M¨¢s ahorro que inversi¨®n
Hace un a?o la Reserva Federal de EE UU, decid¨ªa acabar con la prolongada etapa de dinero barato y comenzaba la subida de los tipos de inter¨¦s de intervenci¨®n. Desde entonces, y hasta diez d¨ªas, la nueva pol¨ªtica se ha sustanciado en que el tipo de inter¨¦s al que se prestan entre s¨ª los bancos norteamericanos por el plazo de un d¨ªa pasaba del 1% al 3,25%. La rentabilidad media que en esos 12 meses han proporcionado los fondos de inversi¨®n en renta fija a corto plazo ha sido de 1,4% (si invierten en euros) y de 1,7% (si lo hacen en d¨®lares).
Esas rentabilidades son tan magras, que la mayor parte de los part¨ªcipes de fondos han tenido que buscar alternativas para su ahorro, aun a costa de incurrir en riesgos m¨¢s elevados.
Si se except¨²an los fondos de inversi¨®n garantizados, en los que alguna entidad solvente se hace responsable de que el part¨ªcipe recupere el 100% de lo que invierte (disminuyendo de esa forma buena parte de la incertidumbre ligada al proceso de inversi¨®n, al tiempo que dejando la rentabilidad al albur de la evoluci¨®n de alg¨²n ¨ªndice de Bolsa) la primera tentaci¨®n tras abandonar el terreno de los fondos monetarios o de renta fija a corto plazo, la constituyen los de renta fija a largo plazo.
Malos augurios
Curiosamente, desde primeros de 2003, los augurios para este tipo de fondos no han dejado de ser malos. Y la l¨®gica de esos malos augurios parec¨ªa impecable: puesto que los bancos centrales no tardar¨¢n en subir los tipos de corto plazo, los de largo tambi¨¦n subir¨¢n, provocando p¨¦rdidas en las carteras de renta fija constituidas con antelaci¨®n.
Pues bien, una de las muchas paradojas de la inversi¨®n en estos dos ¨²ltimos a?os ha sido el fracaso de pron¨®sticos como ¨¦ste, que parec¨ªa tan sensato. Y es que, desde hace un a?o, los tipos de largo plazo no s¨®lo no han subido sino que han estado bajando. Un fen¨®meno como ¨¦ste (que bajen los tipos de largo plazo cuando est¨¢n subiendo los de corto) resulta tan extra?o e improbable, que hay que remontarse hasta 1971 si se quiere hallar una situaci¨®n parecida. Ello ha permitido que los fondos de renta fija a largo, en lugar de acumular p¨¦rdidas en estos 12 meses, hayan estado proporcionando beneficios, de 5,7% si la inversi¨®n la hacen en d¨®lares y de 6% si es en euros.
Esta paradoja de los tipos de inter¨¦s de largo plazo son los posos del t¨¦ en que el mundo financiero trata de leer cu¨¢les van a ser los acontecimientos futuros. Y la lectura m¨¢s inmediata es la que se hizo en mayo de 2003, cuando se les vio como el s¨ªntoma m¨¢s evidente de que las econom¨ªas estaban a punto de entrar en un proceso de deflaci¨®n (ca¨ªda de precios que acompa?ar¨ªa a una fuerte recesi¨®n econ¨®mica). Dos a?os m¨¢s tarde no han aparecido s¨ªntomas de deflaci¨®n, por lo que esa interpretaci¨®n ha perdido casi totalmente su credibilidad. Otras lecturas se han sucedido desde entonces, aunque todas son aspectos parciales de una ¨²nica evidencia: globalmente, el ahorro parece estar creciendo m¨¢s que la inversi¨®n.
La inversi¨®n financiera a la que todo el mundo asocia un mayor nivel de riesgo es la renta variable. Desde hace un a?o, los part¨ªcipes de los fondos que invierten en Bolsa han visto, por t¨¦rmino medio, recompensado ese mayor grado de riesgo. Ahora bien, la prima de riesgo de los que lo hicieron en la Bolsa norteamericana no ha sido muy elevada, ya que apenas alcanzan una media interanual del 6% medido en euros. Esa escasa rentabilidad refleja que no se han visto premiados por la revalorizaci¨®n del d¨®lar, ya que, a pesar de su actual fortaleza, cotiza frente al euro en los mismos niveles de hace 12 meses. Si la inversi¨®n se hizo en fondos de renta variable espa?ola, europea, latinoamericana o de Asia-Pac¨ªfico (sin Jap¨®n) las rentabilidades han sido mucho m¨¢s jugosas: 20%, 13%, 54% y 27%, respectivamente.
Cuesti¨®n de tiempo
?Cu¨¢nto tiempo m¨¢s va a durar esta situaci¨®n? Para los fondos de renta fija a corto plazo puede que bastante, y durante ese periodo seguir¨¢n produciendo rendimientos por debajo de la inflaci¨®n (al menos en la zona euro). Los fondos de renta fija a largo plazo tienen en contra el que los tipos de inter¨¦s est¨¢n en m¨ªnimos hist¨®ricos, aunque a su favor juega esa enorme cantidad de ahorro que no sabe en qu¨¦ proyectos empresariales atractivos rentabilizarse. Los de renta variable son, como siempre, los que vivir¨¢n situaciones m¨¢s extremas, sometidos a la ducha escocesa de unos beneficios empresariales que crecen a buen ritmo y unas econom¨ªas europea y japonesa m¨¢s que d¨¦biles, y amenazadas, como todas las dem¨¢s, por el encarecimiento de la energ¨ªa. El traspaso a lo largo del verano hacia fondos de menor riesgo, aunque con rentabilidades exiguas, puede ser una alternativa para los corazones menos atrevidos.
Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.
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