?D¨®nde est¨¢n los blancos?
Las nacionalizaciones de conveniencia multiplican el dominio africano en el fondo y el mediofondo
En la puerta de la sala de prensa del Mundial de Helsinki una estatua en bronce de un atleta corriendo en mitad de un prado recuerda a Lasse Viren, el fondista finland¨¦s h¨¦roe de los Juegos de M¨²nich y de Montreal. Cien metros m¨¢s all¨¢, ya en las puertas del estadio ol¨ªmpico de Helsinki, el de la inigualable torre blanca, el recinto construido en 1933 para los Juegos que nunca fueron de 1940, que finalmente, tras la Segunda Guerra Mundial, se celebraron en 1952, otra estatua en bronce, la de un corredor desnudo, recuerda a Paavo Nurmi, el no menos inolvidable finland¨¦s volador de los a?os 20. Reliquias de otros tiempos, de cuando Europa era el centro del mundo atl¨¦tico.
"?D¨®nde est¨¢n los blancos? ?D¨®nde est¨¢n los atletas blancos?", se preguntaba Viren hace unos d¨ªas en La Repubblica sin poder evitar en su pregunta un tono inequ¨ªvocamente racista. "Miras una carrera de fondo en cualquier mitin y s¨®lo hay negros corriendo por delante, y unos cuantos blancos detr¨¢s. Son carreras aburrid¨ªsimas, con liebres, son carreras que est¨¢n matando el atletismo. ?D¨®nde est¨¢n los blancos?", se quejaba en las pag¨ªnas del rotativo italiano.
Cuentan que el qatar¨ª Shaheen, antes el keniano Cherono, vive a cuerpo de rey
Los blancos no saben correr.
Cuentan las malas lenguas que el atleta qatar¨ª Sa?f Saaeed Shaheen, antes conocido como el keniano Stephen Cherono, vive a cuerpo de rey, que viaja en clase business, que tiene un sueldo vitalicio de 5.000 d¨®lares mensuales (4.058 euros), que si gana una medalla en el Mundial le dar¨¢n 250.000 d¨®lares m¨¢s (203.000 euros m¨¢s), que se concentra en Kenia en un hotel de cinco estrellas seis meses al a?o... Y a?aden que su caso ha generado un efecto llamada, y que desde que ¨¦l cambi¨® su pasaporte, hace un par de a?os, al menos unos 40 atletas kenianos m¨¢s, y algunos marroqu¨ªes y et¨ªopes tambi¨¦n, se han nacionalizado o en Qatar o en Bahrein, donde se construye el atletismo a golpe de pozo de petr¨®leo. Y esta emigraci¨®n en busca de dinero, y tambi¨¦n en busca de gloria -en Kenia hay tantos atletas que es una tarea casi imposible lograr ascender todos los escalones que llevan al equipo nacional-, ha alarmado al Occidente blanco -tambi¨¦n una regi¨®n importadora de atletas de otras regiones: magreb¨ªes en Francia, jamaicanos en el Reino Unido, cubanos en Espa?a-, que pena para lograr introducir a algunos de sus fondistas en las finales mundiales y ol¨ªmpicas.
As¨ª, aunque el l¨ªmite de participaci¨®n est¨¢ fijado en tres atletas por prueba y pa¨ªs, en la final de 3.000 metros obst¨¢culos, en la que el favorito es Shaheen, participar¨¢n seguramente seis kenianos, tres con la camiseta de su pa¨ªs de origen y otros tres con la de Qatar, con lo que eso significa para los sacrificados europeos, como el madrile?o Luismi Berlanas... En el 1.500 masculino, el favorito es un militar de Bahrein llamado Rashid Ramzi, que hasta hace unos a?os era marroqu¨ª y se llamaba Rashid Khoula. Y en el 1.500 femenino ganar¨¢ seguramente una atleta residente en la ciudad suziza de Lausana y que tambi¨¦n corre por Bahrein, llamada Mariam Yusuf Jamal, pero que antes respond¨ªa al nombre de Zenebech Tola, y ha nacido en Arsi (Etiop¨ªa), en el mismo pueblo que Haile Gebrselassie.
Cuentan tambi¨¦n que en Marraquesh, en el ¨²ltimo Mundial juvenil, el mejor de los kenianos, Wesley Cheruiyot, se fingi¨® enfermo para no participar en el 1.500. Segu¨ªa los consejos de un ex compatriota, Dennis Kipkurui, ahora con pasaporte de Bahrein, quien le dijo que con las nuevas normas de la Federaci¨®n Internacional (IAAF) si cambiaba de nacionalidad no podr¨ªa participar en tres a?os en un gran campeonato. El 1.500 de Marraquesh lo gan¨® Ali Belal Mansoor, quien antes, como keniano, se llamaba John Yego, y que participar¨¢ en el 1.500 de Helsinki pese a que la IAAF le investiga porque posiblemente falsific¨® su edad para participar en el Mundial juvenil.
Pero mientras Occidente se rompe las meninges para intentar frenar una tendencia al parecer interminable, el mejor freno a las nacionalizaciones de conveniencia puede llegar precisamente de los pa¨ªses de acogida. De sus leyes discriminatorias. La prensa del Golfo ar¨¢bigo public¨® ayer la noticia del esc¨¢ndalo que hab¨ªa producido en Bahrein que Mariam Jamal corriera con un top sin mangas, y ense?ando el ombligo, cuando gan¨® recientemente los 3.000 metros en el mitin de Oslo. "Es una indecencia", dijo el diputado legislativo Al Muhannadi. "No podemos permitir que el buen nombre de Bahrein sea manchado as¨ª".
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