Los museos de Francia se multiplican
El venerable Louvre, el moderno Centro Pompidou, el discreto Museo Rodin, pero tambi¨¦n el elegante Museo d'Orsay, el muy especializado Guimet o el lujoso conjunto de Versalles han decidido ampliarse, esparcirse, buscar la llamada "masa cr¨ªtica" m¨¢s all¨¢ de sus cuatro paredes, de su recinto hist¨®rico. La iniciativa de esas instituciones francesas contrasta con la morosidad reinante en el pa¨ªs, con la sinistrosis reinante desde que la ampliaci¨®n europea se ha hecho sin te-ner en cuenta las exigencias pol¨ªticas de Par¨ªs, desde que Francia vot¨® "no" al proyecto de tratado constitucional europeo o desde que Londres le gan¨® la concesi¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012 a Par¨ªs. Y no s¨®lo contrasta sino que aparece en abierta contradicci¨®n con el des¨¢nimo de quienes se ahogan en su ombligo.
El museo, "almac¨¦n polvoriento" de hace cuarenta a?os, es hoy un lugar vivo y cambiante con un notable poder de atracci¨®n
Varios de los principales museos han decidido ampliarse, esparcirse, buscar la llamada "masa cr¨ªtica" m¨¢s all¨¢ de sus cuatro paredes
El Centro Pompidou tiene ante s¨ª dos grandes proyectos de expansi¨®n, uno, ya aprobado, concierne a una nueva sede en la ciudad norte?a de Metz, mientras que el otro, pendiente del visto bueno de las autoridades chinas, llevar¨ªa al Pompidou a abrir una delegaci¨®n en Hong Kong. En Metz una inversi¨®n de 51 millones de euros -35,5 para el edificio del japon¨¦s Shigeru Ban- servir¨¢ para levantar un edificio de 11.500 metros cuadrados, de los cuales la mitad destinados a exposici¨®n de obras, algunas de ellas de gran formato, imposibles de presentar en las salas de la central parisiense, como es el caso del tel¨®n de fondo pintado por Picasso para el ballet Parade, de ciertas instalaciones de Jean Tinguely o de los paneles concebidos por Robert Delaunay para la Exposici¨®n Universal de 1937.
En Hong Kong la propuesta concierne 13.000 metros cuadrados que debieran estar disponibles en 2012 instalados frente al mar, en la zona conocida como West Kowloon Cultural District. El Pompidou, que dispone de un fondo de 55.000 obras, est¨¢ en condiciones de ofrecer una colecci¨®n permanente de gran calidad, que se completar¨ªa con adquisiciones de artistas orientales y est¨¢ tambi¨¦n en situaci¨®n de producir o coproducir grandes exposiciones temporales.
Para el Louvre el nuevo horizonte tambi¨¦n es doble y se sit¨²a asimismo en el norte de Francia, en la ciudad de Lens, de s¨®lo 36.000 habitantes, pero en medio de una aglomeraci¨®n de 410.000 y en el centro de un c¨ªrculo con un radio de 150 kil¨®metros dentro del cual viven 20 millones de personas. Lens es hoy una localidad con un 15% de la poblaci¨®n en el paro, capital de una regi¨®n que vio cerrar la ¨²ltima mina en 1990 y que, desde entonces, ha visto c¨®mo se suced¨ªan las malas noticias.
Esa delegaci¨®n del Louvre, que seg¨²n el presidente del museo parisiense, "no ser¨¢ ni una antena ni un anexo", tendr¨¢ 3.000 metros cuadrados de exposici¨®n y "un car¨¢cter de laboratorio, pues todos los departamentos del Louvre estar¨¢n ah¨ª representados y no por obras de segunda fila sacadas de los fondos. Ese Louvre de Lens ha de servir para experimentar en asuntos tan distintos como t¨¦cnicas de presentaci¨®n de las colecciones o el c¨®mo acoger al p¨²blico, a los distintos p¨²blicos". El n¨²mero de visitantes anuales se cifra en 500.000, y seis equipos de arquitectos -tres franceses, un japon¨¦s, otro brit¨¢nico y un estadounidense- compiten para hacerse con el encargo. El fallo se conocer¨¢ en el transcurso del mes de septiembre. El coste definitivo de la operaci¨®n se desconoce a¨²n, pero en cambio se ha avanzado que el nuevo museo ocupar¨¢ a 280 personas.
