Un buen oficio
En una de sus comedias m¨¢s corrosivas y anarquizantes, Boudou salvado de las aguas, el gran Jean Renoir puso en im¨¢genes la paradoja de lo que le ocurre a quien salva a un suicida: lo quiera o no, tiene la obligaci¨®n moral de velar durante un tiempo por su, digamos, buena obra, aunque en ocasiones no resulte f¨¢cil la convivencia con aqu¨¦l de cuya vida se convierte en una suerte de ¨¢ngel de la guarda. No muy diferente es el arranque que imagin¨® Pierre Salvadori para ¨¦sta, su sexta pel¨ªcula: un buen samaritano (Auteuil) salva del suicidio a un hombre desesperado a quien su novia ha abandonado (Garc¨ªa), s¨®lo para ver c¨®mo su vida cambia, y casi siempre para mal.
Ciertamente, no le interesa a Salvadori lo mismo que a Renoir, es decir, mostrar la hipocres¨ªa que se esconde muchas veces tras las buenas obras, sino algo m¨¢s humilde: ver c¨®mo, incluso en las circunstancias m¨¢s adversas, es posible la amistad. Y lo hace en una comedia que pone frente a frente a dos actores de curtido oficio, que no es la primera vez que se las ven en lides de este tipo (ya hab¨ªan trabajado juntos en Mam¨¢, hay un hombre blanco en tu cama, la jocosa comedia de Coline Serrau), y en cuyas manos se pone toda la consistencia de la propuesta.
USTED PRIMERO
Direcci¨®n: Pierre Salvadori. Int¨¦rpretes: Daniel Auteuil, Jos¨¦ Garc¨ªa, Sandrine Kiberlain, Marilyne Canto, Mich¨¨le Moretti. G¨¦nero: comedia. Francia, 2003. Duraci¨®n: 110 minutos.
Escollos
Narrada en su primera mitad con una parsimonia que no le conviene mucho al dinamismo de la an¨¦cdota que se pretende ilustrar, y un poco demasiado dependiente de que el respetable se crea tanto el car¨¢cter del salvado (Garc¨ªa resulta un personaje extraordinariamente conflictivo, un manojo de nervios, cuando no un puro vividor) como las abusivas atenciones que ¨¦ste requiere de su salvador, el filme tiene a¨²n otro escollo nada secundario: pretender que el personaje femenino resulte tan adorable como para provocar todo lo que en la narraci¨®n se negocia. De ah¨ª que Usted primero avance casi siempre a trompicones, poniendo en serios aprietos en muchos momentos la paciencia del espectador y amenazando la credibilidad general del conjunto.
No es la pericia narrativa de Salvadori o sus capacidades como metteur en sc¨¨ne, ni un gui¨®n que aleja demasiado los gags uno de otro como para resultar efectivo el que hace que el espectador no se desolidarice por completo, sino lo que est¨¢ en la misma base de la operaci¨®n: la qu¨ªmica entre dos buenos int¨¦rpretes. Y ah¨ª es donde la cosa se mantiene: ver c¨®mo Auteuil construye su personaje con mucha m¨¢s paciencia de la que el gui¨®n le proporciona, o c¨®mo se va tejiendo una sutil mara?a homoer¨®tica entre los dos protagonistas hace que el filme se vea sin desmayos y hasta que nos olvidemos de que, en el fondo, estamos ante una m¨¢s bien banal comedia de consumo, y bien poco m¨¢s.
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