Equipaje de mano y objetos personales

MICHAEL HAEFLIGER tiene una pasi¨®n especial por Espa?a. Sus padres compraron una vieja finca en Ibiza, adonde va desde que ten¨ªa 8 a?os. Con frecuencia comenta lo que ha cambiado el ambiente de la isla desde entonces. Le apasiona la cocina espa?ola desde la tradicional mediterr¨¢nea hasta la de alta creaci¨®n como la de Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), un cocinero al que estuvo a punto de llevar a Lucerna un verano en concepto, claro, de "chef residente". Es hincha del Bayern Munich, aunque solamente habla de f¨²tbol en las grandes ocasiones: cuando se enfrenta al Real Madrid, por ejemplo. En su conversaci¨®n son m¨¢s frecuentes los temas culturales y las referencias, pongamos por caso, a Rembrandt, Klee, Leonardo o Rothko, en el lado pl¨¢stico, o Dante, Shakespeare, Cervantes, Bernhardt, Houllebeq, Frisch o Jelinek, en el de las letras. En m¨²sica elabor¨® un d¨ªa, en privado, una relaci¨®n con los cincuenta mejores directores de orquesta de la actualidad. La encabezaba su buen amigo Claudio Abbado. La ¨²ltima gran impresi¨®n que ha experimentado en el terreno musical ha sido la de escuchar en Caracas un par de conciertos con la Orquesta de J¨®venes Latinoamericanos. "All¨ª est¨¢ el futuro", dijo, entusiasmado, al regresar a Europa. Sus para¨ªsos perdidos est¨¢n en Brasil, Uruguay y, en general, en Am¨¦rica del Sur, pero tambi¨¦n en los peque?os pueblecitos de su pa¨ªs de adopci¨®n, Suiza, y, por supuesto, en Espa?a. ?Su gran reto? Sin duda, poner a la m¨²sica contempor¨¢nea de calidad en el lugar que, seg¨²n ¨¦l, merece. Le gusta tambi¨¦n la ¨®pera y admira a directores de escena como Peter Konwitschny. Pues, qu¨¦ bien.