Agua para todos
Las cosas cambian cuando llueve, y si es sobre un circuito de velocidad, como fue el caso ayer en el de Donington Park, lo hacen a peor. El dato m¨¢s revelador en este sentido es el ¨ªndice de ca¨ªdas. La mitad de los participantes en la categor¨ªa de MotoGP terminaron por los suelos, cuando normalmente los abandonos por este motivo no superan la media docena. Una carrera en mojado es distinta ya desde antes de darse la salida.
En primer lugar, hay una notable disminuci¨®n de la adherencia de la moto sobre el asfalto. Para compensarlo se montan unos neum¨¢ticos denominados de lluvia, que se diferencian de los habituales slicks -lisos, sin dibujo de ning¨²n tipo- por banda de rodadura estriada, para poder evacuar el agua (similar a la de los neum¨¢ticos normales). A la falta de agarre de la moto sobre el suelo se le une otro inconveniente: la inclinaci¨®n de la m¨¢quina en los virajes tambi¨¦n es menor ya que el flanco del neum¨¢tico, donde recae la mayor parte del peso durante el giro, carece de dibujo y por lo tanto no puede digerir el agua. Para agravar a¨²n m¨¢s las cosas, los discos de freno de fibra de carbono, que equipan la mayor¨ªa de motos punteras, sufren de una grave incompatibildad con la lluvia y deben ser sustituidos por otros de acero, menos eficaces.
El descenso de la temperatura ambiente -muy acusado ayer en Donington- y el aumento de la humedad atmosf¨¦rica tambi¨¦n inciden en el rendimiento de los motores, lo cual obliga a los ingenieros de cada equipo a buscar soluciones para paliarlo variando, entre otros par¨¢metros, el diagrama del encendido. Como la potencia no puede transmitirse a la rueda trasera con tanta brusquedad, los pilotos deben accionar el pu?o del gas con mucha mayor suavidad. Y la maneta del freno delantero exige sutilidad: las apuradas de frenada se convierten en una maniobra comprometida.
Por otro lado, la disminuci¨®n de la visibilidad tambi¨¦n cuenta. No es nada sencillo seguir muy de cerca una moto que va levantando una cortina de agua mientras rueda, y mucho menos cuando se va en grupo. Tambi¨¦n la visera del casco puede empa?arse con facilidad en algunos casos, y este no es un asunto que tenga f¨¢cil soluci¨®n en plena carrera. Los graves problemas sufridos por Dani Pedrosa, un piloto que odia la lluvia -"cuando no hay agua voy much¨ªsimo mejor", admite- le han llevado a cambiar de marca de casco, sustituyendo el Nolan que utilizaba habitualmente desde hac¨ªa bastantes a?os por un Arai.
Quiz¨¢s lo ¨²nico bueno que tenga la lluvia es que, como reza el adagio, cae igual para todos. Esto hace que las posibilidades de las motos menos potentes se nivelen con las punteras; v¨¦ase el caso de Kenny Roberts y la Suzuki, que no se hab¨ªan acercado a posiciones de podio desde varias temporadas atr¨¢s. Eso s¨ª, todo el mundo tiene una cosa muy clara: con el agua no se juega.
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