Las bombas estaban en el suelo de los vagones
Scotland Yard cree que el terrorista que hizo estallar el autob¨²s de la l¨ªnea 30 muri¨® en el atentado
Londres recuper¨® ayer su pulso vital. Nada hac¨ªa indicar que la v¨ªspera hab¨ªa vivido el peor atentado terrorista de su historia, una matanza que ha segado la vida a m¨¢s de 50 personas. Los turistas se hac¨ªan fotos, hab¨ªa autobuses y el metro hab¨ªa vuelto casi a la normalidad. S¨®lo estaban suspendidos los tramos cercanos a las tres estaciones donde explotaron las bombas. Aunque el Gobierno no lo ha confirmado, se sabe que en el autob¨²s que circulaba por Tavistock Square muri¨® el terrorista que llevaba los explosivos, pero no es seguro que fuera un suicida. Los explosivos eran de tipo militar.
La posibilidad de que se utilizaran tel¨¦fonos m¨®viles no est¨¢ descartada
Los investigadores no tienen muchos indicios de la procedencia de los autores materiales
El Foreign Office confirm¨® que ha habido extranjeros muertos, pero el Consulado de Espa?a en Londres asegur¨® que no hay espa?oles ni entre las v¨ªctimas mortales ni entre los heridos graves.
Un d¨ªa despu¨¦s de los atentados se refuerza la tesis de que fueron obra de un comando de Al Qaeda y que se inspiraron en los ataques del 11-M en Madrid, pero eso es m¨¢s una deducci¨®n que una conclusi¨®n comprobada. Aunque las autoridades mantienen un gran hermetismo informativo, fuentes conocedoras de la investigaci¨®n afirmaron a este diario que al menos uno de los terroristas, el que hizo volar un autob¨²s en Tavistock Square, muri¨® en el atentado, aunque eso no significa que fuera un suicida.
El jefe de Scotland Yard, sir Ian Blair, se limit¨® ayer a decir: "No hay ning¨²n indicio de que se tratara de un atentado suicida, pero tampoco de lo contrario". En ese atentado, la cifra oficial de fallecidos ha pasado de 2 a 13.
Los investigadores cuentan con multitud de elementos para poder identificar a los autores de los cuatro atentados del jueves 7 de julio. Uno de ellos son los explosivos: se trata de cargas de menos de cinco kilogramos de un explosivo de tipo militar.
El Ej¨¦rcito, que suele trabajar con un gran secretismo, es el encargado de esta parte de la investigaci¨®n. Llama la atenci¨®n que las cargas de explosivos fueran tan livianas y que no tuvieran metralla. Ambos factores pudieron deberse a la voluntad de transportarlas con m¨¢s facilidad, evitar los detectores de metales e introducirlas en el metro sin llamar la atenci¨®n.
Pero en todo caso es una de las explicaciones de que hubiera menos muertos que en los atentados del 11 de marzo en Madrid, donde s¨ª se utiliz¨® metralla y las cargas eran bastante m¨¢s potentes. Andy Hayman, responsable de la secci¨®n antiterrorista de Scotland Yard, explic¨® que en los tres atentados en el metro las cargas explosivas estaban situadas en el suelo de los vagones, junto a las puertas de acceso. Eso ser¨ªa un indicio de que no se trat¨® en este caso de ataques suicidas y de que los terroristas habr¨ªan abandonado el vag¨®n dejando all¨ª la carga.
En contra de esta tesis juegan las constantes campa?as de sensibilizaci¨®n al p¨²blico, que dificultan -aunque no descartan- la posibilidad de que ese movimiento pasara desapercibido para los dem¨¢s pasajeros, aunque el hecho de que los vagones fueran abarrotados podr¨ªa haber facilitado esa tarea.
Los investigadores no tienen a¨²n una idea clara de c¨®mo fueron detonadas las cargas explosivas en el metro. La posibilidad de que se utilizaran tel¨¦fonos m¨®viles como en los atentados de Madrid no est¨¢ descartada. Parece especialmente veros¨ªmil en los atentados de la l¨ªnea Circular, en Edgware Road, y en esa misma l¨ªnea entre las estaciones de Liverpool Street y Aldgate, porque los trenes circulan relativamente cerca de la superficie y es posible que pudiera llegar hasta all¨ª la se?al de un tel¨¦fono m¨®vil. Es m¨¢s dif¨ªcil en el caso del atentado en la l¨ªnea Piccadilly, entre King's Cross (un importante intercambiador del suburbano de la capital) y Russell Square, porque el metro circula en ese tramo a una gran profundidad.
