel. "Marruecos tiene una mentalidad de pa¨ªs sitiado como Israel", comenta un diplom¨¢tico acreditado en Rabat.
El ¨²ltimo rev¨¦s diplom¨¢tico lo padeci¨® Marruecos a finales de junio cuando Kenia estableci¨® relaciones diplom¨¢ticas con la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica (RASD),
la entidad creada por el Frente Polisario a la que reconocen el grueso de los pa¨ªses de la Uni¨®n Africana. Rabat de inmediato llam¨® a consultas a su embajador en Nairobi.
El golpe fue duro, aunque no tanto como el sufrido en septiembre pasado, cuando Sur¨¢frica, la mayor potencia del continente, tambi¨¦n estableci¨® relaciones con la RASD. Adem¨¢s, el presidente surafricano, Thabo Mbeki, al justificar su iniciativa, lleg¨® a comparar la "ocupaci¨®n" marroqu¨ª del territorio con la de Israel. Sur¨¢frica se uni¨® as¨ª a los m¨¢s de 70 pa¨ªses que reconocen a la RASD.
Rabat atribuye tanta adversidad diplom¨¢tica a la presi¨®n que ejerce una Argelia boyante. Gracias al elevado precio del petr¨®leo, goza de las m¨¢s altas reservas de divisas de su historia (41.000 millones de d¨®lares), mientras Marruecos atraviesa una mala racha econ¨®mica. La relaci¨®n de Marruecos con su vecino oriental, que acoge en Tinduf al Frente Polisario, ha estado siempre plagada de tensiones excepto durante unas semanas de finales de marzo cuando el rey Mohamed VI hizo el esfuerzo de acudir a la cumbre ¨¢rabe de Argel.
La tirantez bilateral fue en auge a partir del verano de 2004, tras la dimisi¨®n de Baker de su cargo de representante del secretario general de la ONU para el S¨¢hara. A este permanente cruce de declaraciones acusatorias se a?aden provocaciones que desembocan, por ejemplo, en la cancelaci¨®n de la cumbre, en mayo, de los pa¨ªses magreb¨ªes o en la visita a Rabat del primer ministro argelino, Ahmed Ouyahia.
No transcurre una semana sin que se produzca un incidente. El ¨²ltimo, el s¨¢bado 25 de junio, fue la expulsi¨®n de Argelia de cuatro periodistas marroqu¨ªes. El anterior tuvo lugar el 19 de mayo cuando, seg¨²n la prensa de Casablanca, la Gendarmer¨ªa argelina abri¨® fuego e hiri¨®, del lado marroqu¨ª de la frontera, a un argelino residente en Marruecos. La frontera permanece cerrada desde hace 11 a?os.
Las manifestaciones independentistas de finales de mayo en El Aai¨²n y la retah¨ªla de delegaciones espa?olas que han intentado, en vano, desembarcar en esa ciudad, acent¨²an el nerviosismo marroqu¨ª. Rabat deja incluso traslucir su disgusto con el Gobierno amigo de Espa?a. Le inst¨® a poner fin al rosario de delegaciones y, a trav¨¦s de su agencia oficial de prensa, forz¨® un desmentido de Par¨ªs al ministro Miguel ?ngel Moratinos.
Las severas condenas -oscilan entre 15 y 20 a?os- impuestas, el martes, por el tribunal de apelaci¨®n de El Aai¨²n a tres saharauis por manifestarse en mayo son, probablemente, una ilustraci¨®n m¨¢s de la inquietud de las instituciones marroqu¨ªes. Las cr¨ªticas vertidas por la prensa oficialista contra la agencia francesa AFP, que recoge la informaci¨®n que facilita el Polisario desde Argel sobre las protestas, son una prueba adicional de esa intranquilidad.
Los principales diarios marroqu¨ªes hacen llamamientos a cerrar filas ante un enemigo que intenta desestabilizar el reino al tiempo que acusan a Argel y, por supuesto, al Polisario de impulsar los disturbios de la capital del S¨¢hara. Los independentistas de El Aai¨²n aseguran que son espont¨¢neos. Peque?as o grandes, las protestas tienen ahora una repercusi¨®n sin precedentes porque, a trav¨¦s de los m¨®viles y de Internet, el Polisario las airea en tiempo real mientras la burocracia marroqu¨ª tarda horas, a veces d¨ªas, en dar su versi¨®n.
Aunque no sea Argelia la que instigue las manifestaciones, la estrategia de la tensi¨®n inspirada por el presidente Abdelaziz Buteflika busca, opinan fuentes diplom¨¢ticas, recordar a la ONU que persiste ese contencioso y colocarlo en la mesa del Consejo de Seguridad antes de que su pa¨ªs salga de ese ¨®rgano.
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