El oficio de la reflexi¨®n
La figura del economista no es precisamente monol¨ªtica. Existe la figura del analista de laboratorio, integrado en departamentos de estudios de probada solvencia en el an¨¢lisis macroecon¨®mico; tambi¨¦n la del economista universitario, autor de papers que contribuyen a enredar la comprensi¨®n te¨®rica de las actividades econ¨®micas realmente existentes; o la del economista que construye decretos o leyes desde el Gobierno; por no mencionar la del economista de p¨¢gina de peri¨®dico, defensor a ultranza de causas que no necesitan defensa -la m¨¢s solicitada ¨²ltimamente es la causa del mercado- y, en fin, la del asalariado que trabaja para una empresa. Cada uno de ellos tiene enfoques diferentes sobre c¨®mo debe pontificar ante la sociedad que, por cierto, s¨®lo escucha con atenci¨®n cuando hablan de precios o de Bolsa.
Pero existe una especie que escasea: la del divulgador econ¨®mico, ese ensayista que merodea en torno a conceptos, problemas, esquemas o lugares comunes y los explica al tiempo que los subvierte. Abunda en la cultura econ¨®mica (si es que no se trata de un oximoron) anglosajona y requiere para su desarrollo de una gran dosis de escepticismo, af¨¢n pol¨¦mico, las gotas justas de humor, destreza para la claridad expositiva y voluntad inquebrantable de descender desde los grandes principios al examen de detalle y las consecuencias pr¨¢cticas. Juan Urrutia es uno de los escasos representantes de esa especie, valga esa cualidad para mucho o para poco; y desde luego lo demuestra en La mirada del economista.
El libro recoge diversos trabajos de Urrutia, excedente de actividades varias -la Universidad, el Gobierno vasco o del Consejo de Administraci¨®n del BBVA- quiz¨¢ con excepci¨®n de una, la lectura atenta de las entrel¨ªneas de la actualidad econ¨®mica. De esa lectura, Urrutia destila reflexiones que merecen ser tenidas en cuenta, dif¨ªciles de rebatir y, en todo caso, estimulantes para articular una posici¨®n cr¨ªtica ante la generalizaci¨®n de los desprop¨®sitos pol¨ªticos o econ¨®micos.
Del libro pueden destacarse dos ensayos breves. El primero es el que abre el texto y lleva por t¨ªtulo ?Puede el esp¨ªritu cr¨ªtico habitar en la Universidad de hoy? En ¨¦l, bajo la advocaci¨®n de Unamuno y Ortega, se desarrolla un breve lamento por la escasa disposici¨®n que existe en las c¨¢tedras para criticar algunos de los t¨®tem sociales, que el autor nombra como Estado, Monote¨ªsmo y Verdad. Un poco rancia, no obstante, parece la distinci¨®n entre el esp¨ªritu cr¨ªtico acompa?ado de proyectos constructivos que se atribuye a Ortega y el que se agota en el fuego de la indignaci¨®n que se cuelga de maestro bilba¨ªno del ensayo.
El segundo es El Estado y la met¨¢fora del Mercado. La esgrima de Urrutia parece ¨¢gil y brilla en su defensa argumental del Mercado vs. Estado. Sin embargo, quedan algunas dudas, seguramente derivadas de indeseables resabios holistas. Una de ellas es la de si existe alguna definici¨®n posmoderna de Mercado; y otra es la de si ese imaginario Mercado existe realmente en alg¨²n pa¨ªs o sociedad. Hay repuestas para todos los gustos... o perversiones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.