El final de una carrera mete¨®rica
El teniente de Roquetas, que actuaba a menudo de paisano y sin galones, iba a ascender a capit¨¢n en unos meses
Pase lo que pase en los tribunales, casi todo el mundo da por sentado que la mete¨®rica carrera de Jos¨¦ Manuel R. en la Guardia Civil se ha truncado a sus 29 a?os. En unos meses le habr¨ªan ascendido a capit¨¢n y habr¨ªa cambiado Roquetas de Mar, donde el instituto armado se encarga de la seguridad de 71.000 habitantes que crecen hasta los 180.000 en temporada tur¨ªstica, por otro destino.
Pero el domingo 24 de julio, tras la feria del mediod¨ªa, muri¨® en el patio del cuartel un vecino de la localidad que entr¨® alterado por una disputa de tr¨¢fico. El teniente que pudo llegar a general emple¨® armas antirreglamentarias contra el agricultor grandull¨®n, que expir¨® despu¨¦s de permanecer boca abajo durante unos 20 minutos en el patio del cuartel y sufrir numerosos golpes. El teniente sostiene que intervino "para defender a su gente" de la reacci¨®n "fuera de s¨ª" de la v¨ªctima, a la que "directamente" no golpe¨® "ni una vez", seg¨²n fuentes pr¨®ximas al teniente, que se?alan que utiliz¨® una porra extensible y otra el¨¦ctrica con una intenci¨®n "intimidatoria", y alternando una y otra, "nunca simult¨¢neamente".
Algunos vecinos le califican de prepotente, un joven con un atrac¨®n de poder
Otro detenido asegura que el teniente le dio patadas y rodillazos en los test¨ªculos
Tras la muerte de Juan Mart¨ªnez Galdeano han emergido quejas -y alguna denuncia- por la conducta empleada por el teniente de la Guardia Civil, al que algunos vecinos dedican calificativos nada airosos. Juan Manuel San Mart¨ªn, que le denunci¨® el 25 de febrero pasado ante un juzgado de El Ejido por maltratar a su hijo durante una detenci¨®n, asegura que el oficial patrullaba por las calles de Roquetas de Mar vestido de paisano y haci¨¦ndose llamar Sebasti¨¢n.
D¨ªas despu¨¦s de la paliza, el teniente par¨® de nuevo a Juan Antonio San Mart¨ªn y a su padre en un control en carretera y les retuvo un tiempo, aunque sin violencia. "Mi hijo me explic¨® qui¨¦n era el famoso teniente y le llam¨¦ la atenci¨®n porque no llevaba las dos estrellas". Despu¨¦s de afearle que vistiese un uniforme raso, Juan Manuel San Mart¨ªn ironiz¨®: "Con lo que cuesta ganar una estrella". Seg¨²n su versi¨®n, su hijo se dirigi¨® a continuaci¨®n al oficial, al que llam¨® por su nombre de pila, Jos¨¦ Manuel, para pedirle que les dejara irse. La respuesta que mereci¨® fue fulminante: "Como me vuelvas a llamar as¨ª, te doy un pu?etazo".
Algunos vecinos, que le han tratado por sus negocios, describen al jefe del cuartel como un ser prepotente, como un joven con un atrac¨®n de poder que abusaba de la autoridad de los galones, dos estrellas de seis puntas que no siempre luc¨ªa. Pero las descalificaciones an¨®nimas son gratuitas y poco meritorias.
No todos se esconden. Juan Crist¨®bal Cabrera Mora, que permaneci¨® cerca de 48 horas en junio de 2004 entre el calabozo de la Polic¨ªa Local y un cuarto de la Guardia Civil, recibi¨® la visita en varias ocasiones del teniente Jos¨¦ Manuel R. y un guardia "m¨¢s bajito", ambos vestidos de paisano. Asegura que en distintos momentos le propinaron "patadas, golpes con la mano abierta en las orejas, rodillazos en los test¨ªculos y pu?etazos en el est¨®mago".
Pero no denunci¨®. Ni se lo recomend¨® el abogado que le atendi¨®, ni supo muy bien qu¨¦ hacer. "No es una situaci¨®n a la que est¨¦ uno acostumbrado, s¨®lo quer¨ªa pasarlo cuanto antes", se?ala un a?o despu¨¦s de lo ocurrido.
Para colmo, Cabrera, un instalador de cocinas y ba?os de 34 a?os que reside en Ja¨¦n pero que trabaja con frecuencia en la comarca del Poniente, fue condenado a indemnizar con unos 500 euros a un guardia del cuartel de Roquetas de Mar por lesiones y a un a?o de c¨¢rcel por un delito de resistencia a la autoridad. El agente denunci¨® que Cabrera le hab¨ªa pegado el 5 de junio de 2004 al tratar de detenerlo.
Su cu?ado, que le acompa?aba en el momento de la detenci¨®n, present¨® una denuncia ante el puesto de la Guardia Civil por la actitud "chulesca y agresiva" de los agentes, adem¨¢s de la "excesiva fuerza" empleada para reducir a Cabrera, que posee una ligera "minusval¨ªa en el hombro izquierdo". Por ¨²ltimo, dej¨® constancia de que no exist¨ªa ning¨²n motivo para el arresto ni para que los guardias les hubiesen obligado a parar la furgoneta cuando circulaban por la carretera de Alic¨²n.
Ahora que corren malos tiempos para el teniente tampoco resulta f¨¢cil que sus amigos le defiendan en p¨²blico, aunque en el tiempo que lleva en la localidad, alrededor de dos a?os, trab¨® un c¨ªrculo de amigos notable. Su esposa, de hecho, est¨¢ contratada en el Ayuntamiento de Roquetas dentro del programa Pleamar, dirigido a la inserci¨®n laboral de parados, aunque se encuentra en la actualidad de permiso de maternidad.
"Me parece muy profesional, con un car¨¢cter duro pero tambi¨¦n sociable; pr¨¢cticamente iba a todos los actos", se?alan fuentes municipales. Antonio Espinosa, que ha tenido contactos frecuentes con el teniente porque preside PM-40, una organizaci¨®n contratada por el Ayuntamiento para realizar controles ambientales en la zona rural, declara: "Siempre nos ha tratado con educaci¨®n y nos ha solucionado los problemas". Espinosa justifica que, dada la labor que desempe?a, "tiene que tener un poco de car¨¢cter".
Para el inspector de la Polic¨ªa Local y actual director de Protecci¨®n Civil de Roquetas, Rafael Montoya, se trata de un hombre "recto y en¨¦rgico". "Se les ha ido de las manos una situaci¨®n de falta de respeto y autoridad", opina. En ella, adem¨¢s, Jos¨¦ Manuel R. asumi¨® con claridad el mando. Al bajar de su domicilio orden¨® a sus subordinados que se apartasen y se emple¨® a fondo con las porras. Una orden que, como m¨ªnimo, le truncar¨¢ su mete¨®rica carrera.
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