M¨¢s nebuloso por el momento es el horizonte estadounidense del Louvre, que ha visto c¨®mo la ciudad de Atlanta le ofrec¨ªa dinero para que gestione sus instalaciones y aporte, en rotaci¨®n permanente, una selecci¨®n de sus obras. Las cr¨ªticas ya se han hecho o¨ªr, algunas con buenos argumentos, recordando que los fondos del Louvre ya alimentan en la actualidad las mejores salas de muchos museos provinciales franceses -Burdeos, Laval, Blois, etc¨¦tera- que no siempre disponen de dinero para presentarlas adecuadamente, y afirmando que se cede a la presi¨®n de crear "acontecimientos" -l¨¦ase nuevos museos- en vez de potenciar lo que ya existe.
El museo del escultor Rodin
est¨¢ por su parte negociando con la ciudad brasile?a de Salvador de Bah¨ªa para abrir all¨ª "una antena" de la que no se sabe la importancia. Y dentro de la propia Francia el Museo d'Orsay ha lanzado lo que podr¨ªamos considerar una OPA sobre el peque?o Museo Gustave Moreau o los a¨²n m¨¢s diminutos H¨¦bert y Henner, el palacio de Versalles se dispone a gestionar todos los equipamientos culturales de la localidad y el ya citado Louvre asumir¨¢ dentro de su estructura la gesti¨®n del peque?o pero muy interesante Museo Delacroix. Al mismo tiempo, esos grandes museos, que montan coproducciones con el MOMA, el Ermitage de San Petersburgo, la Tate de Londres o el Reina Sof¨ªa de Madrid, se disputan el control del mayor espacio para grandes exposiciones temporales de Par¨ªs, es decir, el Grand Palais, en plenos Campos El¨ªseos, hasta ahora en manos de un organismo p¨²blico, la R¨¦union des Mus¨¦es Nationaux, que ha dejado de ser respetada por los grandes museos cuando ¨¦stos han adquirido m¨¢s autonom¨ªa.
"Va usted a aburrirse. No queda nada que hacer", le dijo Pierre Rosenberg a su sucesor al frente del Louvre, Henry Loyrette. ?ste recuerda que, "en 1974, cuando empec¨¦ mis estudios de conservador, nadie se preocupaba del p¨²blico, que hoy est¨¢ en el centro de todas las reflexiones". A principios de la d¨¦cada de los setenta los museos eran las "criptas sepulcrales" criticadas por todos los artistas contempor¨¢neos y nadie hablaba de "turismo cultural" porque exist¨ªa una oposici¨®n manifiesta entre las dos palabras. Hoy el Louvre recibe m¨¢s de seis millones de visitantes cada a?o y Loyrette, para no "aburrirse", ampl¨ªa y mejora las salas de "su" museo pero tambi¨¦n se preocupa por organizar su presencia internacional o dentro de la propia Francia, garant¨ªa de mayores ingresos, de un mejor aprovechamiento de sus propiedades art¨ªsticas o de la explotaci¨®n de la imagen de las mismas.
Al mismo tiempo los grandes museos, adem¨¢s de sacar provecho de su tienda y sus restaurantes, tambi¨¦n invitan a artistas contempor¨¢neos a exponer su trabajo al lado de los grandes nombres consagrados por los siglos. El "almac¨¦n polvoriento" de hace cuarenta a?os es hoy un lugar vivo y cambiante, con un notable poder de atracci¨®n. Y hay que escribir "notable" porque el famoso "turismo cultural" s¨®lo acude a lugares que han sabido ganarse y consolidar su celebridad, pero sigue mostr¨¢ndose reacio a descubrir los que no gozan del poder de atracci¨®n de un nombre, una obra o un edificio. De ah¨ª que el Louvre o el Pompidou sean tan solicitados como el Guggenheim, pionero en materia de "franquicias" culturales, y que ciertos arquitectos -los nombres est¨¢n en la cabeza de todos- se repitan en China, Estados Unidos, Francia, Espa?a, Jap¨®n o Alemania. Como reza el dicho popular, "siempre llueve sobre mojado".
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