El gol de quedarse en C¨¢diz
El futbolista argentino Hugo Vaca, con 27 a?os de vida gaditana, tiene un programa deportivo en la televisi¨®n comarcal
A Hugo Vaca le saludan cuando cruza el Paseo Mar¨ªtimo de C¨¢diz. Tambi¨¦n cuando entra en un bar. Le invitan a una copa y le recuerdan an¨¦cdotas recientes. El f¨²tbol le ha dado la popularidad que ahora disfruta paseando por las calles gaditanas, contemplando la playa Santa Mar¨ªa del Mar. Una imagen que le devuelve otra. "Cuando me vine de Argentina y vi el mar, me dije: ?d¨®nde hay que firmar para quedarse?". Llegaba como un fichaje al equipo cadista y ¨¦l se hizo socio de una ciudad que, desde entonces, no ha abandonado.
Hugo Vaca recuerda el d¨ªa que comenz¨® a ser gaditano. El 23 de agosto de 1978. Ten¨ªa 22 a?os. S¨®lo dos d¨ªas antes el entrenador del C¨®rdoba argentino le llam¨® y le anunci¨® que un equipo espa?ol le hab¨ªa fichado. Le sonaba el nombre futbol¨ªstico pero apenas sab¨ªa nada. Busc¨® C¨¢diz en un atlas y lo encontr¨® al sur de Espa?a. "Me dijeron que era una ciudad con playa, mucho calor y poca lluvia". Y en 48 horas pudo comprobar la realidad de aquella descripci¨®n en un viaje rel¨¢mpago. Fich¨® por tres a?os pero se qued¨® para siempre.
Vaca naci¨® en un peque?o pueblo de interior de Argentina, en Balnearia, a 200 kil¨®metros de la gran ciudad de C¨®rdoba. "Siempre he sido un poco andaluz", se define entre risas. La playa m¨¢s cercana la ten¨ªa a mil kil¨®metros. Por eso, el espect¨¢culo de las olas y la arena fue lo que m¨¢s le cautiv¨® de entrada. Tambi¨¦n el car¨¢cter de su gente. "Los cordobeses argentinos son graciosos y muy r¨¢pidos, como los gaditanos", explica.
Fue el entonces presidente del C¨¢diz Club de F¨²tbol, Manuel Irigoyen, el que se fij¨® en ¨¦l y decidi¨® traerlo al equipo amarillo. Hab¨ªa debutado en la primera divisi¨®n de su pa¨ªs con 16 a?os. S¨®lo 6 a?os despu¨¦s cambi¨® de liga y de pa¨ªs. Confiesa que el f¨²tbol le ha dado sus mejores momentos en la ciudad. Como el ascenso a primera de la temporada 1980-1981. "Cuando toda la afici¨®n sale a las calles y corea tu nombre, te sientes un Dios. Es lo m¨¢s grande".
Y fueron sus compa?eros de equipo los que le ense?aron a empaparse de gaditanismo, en unos a?os en los que la mayor parte de la plantilla era natural de C¨¢diz. "Ellos me llevaron al barrio de la Vi?a y al Cine Caleta, adem¨¢s de ense?arme d¨®nde tomar pesca¨ªto frito". Costumbres que manten¨ªa en una ¨¦poca en la que, seg¨²n recuerda, ten¨ªa "inmerecida" fama de golfo. Comparti¨® piso con el salvadore?o M¨¢gico Gonz¨¢lez, un mito del C¨¢diz, hasta que Irigoyen los separ¨®. "Dijo que yo era una mala influencia para ¨¦l", rememora entre carcajadas.
Una gaditana termin¨® por aferrarle a esa vida lejos de Argentina. En 1985 se cas¨® con Mari Luz, con la que ha tenido tres hijos. Su arraigo definitivo a la ciudad de la playa. Siempre ha vivido muy cerca del Estadio Carranza, el campo del C¨¢diz, un equipo al que permanece ligado a pesar del paso del tiempo. Despu¨¦s de ser jugador, lleg¨® a ser secretario t¨¦cnico y, desde hace cinco a?os, tiene su particular programa deportivo en Onda Luz Televisi¨®n, una cadena comarcal, donde habla de lo que sabe. "El f¨²tbol es como mi novia. Algunas veces digo que s¨®lo le he puesto los cuernos una vez. Fue cuando me cas¨¦ con mi mujer", bromea.
De su pa¨ªs le queda el acento que le recuerdan aquellos tiempos cuando todav¨ªa no ubicaba en el mapa las olas y la arena de C¨¢diz; mucho antes de que sus paseos se interrumpieran por los saludos cari?osos de los gaditanos.
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