"No vender¨¦ mi alma al diablo para lograr un imposible con los sindicatos"
Incl¨¢n advierte de que la sanidad necesita m¨¢s dinero y menos gasto
El consejero de Sanidad, Gabriel Incl¨¢n (Baracaldo, 46 a?os), afronta su nueva rev¨¢lida al frente del departamento con las ideas muy claras: m¨¢s inversi¨®n, f¨®rmulas para gastar mejor y un impulso a la motivaci¨®n de los profesionales sanitarios. Ante el conflicto abierto con los sindicatos, el consejero advierte de que "no vender¨¦ mi alma al diablo" para conseguir imposibles y les pide que el cambio de actitud que le exigen a ¨¦l sea rec¨ªproco.
Pregunta. Cuando tom¨® posesi¨®n del cargo fij¨® entre sus prioridades conseguir la paz social en Osakidetza. Durante la semana se ha reunido con los sindicatos. ?Cu¨¢l es su balance?
Respuesta. No voy a sustituir a quien tiene que negociar, que es la direcci¨®n de Osakidetza, pero para mi ha sido muy importante escuchar su versi¨®n de c¨®mo est¨¢ la situaci¨®n en la sanidad vasca. En septiembre se convocar¨¢ la mesa sectorial y ah¨ª habr¨¢ que negociar sobre los puntos m¨¢s conflictivos.
"Si los sindicatos esperan hechos concretos que demuestren un cambio de actitud por mi parte, yo tambi¨¦n espero lo mismo de ellos" "No vamos a dejar de dar un tratamiento a quien lo necesite, pero es necesario corregir algunas actitudes de abuso de los ciudadanos"
P. El pasado 8 de abril Osakidetza vivi¨® la primera huelga general en el sector. ?Hab¨ªa motivos para esa movilizaci¨®n?
R. De ninguna manera. No lo entiendo. La situaci¨®n de Osakidetza nunca ha sido como para organizar una huelga. Eso que dec¨ªan algunos sindicatos de que es la peor sanidad es falso. Otras cosas son verdad, como la falta de motivaci¨®n y necesidad de inversiones. Pero esos no son motivos para una huelga. Yo llevo muchos a?os en este negocio y 2004 y 2005 no han sido ni con mucho de los peores a?os.
P. ?Vivi¨® la huelga como un fracaso propio?
R. Claro que lo viv¨ª como un fracaso doloroso. M¨¢s all¨¢ de la incidencia de las cifras, llegar a una huelga es un fracaso para las dos partes que al final paga la ciudadan¨ªa.
P. ?Por qu¨¦ ha cambiado a la c¨²pula de Osakidetza?
R. Osakidetza es una gran empresa, muy compleja. Con m¨¢s de 21.000 trabajadores en plantilla y muchos eventuales. Consider¨¦ que hab¨ªa llegado el momento de dar un cambio. Un relevo con gente que lleva muchos a?os en el sector. Pero no se trata de un gui?o a los sindicatos ni una p¨¦rdida de confianza, sino que hac¨ªa falta aire nuevo. Pasa en todas las empresas.
P. ?Le ha sorprendido la plataforma constituida entre ELA, SME y SATSE, sindicatos en principio tan dispares?
R. Me ha sorprendido profundamente. Otros sindicatos de clase no han entrado y ?eso significa que no les preocupa lo que pasa con la sanidad? No. Lo que ocurre es que ven las cosas de otra manera. Unos ven que damos pasos para mejorar el sistema y otros dicen que vamos muy lentos o no hacemos nada. Donde hay que avanzar es en el campo de la motivaci¨®n del personal, ah¨ª s¨ª tenemos un problema. Parece razonable introducir medidas para que los profesionales se sientan m¨¢s reconocidos y ligados a la empresa.
P. Y adem¨¢s de motivar al personal, ?qu¨¦ va a hacer para evitar que se repitan las movilizaciones en septiembre? Los sindicatos exigen hechos concretos que reflejen un cambio.
