Cloaca de miseria
Hace unos d¨ªas Xavier Mas de Xax¨¤s public¨® en La Vanguardia el art¨ªculo 'Socav¨®n de humanidad', con el subt¨ªtulo 'La Plaza Reial, la m¨¢s elegante de Barcelona, sufre una situaci¨®n de creciente deterioro'. Era una denuncia de ese espeluznante deterioro, la acumulaci¨®n de basuras y delincuencia, el abandono insistente y premeditado, la grav¨ªsima incuria municipal. Los ejemplos referidos en el certero art¨ªculo eran escandalosos, escalofriantes, pero, a mi modo de ver, no alcanzaban la tragedia en todo su alcance, porque el autor se dejaba llevar por su excelente oficio literario y lograba un tono pintoresco, folcl¨®rico, casi un cuadro costumbrista divertido y coloreado. El tono literario y la buena educaci¨®n period¨ªstica del autor permitir¨¢ a alg¨²n lector interpretar ese "socav¨®n de humanidad" como un lugar simplemente curioso, escenario para un turismo igualmente pintoresco y deleznable. Creo que hay que evitar esa posible interpretaci¨®n y apoyar el texto de Mas de Xax¨¢s en lo que tiene de denuncia: no se trata s¨®lo de un socav¨®n de humanidad, sino de un alba?al de miseria, mierda y degradaci¨®n permanente, utilizado s¨®lo por un falso turismo asimismo miserable, sucio y degradado.
El intento de rehabilitaci¨®n de Ciutat Vella empez¨® cuando Joan Clos, el actual alcalde de Barcelona, era concejal del distrito. Le recuerdo inspeccionando hasta altas horas de la noche todos los rincones conflictivos, interviniendo en los problemas, inventando soluciones y controles. M¨¢s tarde empezaron las operaciones radicales, con inversiones potentes que apoyaban las transformaciones urbanas que han reanimado el Raval, Santa Caterina, la Ribera, pero que, inexplicablemente, han olvidado la zona de la plaza Reial y sus aleda?os, convertida en el vertedero de todos los detritos que ensucian el resto del distrito. (Desgraciadamente, la plaza Reial no es la ¨²nica: frente al Macba est¨¢n avanzando depauperaciones parecidas).
No s¨¦ si los concejales que han sucedido a Clos siguen observando y detectando los problemas del barrio. Pero dudo que hayan presenciado los que cotidianamente sufren los vecinos. No creo que se enteren, por ejemplo, del permanente asentamiento de dos o tres campamentos de tribus urbanas con perros, gatos, guitarras y cuchitriles, unos desarrapados llegados de no se qu¨¦ Europa que practican p¨²blicamente todos los actos dom¨¦sticos, desde la defecaci¨®n y el v¨®mito al coito, desde la borrachera a la droga, desde el tir¨®n y el bastonazo callejero hasta el canto chill¨®n a altas horas de la noche. Dudo que se enteren de los graves abusos del botell¨®n nocturno, sostenido por una mafia ilegal de vendedores de latas de cerveza a los que nadie reclama su adecuaci¨®n a las normas legales de la venta ambulante. Dudo que tengan conciencia del desorden y la ineficacia en la recogida de basura dom¨¦stica y comercial que provoca montones ingentes de porquer¨ªa podrida durante muchas horas, hasta obstruir totalmente el paso por las calles laterales. Dudo que conozcan a fondo la ineficacia de los sistemas generales de limpieza que requieren mayor densidad y continuidad. Dudo que hayan presenciado la acumulaci¨®n de una cuarentena de sin techo bajo los porches, con sus camastros, sus cajas de cart¨®n, sus papeles de peri¨®dico, sus defecaciones y su bodega de botellas de vino. Dudo que se hayan dado cuenta de la inutilidad de la amable gesti¨®n de unos guardias excesivamente respetuosos y bien educados cuando se acercan a reprimir cualquier acto escandaloso, abatidos por la insolencia de las tribus, los bango perros o los botelloneros. Dudo que se enteren que la gente que se traslad¨® a vivir o a trabajar a la plaza Reial -en la ¨¦poca que se anunci¨® su proceso de rehabilitaci¨®n- se est¨¢ marchando, incapaz de resistir tanta porquer¨ªa sin esperanza, abandonando el barrio a los okupas menos controlados, sin ninguna expectativa de rehabilitaci¨®n. Dudo si se enteran del juego de navajazos nocturnos en la calle de Escudellers. Lo dudo porque nuestras autoridades no act¨²an con medidas urgentes y no puedo imaginar que sea por desidia premeditada y por mala intenci¨®n. Debe ser por ignorancia supina, lo cual es una irresponsabilidad todav¨ªa m¨¢s grave.
La rehabilitaci¨®n del barrio empez¨® con entusiasmo cuando Maragall era alcalde y Clos teniente de alcalde. ?Qu¨¦ ha pasado despu¨¦s? ?Los sucesivos concejales se han olvidado de "la plaza m¨¢s elegante de Barcelona" como dec¨ªa Mas de Xax¨¢s? No creo que hayan decidido utilizar ese sector como una cloaca que recoja la escorrent¨ªa de la miseria de todo el distrito, para proteger as¨ª las calles y las plazas ocupadas por las entidades civiles y religiosas. ?Por qu¨¦ todas esas desgracias no ocurren en la plaza de la Catedral o en la plaza de Sant Jaume? Alguien debe explicarnos con urgencia cu¨¢l es la intenci¨®n del Ayuntamiento respecto a ese nauseabundo alba?al. Si no se explica y no se act¨²a inmediatamente, los ciudadanos que conocen y sufren el problema no podremos perdonar nunca ese abandono, y mucho menos en el momento en que tengamos que elegir nuevos ediles. ?Habr¨¢ que rebajarnos y reconocer que la pol¨ªtica proclamada honestamente por las izquierdas en favor de una tolerancia democr¨¢tica est¨¢ siendo un fracaso y que hay que pedir prestada a la derecha intolerante unos m¨¦todos que nos dan asco, pero que, por lo visto, no sabemos sustituir por una autoridad fuerte y democr¨¢tica? ?Habr¨¢ que pedir consejo a los alcaldes de Salamanca, Le¨®n o Valladolid, que, seg¨²n dicen, saben mantener el orden en sus centros hist¨®ricos?
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