Fronteras evanescentes

He aqu¨ª una pel¨ªcula que, cuando uno la est¨¢ viendo, repara de inmediato en que nunca antes le hab¨ªan ofrecido la posibilidad de ver en im¨¢genes un tema como el aqu¨ª tratado: c¨®mo es la vida en las difusas fronteras selv¨¢ticas que separan algunos pa¨ªses latinoamericanos, con sus guerrillas eternas, sus narcotraficantes y los soldados que supuestamente persiguen a unos y otros. El punto de arranque de este filme, un punto atrabiliario, casi siempre de interesante recorrido, aunque a la postre lastrado por un indisimulado cari?o por unos personajes cuyo machismo los hace estar a a?os luz de una sensibilidad contempor¨¢nea, no puede ser m¨¢s atractivo: la vida en paralelo de dos soldados, uno venezolano y otro colombiano.

Uno, el colombiano, es ¨ªntegro a carta cabal mientras el otro, un caraque?o p¨ªcaro, es m¨¢s listo que el hambre y poseedor de un innato sentido de la supervivencia: si hay que traficar, se trafica; si hay que mentir, se miente, y as¨ª sucesivamente. El destino, o m¨¢s bien los hados de la narraci¨®n, los van a vincular con lazos indestructibles. Ambos conocer¨¢n todas las circunstancias de la vida en esas dif¨ªciles tierras, ambos ser¨¢n tomados por quienes no son y ambos, en fin, se jugar¨¢n la vida en m¨¢s de una ocasi¨®n, hasta terminar constituyendo un verdadero bar¨®metro para medir algunos de los males que aquejan a pa¨ªses como la Venezuela o la Colombia que la narraci¨®n convierte en verdaderas protagonistas.

Tiene la pel¨ªcula un tono entre realista y aventurero que en ocasiones le va bien a lo que est¨¢ mostrando (su ritmo es siempre vertiginoso) pero en otras, sobre todo cuando se muestran secuencias de acci¨®n, hace que se resienta un tanto el inter¨¦s, probablemente por la impericia de la narradora. Pero lo m¨¢s criticable est¨¢ en el excesivo cari?o que el filme demuestra por sus dos protagonistas absolutos, a quienes concede mucho m¨¢s que lo que sin duda merecen.