"Rouco es de tres tenedores"

Pregunta. Se forra como restaurador y ahora quiere ser p¨¢rroco. ?C¨®mo le da este punto a los 68?

Respuesta. Yo no me forro. Llevamos cuarenta a?os esforz¨¢ndonos en gestar nuevos puestos de trabajo y nuevas obras. Mi patrimonio familiar lo puse a disposici¨®n de este grupo.

P. ?Y por qu¨¦ este cambio, si viv¨ªa como un cura?

R. Porque hay algo m¨¢s importante que vivir bien, que es vivir de acuerdo con tus ideas. Y yo echaba en falta ser consecuente con el evangelio.

P. Con su curr¨ªculum, igual pod¨ªa haberle dado por ser torero.

R. No, porque ya lo fui, y tuve m¨¢s o menos ¨¦xito...

P. Y el ¨¦xito como cura est¨¢ por demostrar.

R. S¨ª. Es un reto [r¨ªe]. Me ha hecho usted un quite.

P. "La mesa est¨¢ muy cerca de la misa". Le veo venir. Seguir¨¢ siendo un tripero.

R. S¨ª. Lo malo es que la salud no perdona, y hay que hacerse el haraquiri de muchos placeres de la mesa. Especialmente de los platos de cuchara.

P. ?Cunde m¨¢s la casulla o el mandil?

R. No he renunciado nunca a la casulla por el mandil. Lo que pasa es que quiz¨¢ es menos espectacular haberme visto en esas misas muchas veces ¨ªntimas, reservadas a los amigos.

P. Y ahora va a salir del armario eclesi¨¢stico.

R. Quiz¨¢ voy a tener m¨¢s p¨²blico. Espero que me den tres estrellas Michelin en los sermones.

P. He le¨ªdo c¨®mo explicaba que lo del ayuno y la abstinencia no va por la comida. ?Qu¨¦ jet¨®n!

R. Barro para casa, por supuesto. El ayuno es interpretativo. Comer pescado hoy es un lujo, y la abstinencia, por tanto, muy relativa. Y ?cu¨¢ntos ayunos hacemos para adelgazar, y no por mor de la espiritualidad?

P. ?De cu¨¢ntos tenedores es Rouco?

R. Yo le pondr¨ªa tres, el medio. Es f¨¢cil para la comida, y muy mesurado en la cantidad, quiz¨¢ porque ha sufrido de salud.

P. ?Tenedores de diablo o de gourmet?

R. De gourmet. El uso de los tenedores del diablo no es precisamente santo de mi devoci¨®n. Ni para Rouco ni para las personas m¨¢s controvertidas por el propio Rouco.

P. A santa Teresa le daban ¨¦xtasis entre los pucheros. ?Usted, con qu¨¦ se exalta?

R. Con el Athletic de Bilbao, que me pone de los nervios.

P. Amigo de los Reyes, cardenales, cantantes, escritores, pol¨ªticos. ?A qui¨¦n vio con m¨¢s gula?

R. La gula no es un placer de cantidad, sino de calidad. Cuando el querido Adolfo Su¨¢rez me ped¨ªa una tortilla francesa, me descompon¨ªa. Pero era siempre parco, modoso.

P. De los primeros espadas que ha sentado a su mesa, ?cu¨¢l le sorprendi¨® por su buen diente?

R. Juan Pablo II. Com¨ªa muy bien, y, en la distancia corta de la mesa, me impresionaban su afabilidad y su sencillez.

P. Le gust¨® especialmente su merluza en salsa verde. ?Se lo pag¨® con alguna canonj¨ªa?

R. Me hizo un regalo precioso: me firm¨® el men¨². Lo tengo, como si fuera una bula, una canonj¨ªa, en el lugar predilecto de mi cuarto de estar.

P. Hace un a?o le preguntaron: ?Gandhi o Ratzinger? Y contest¨®: Gandhi. ?Se lo repetir¨ªa a Benedicto?

R. [Riendo] ?Es cierto eso? Acaba usted de fulminar mi carrera eclesi¨¢stica. Sinceramente, no me atrever¨ªa a repet¨ªrselo.

P. Pues creo que se ha quedado sin p¨²rpura, por profeta.

R. Estoy hundido. Ya no paso de aqu¨ª.

P. ?Qui¨¦n es la gran estrella Michelin de la pol¨ªtica?

R. ?En estos momentos? Pues el se?or Tony Blair, que nos est¨¢ tomando muy bien el pelo a todos.

P. El Vaticano excomulg¨® los toros. ?Usted se ha confesado?

R. No. Fue un disparate que cometi¨® el Papa san P¨ªo V en 1495 con la bula Salute gregis, que, gracias a Dios, Felipe II no promulg¨® en Espa?a. Gracias a eso, los jesuitas celebraron las beatificaciones de san Ignacio y san Francisco Javier pagando 34 toros en la plaza de Salamanca.

P. Ha comido de todo en su vida. ?D¨®nde piensa tomarse el postre?

R. Pues, tal y como van las cosas, alg¨²n tocino de cielo o soplillos de monja en alg¨²n convento, para ver si entro en buena v¨ªa.