El atentado contra el autob¨²s de la l¨ªnea 30 en Tavistock Square plantea otro tipo de interrogantes. Aunque no est¨¢ confirmado de manera oficial y p¨²blica, se sabe que el terrorista muri¨® en el lugar del crimen, pero no se sabe si hizo detonar el explosivo o ¨¦ste estall¨® por accidente cuando se dirig¨ªa a su verdadero objetivo. El autob¨²s no ten¨ªa que circular por Tavistock Place: hab¨ªa sido desviado de su ruta habitual debido al atentado previo entre King's Cross y Russell Square. Es posible que el terrorista creyera que le hab¨ªan descubierto y decidiera hacer estallar la bomba. O que, por cualquier raz¨®n, no hubiera podido llegar a la cita con sus colegas y hubiera decidido coger un autob¨²s y hacerlo estallar. O que ese fuera el primero de una serie de atentados en autobuses y que los otros fracasaran porque, tras trascender los primeros atentados, se colaps¨® la red de telefon¨ªa m¨®vil.
La polic¨ªa confirm¨® ayer que hab¨ªa provocado la detonaci¨®n de dos paquetes sospechosos, sin aclarar si se hab¨ªa tratado de paquetes explosivos o de falsas alarmas. Sir Ian Blair confirm¨® tambi¨¦n que las autoridades se llegaron a plantear la suspensi¨®n de la red de telefon¨ªa m¨®vil para bloquear posibles nuevos atentados, "pero decidimos no hacerlo, a pesar de que legalmente podr¨ªamos haberlo hecho, porque pod¨ªamos haber perjudicado a miles de ciudadanos que en esos momentos necesitaban contactar con sus familias".
Otro elemento de investigaci¨®n son las decenas de miles de c¨¢maras de seguridad distribuidas por todo Londres, incluidos los autobuses m¨¢s modernos como el de la l¨ªnea 30. Pero a estas alturas no se sabe si las c¨¢maras del autob¨²s estaban grabando (lo hacen s¨®lo de manera intermitente) ni si las grabaciones se han mantenido intactas tras la explosi¨®n.
Uno de los aspectos m¨¢s llamativos de la serie de atentados es que todos ellos tienen en com¨²n la estaci¨®n de King's Cross. Por all¨ª pasa la l¨ªnea circular, que se extiende al oeste hacia Edgware Road, y al este, hacia Liverpool Street y Aldgate. Tambi¨¦n la l¨ªnea Piccadilly, que va en direcci¨®n sur hacia Russell Square. Y la l¨ªnea 30 de autobuses. ?Fue King's Cross para los terroristas de Londres lo que Alcal¨¢ de Henares fue para los terroristas de Madrid?, es decir, ?su lugar de cita para cometer los atentados? En ese caso, su imagen habr¨¢ sido captada por las c¨¢maras de seguridad de King's Cross y de las estaciones donde abandonaron el metro, si lo abandonaron.
Los investigadores no tienen a estas alturas demasiados indicios sobre la procedencia de los autores. Podr¨ªa tratarse de un comando procedente del extranjero. Pero podr¨ªa tratarse tambi¨¦n de islamistas brit¨¢nicos que estar¨ªan ahora camuflados con relativa facilidad dentro del pa¨ªs, llevando a cabo su vida diaria con toda normalidad. ?ste fue precisamente el caso de Madrid.
Es la hip¨®tesis que m¨¢s temen el Gobierno y los investigadores. Primero, porque facilitar¨ªa la posibilidad de que se cometieran nuevos atentados. Segundo, porque ayudar¨ªa a incrementar la tensi¨®n con la comunidad musulmana brit¨¢nica, que probablemente se ver¨ªa acosada por grup¨²sculos de la extrema derecha. En la noche del jueves se registraron tres ataques a mezquitas, que han pasado desapercibidos en los medios brit¨¢nicos.
Los musulmanes del Reino Unido, que hasta ahora han tenido tendencia a pensar que las campa?as del Gobierno contra grupos islamistas son mera propaganda, descubrir¨ªan de repente que es real el peligro del extremismo religioso en el seno de su comunidad, considerada por las fuerzas pol¨ªticas como abrumadoramente pac¨ªfica en su inmensa mayor¨ªa. La polic¨ªa hizo ayer constantes llamamientos a la colaboraci¨®n ciudadana, un mensaje dirigido especialmente a la comunidad musulmana, a la que se pide que comunique de manera an¨®nima cualquier pista que pueda llevar a los autores.
La posibilidad de que fueran islamistas brit¨¢nicos pondr¨ªa tambi¨¦n de relieve las dificultades de los servicios de espionaje para infiltrarse y obtener informaci¨®n. El ministro del Interior, Charles Clarke, advirti¨® de que los atentados del 7-J "no pueden oscurecer anteriores ¨¦xitos" de los servicios de espionaje, pero reconoci¨® que "desde luego, ha habido un fallo en inteligencia en el sentido de que no hemos sabido lo que nos iba a ocurrir".
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