H¨¦rcules escond¨ªa un mensaje
El hallazgo de un manuscrito en la peana de una escultura de la Academia de San Fernando permite reconstruir su historia
Averiguar la edad de una obra de arte es tarea considerada muy ardua por los restauradores. Lo es, igualmente, saber d¨®nde y cu¨¢ndo esa pieza estuvo ubicada en un lugar u otro, para descubrir as¨ª detalles de su historia, m¨¢s los secretos de su hechura y belleza. Pero en Madrid, la casualidad de un muy reciente hallazgo -un pedazo de papel manuscrito- bajo una estatua colosal de H¨¦rcules cargada de historia, ha permitido confirmar con precisi¨®n cu¨¢nto tiempo ha permanecido enhiesta y a la vista del p¨²blico sobre el zagu¨¢n de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Ese magno yeso, de casi tres metros de altura y robustas proporciones, fue tra¨ªdo con otras cuarenta excelsas copias de estatuaria cl¨¢sica desde distintos palacios de Italia hasta el Alc¨¢zar de los Austrias de Madrid, en 1651, por un viajero singular, aposentador del rey Felipe IV: el pintor Diego Vel¨¢zquez. Realizaba all¨ª la encomienda regia de proveerse de obras de arte para la Corona espa?ola.
Comoquiera que el recinto regio de los Austrias ardiera en 1734, las estatuas pasaron primero al nuevo Palacio Real. All¨ª, el italiano Domenico Olivieri las retuvo en una academia art¨ªstica informal por ¨¦l fundada, que en 1752 cobr¨® el marchamo de Real Academia. La sede acad¨¦mica definitiva qued¨® establecida en el palacio Goyeneche, en la calle de Alcal¨¢, 13, donde el yeso herc¨²leo permanece inamovible desde 1784 jalonando desafiante su entrada.
El reciente hallazgo ha consistido en el descubrimiento de un papel fragmentado, de algo menos de un palmo de superficie, escrito por ambos lados y que, hecho un mazacote, fue encontrado en la parte posterior de la peana donde calz¨® durante 221 a?os la estatua del forzudo coloso. Est¨¢ situado junto con otra escultura de la diosa Flora, tra¨ªda tambi¨¦n por Vel¨¢zquez del palacio Farnesio.
El manuscrito reci¨¦n hallado enuncia una serie de atributos de la Virgen Mar¨ªa, por lo que se cree que se trata de una plegaria o una letan¨ªa. Su papel y su caligraf¨ªa, clara y amplia, con may¨²sculas bien marcadas y trazos elegantes -probablemente surgidos de la mano de un pendolista dedicado a menesteres religiosos- revelan que fue escrito en el ¨²ltimo tercio del XVIII.
La atm¨®sfera, tambi¨¦n la acci¨®n humana, depositaron sobre el yeso del tit¨¢n y de su compa?era no solo polvo ambiental sino tambi¨¦n pigmentos, barnices y repintes fruto de consecutivos tratamientos y limpiezas, cuya amalgama implicaba un reto a desentra?ar por los restauradores. Ahora ya pueden atestiguar que H¨¦rcules y Flora dialogan desde 1784 en la puerta del recinto.
Diego Vel¨¢zquez podr¨ªa haber sido, tambi¨¦n, un magn¨ªfico escultor. Prueba de ello es la excelencia de la colecci¨®n de cuarenta piezas de estatuaria cl¨¢sica por ¨¦l seleccionadas en Italia, en 1651, que hoy atesora la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Una vez restauradas, ser¨¢n exhibidas conjuntamente al p¨²blico en meses venideros. "Va a ser una exposici¨®n ¨²nica, de extraordinario inter¨¦s art¨ªstico", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n, acad¨¦mico responsable de la secci¨®n de Escultura de la Academia, que impulsa la restauraci¨®n de los magn¨ªficos yesos. La tarea de recobrar el esplendor de las estatuas le ha sido encomendada a un equipo formado por tres restauradoras, Silvia Viana, Judith Gasca y ?ngeles Sol¨ªs, ganadoras del Premio Nacional de Restauraci¨®n de 2004 -dotado con 15.000 euros- por un innovador proyecto de limpieza en seco de yesos art¨ªsticos, ideado por ellas hace cuatro a?os.
Partiendo del an¨¢lisis de las sustancias depositadas sobre las superficies de las estatuas, el equipo aplica una t¨¦cnica muy depurada que, a juicio del acad¨¦mico Luz¨®n, concita la atenci¨®n de medios art¨ªsticos de toda Europa. Est¨¢ previsto divulgar esta nueva t¨¦cnica a partir de enero en un seminario impartido por las restauradoras. "Ya se han apuntado profesionales de Francia, Italia e Inglaterra", explica Luz¨®n.
Fue el joven equipo restaurador el que recibi¨® la encomienda de poner en valor la completa colecci¨®n de yesos, m¨¢s de mil piezas, que atesora la Academia de Bellas Artes y de la que forman parte las allegadas por el universal pintor sevillano.
La tarea que Sol¨ªs, Viana y Gasca han acometido es muy laboriosa. Consiste en limpiar, examinar, incluso reponer, si ello lo exigiera, cada uno de los grupos escult¨®ricos coleccionados, muchos de ellos de trasunto mitol¨®gico, mediante un procedimiento complejo. El m¨¦todo consiste en documentar los materiales originales que componen la escultura vaciada, el examen de la t¨¦cnica entonces empleada en su hechura, m¨¢s la observaci¨®n de los posibles repintes, pigmentos y barnices a los que fueron sometidos los yesos, con los consiguientes cambios de coloraci¨®n. Todo ello permite encarar cabalmente la restauraci¨®n de cada pieza.
Para analizar las muestras extra¨ªdas, es preciso hacer aflorar cada una de las diferentes capas -hasta ocho- de materiales superpuestos que configuran la estatua, desde el barro desmoldeante usado para copiarlas, hasta el ¨²ltimo ba?o de aceite utilizado en su limpieza.
Luego vendr¨¢ una serie de costosos an¨¢lisis con rayos X de las junturas de madera o met¨¢licas que componen el armaz¨®n de los excelsos yesos. Espectrograf¨ªa, microscop¨ªa y otros procedimientos, permitir¨¢n a las restauradoras culminar el rescate de la primigenia belleza de los yesos, tarea resaltada por el acad¨¦mico Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n mientras prosiguen, sin tregua, su minuciosa tarea.
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