R. Lo que est¨¢ claro es que no voy a vender mi alma al diablo, es decir, no puedo hacer imposibles. Las dos partes debemos reflexionar para encontrar un camino. Si los sindicatos esperan hechos concretos, yo tambi¨¦n espero lo mismo por su parte. Tiene que ser algo rec¨ªproco. Ahora es necesario que las heridas cicatricen y si encontramos un punto de encuentro hay cosas que se pueden resolver a medio plazo, otras a largo y otras a corto.
P. Las centrales coinciden en que es necesario invertir m¨¢s dinero para, como m¨ªnimo, mantener la calidad. ?Va a pedir m¨¢s dinero al Departamento de Hacienda en la elaboraci¨®n de los pr¨®ximos presupuestos?
R. Desde luego que s¨ª. Hay que invertir m¨¢s porque s¨®lo para hacer lo mismo que ahora ya hace falta m¨¢s dinero. Pero la tarta a repartir es la que es. Ahora bien, no estoy de acuerdo en que todo el conflicto en el mundo sanitario tenga que ver con la falta de inversi¨®n.
P. ?Qu¨¦ hay que hacer para hacer sostenible el sistema?
R. Se da casi todo para todos, sin mirar el carn¨¦ de identidad a nadie. Adem¨¢s de realizar m¨¢s inversiones, habr¨¢ que mirar con mucho detenimiento las nuevas t¨¦cnicas y medicamentos y si realmente aportan algo incorporarlas. En segundo lugar, hay que seguir abordando f¨®rmulas de introducir m¨¢s gesti¨®n. Es decir, estamos obligados a buscar f¨®rmulas para gastar mejor debido a la enorme presi¨®n asistencial que existe. La sanidad se paga a trav¨¦s de impuestos y la presi¨®n fiscal que soportamos no llega ni con mucho a la media de la UE. Por lo tanto, hay que analizar medidas correctoras y discutirlas en el Parlamento si queremos mantener una sanidad de calidad.
P. ?En qu¨¦ consisten ese tipo de medidas correctoras?
R. No se trata de medidas para castigar al ciudadano. Se trata de que las personas que utilizan mal el sistema sanitario tengan un sobre costo. Estas medidas son imprescindibles. Por una parte de la ciudadan¨ªa se da un mal uso del sistema. Por ejemplo, los servicios de urgencias. Algunos ciudadanos acuden al servicio de urgencias porque lo consideran oportuno, pero no porque no funcionen los lugares a los que debe acudir, como los puntos de atenci¨®n continuada. Lo que ocurre es que le resulta m¨¢s f¨¢cil ir a urgencias y al final el sistema se satura. Esta legislatura voy a dedicar mucho tiempo y esfuerzo a explorar ese tipo de medidas correctoras. Es cierto que muchos recursos se consumen de forma natural por el envejecimiento l¨®gico de la poblaci¨®n, pero otra parte se debe a una forma inadecuada de utilizar la sanidad. Los ciudadanos tienen que escuchar este mensaje: no abusen del sistema sanitario.
P. ?Se trata de concienciar a la ciudadan¨ªa para que cambie de h¨¢bitos?
R. Siendo verdad que no vamos a dejar de dar un tratamiento, tenemos la obligaci¨®n de corregir algunas actitudes.
P. Los m¨¦dicos se quejan del doble discurso de la administraci¨®n. Por una parte, al ciudadano le hablan de las excelencias del sistema y, por otra, a los m¨¦dicos les piden que no usen los tratamientos m¨¢s caros y que den las altas lo m¨¢s pronto posible.
R. Llev¨® m¨¢s de seis a?os como consejero y nunca he animado gratuitamente a los ciudadanos a acudir al sistema. Lo que hago es promocionar el sistema, como es mi obligaci¨®n. Jam¨¢s voy a decir a un m¨¦dico cu¨¢ndo tiene que dar un alta. Otra cosa es que se agilicen las altas. Para un profesional es posible que tener medio d¨ªa m¨¢s a un paciente hospitalizado no sea importante, pero a la hora de la gesti¨®n significa no disponer de un determinado n¨²mero de camas para la gente que se encuentra esperando.
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